A menudo utilizo apelativos como “icono”, “leyenda”, “mito” o incluso “monstruo” (en el buen sentido), para referirme a muchos de los artistas que revisito en mis artículos. En realidad no se me ocurre ninguno mejor, y cualquiera de ellos es perfectamente aplicable para definir a uno de los actores y directores de cine más importantes de los últimos cincuenta años, y que todavía nos deleita con su arte.
Hasta hace poco más de un par de décadas, había que tener cuidado de en qué círculos manifestabas tu admiración por Clint Eastwood. Debido al carácter expeditivo de algunos de los personajes que interpretaba como Harry, el Sucio, se tendía a etiquetar invariablemente al intérprete americano como “fascista”, y parecía que se miraba mal a las personas que disfrutábamos con sus películas. Después llegó Bird en 1988 y la cosa cambió: de repente, todo el mundo veía a Eastwood como un gran director al que pronto se tendió a comparar con el mismísimo John Huston. Desde entonces, su obra parece estar bastante mejor considerada y claramente revalorizada…
Curiosamente, los primeros papeles de Eastwood se dieron en películas de fantástico como Revenge of the Creature (1955, continuación de La mujer y el monstruo de dos años antes) o Tarántula (también 1955), género en el que el actor nunca repetiría, así como en algunos filmes bélicos como Zafarrancho de combate (1956) o La escuadrilla Lafayette (1958), siempre en intervenciones brevísimas. No sería hasta pasar una década luchando por encontrar su lugar en el 7º Arte que Clint aterrizaría en Italia para rodar a las órdenes de Sergio Leone tres títulos ya míticos del spaghetti western: Por un puñado de dólares (1964), La muerte tenía un precio (1965) y El bueno, el feo y el malo (1966). Esta trilogía le catapulta a la fama internacional y establece uno de sus más famosos estereotipos como pistolero duro e implacable del Oeste, uno de los géneros en el que más se prodigara en su carrera, pudiendo destacarse de este amplio catálogo vaquero Cometieron dos errores (1968), el musical La leyenda de la ciudad sin nombre (1969), Infierno de cobardes (1973), El fuera de la ley (1976), El jinete pálido (1985) o Sin perdón (1992).
Los 70 son casi indiscutiblemente la época más productiva de Eastwood en su vertiente interpretativa, y su carrera se amplía en películas básicamente de acción, tanto policiales (legando a la historia del cine su controvertido inspector Harry Callahan “el sucio”, que modelará a lo largo de cinco entregas), como de aventuras “modernas” (Ruta suicida, Licencia para matar, Duro de pelar y su continuación, La gran pelea…) También interviene en nuevas películas “de guerra” (El desafío de las águilas o la ya clásica Los violentos de Kelly) e incluso en títulos más inclasificables como El seductor, un melodrama bastante trágico a pesar de estar ambientado en la Guerra Civil Americana y disfrazado de western.
Paralelamente a su clara consolidación como actor a nivel mundial, comienza también una firme trayectoria como director que tardará en ser reconocida, como hemos visto. Su primer largometraje en este puesto es Escalofrío en la noche (1971), un thriller en el que interpreta a un disc-jockey radiofónico al que acosa una admiradora fanática y desquiciada que es para mí una de sus mejores películas (y que será revisitada en el futuro en infinidad de producciones similares como Atracción fatal). Otras de las primeras películas de Clint como director serán la ya citada Infierno de cobardes o Primavera en otoño (ambas del 73), que está también entre mis favoritas a pesar de no ser de las más conocidas, y en las que nuestro hombre explora el melodrama amoroso (que no “romántico”), dejando el protagonismo a un veterano William Holden y a una encantadora Kay Lenz.
Personalmente, considero los primeros 80 como una época de relativa “decadencia” artística de Clint Eastwood o, al menos, de tedioso estancamiento, siendo películas como Fuga de Alcatraz, Firefox o El sargento de hierro títulos muy comerciales que reinciden en las tramas y personajes más arquetípicos que el actor ha desarrollado en su reciente carrera.
En 1988, como ya se ha adelantado, llega Bird, un largometraje sobre la vida del saxofonista de jazz Charlie Parker que gana numerosos premios y rompe por fin los escrúpulos y prejuicios que la crítica siempre había tenido sobre Eastwood. Su carrera como director y como actor ha sido considerada con gran respeto desde entonces, y es prácticamente impecable, siendo difícil dar mayor relevancia a algún título sobre otro: Cazador blanco, corazón negro (1990), de nuevo una clara conexión con Huston, al estar basada la película en vivencias de este director, Sin perdón (1992), en la que muchos se empeñan a ver una especie de “redención” del clásico pistolero interpretado por el actor a lo largo de su carrera, Un mundo perfecto (1993), o las reputadas Los puentes de Madison (1995), y Mystic River (2003). Lamentablemente, algunas de las últimas obras de Clint han girado claramente hacia el melodrama comercial y políticamente correcto, y para mí fue todo un chasco la desagradable Million Dollar Baby por el mal gusto y el morbo fácil con los que el director trató el tema de la eutanasia. Fue mi primera gran decepción con este artista al que he admirado desde siempre, y a raíz de ello he reconsiderado y declinado el visionado de algunos de sus más recientes trabajos que creo que continúan en esta línea de “correcciones políticas” como El intercambio (2008) e Invictus (2009). Han sido las dos únicas películas de él como director que no he visto, y quizá en un momento más propicio me atreva por fin a abordarlas.
Mi último encuentro con Clint de momento ha sido Gran Torino (2009), en donde le vemos recuperar a su ya entrañable personaje de tipo duro, testarudo y cascarrabias pero de buen corazón (al fin y al cabo, una especie de Harry el Sucio jubilado) y en la cual su inmensa presencia constituye al menos el 75% del film.
No las he visto todas pero generalmente me ha gustado todo lo que ha ido haciendo este hombre, excepto los Puentes de Madison, que me niego a verla.
ResponderEliminarLa verdad es que tiene filmografía para aburrir.
"Los puentes de Madison" tampoco está entre mis favoritas de Clint...
ResponderEliminarLo de "aburrir" entiendo que lo dices en el buen sentido
"Un mundo perfecto" con Kevin Costner me parece deliciosamente dirigida...Lo mismo "Million Dollar Baby". Es que en mi caso, a Eastwood lo he descubierto ya en su etapa de director...Aunque en realidad, debo confesar que conozco poco de su filmografia.
ResponderEliminarBueno, yo lo conocí más o menos en ambas facetas, supongo que primero como actor, pero por muy poco tiempo de diferencia. Sobre "Million Dollar Baby" ya di mi opinión en el artículo. Yo ya estoy mayor para películas tan morbosas y me sientan mal.. :P
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