"Un hombre que limita sus intereses limita su vida" (Vincent Price)

domingo, 2 de mayo de 2010

Los cines de mi vida (II)

(Primera parte aquí)

Ocaso
Al terminar la primavera de 1989 llegó el primer golpe mortal a los cines de mi localidad: tras la proyección de Gorilas en la niebla, el Avenida colgaba su habitual cartel estival recordando que cerraba por vacaciones hasta septiembre. En realidad, este cierre resultó ser definitivo, y la sala jamás volvió a abrir, así que la película de Michael Apted acabó siendo la última que vi en este local, que había sido fundado en 1960 y deleitado al público, pues, durante casi tres décadas (en realidad permaneció cerrado algunos años en los 70).

Con bastante menos precisión he de atestiguar la clausura subsiguiente de otra sala cinematográfica: esta vez le había llegado el turno al Terraza Nit, y calculo que su final llegaría en los muy primeros 90. Recuerdo haber acudido a una especie de acto de despedida organizado por algunos cinéfilos en el que se exhibió material relacionado con la moribunda sala, de la que me guardé como souvenir una de las entradas que ese día se repartieron.

Con el comienzo de la última década del siglo XX había empezado a implantarse en la sociedad española una terrible casta de depredadores urbanos: los Especuladores. Conformada esta desdeñable estirpe por gente como políticos, constructores y banqueros, entre otras variantes, y siempre respaldada por la indolencia del populacho, tan insignes personajes se dedicarían durante los siguientes años y hasta nuestros días a dar rienda suelta a su codicia sin límites y a expropiar, demoler, explotar, destruir y edificar por donde les viniera en gana, lo que ha conducido con el paso del tiempo a buena parte de la triste crisis económica que atravesamos.

En nuestro pueblo (y supongo que en otros muchos), la especulación inmobiliaria terminó prácticamente con cualquier solar, huerto o terreno vacío que pudiese quedar, y después con cualquier edificio viejo, poco productivo o supuestamente innecesario. Esto acabó aquí no sólo con todos los cines clásicos, sino con otras construcciones emblemáticas que habían presenciado la vida de Puerto de Sagunto durante casi un siglo.

El antiguo cine parroquial de la Iglesia de Begoña, utilizado por el Oma en 1996-97
como Terraza Alameda, y por Alucine durante 1998 como Terraza de Verano. En la
actualidad hace las veces garaje

En 1995 el verdugo del celuloide apareció en busca del Parque Victoria. Este edificio, según me consta, databa de los años 30 y me contaron que fue en principio un local cerrado bautizado como Cine -o Teatro- Cendoya, hasta que una bomba durante la guerra destrozó su techumbre y fue reconvertido en terraza estival. La última película que vi sentado en sus incómodas sillas de madera fue Batman Forever, en agosto del citado año, un mes antes de que cerrara para siempre. Fue demolido en febrero del 97.

Como sustituto de esta sala al aire libre hermana del Oma, sus directivos alquilaron durante los dos veranos posteriores a su cierre un pequeño local al aire libre junto a la Iglesia de Begoña que había sido en tiempos un cine parroquial (y que contaba también con una sala cerrada), reabriéndose durante el tiempo acotado con el nombre de Terraza Alameda hasta que, en 1997, le llegó la muerte al propio Oma, el último Cine de Puerto de Sagunto. “Cine” con mayúsculas, porque los que se hacían antes eran verdaderos palacios dedicados al 7º Arte; impresionantes templos consagrados a esta liturgia que es admirar películas, ya prácticamente extintos en la actualidad, y totalmente alejados del concepto de multisalas-franquicia frías y deshumanizadas que han surgido en torno a la capital de nuestra provincia en los últimos años cual hierbajos en un huerto.
 
Salas Alucine, fundadas en 1998. Presente, y esperemos que futuro del cine
local en Puerto de Sagunto.

El Cine Oma anunció su cierre en tres ocasiones, alargándose en dos de ellas su agonía por “petición popular”. En la primera ocasión, en mayo, fue con La sombra del diablo. La película me pareció una digna despedida de aquel local que había frecuentado durante dos décadas. Posteriormente, volvió a abrirse de nuevo en otoño, siendo Air Force One -casualmente también con Harrison Ford-, la última película que vería en su veterana pantalla (y que ya no me pareció tan digna como la anterior). El   14 de diciembre del 97  -si no me equivoco-, tras la proyección de In & Out, la sala apagaba sus máquinas por última vez, y poco después era derribada sin misericordia… Había entretenido al pueblo durante cerca de cuarenta años.

Una nueva época
Mientras llegaba la “muerte anunciada” del Cine Oma, una noticia feliz paliaba en parte el dolor que sentíamos los cinéfilos locales tras haber perdido todas las salas cinematográficas de la ciudad: se estaba edificando un nuevo cine que se inauguraría el 10 de enero.

Aunque con un nombre y un logotipo poco originales, el nuevo complejo Alucine fue recibido en la localidad con gran interés: de repente pasábamos a tener 7 pequeñas salas con sus correspondientes películas disponibles, y la posibilidad de ir a ellas cualquier día de la semana. También en España se habían empezado a estrenar las películas en todos los cines a la vez, nada de tener que esperar semanas como antes. (Titanic fue sin duda el gran éxito inicial de la nueva empresa, aunque la primera película que yo vi en ella fue El mañana nunca muere.)

El antiguo Cine Victoria, hoy día Casa de la Cultura de Puerto de Sagunto. Por fortuna, el "progreso" no lo devora todo, los políticos locales respetan algunos edificios insignes y hasta hay cosas que no cambian (¡veánse los carteles del Horno del Progreso y de la Pastelería La Dulce Alianza!)

Las cosas fueron bien durante los primeros años de Alucine, pero no tardaron en aparecerle enemigos: el primero y más poderoso fueron los monstruosos complejos cinematográficos que han ido surgiendo alrededor de Valencia durante la pasada década y que han acabado con casi todos los cine clásicos de la capital y prácticamente de la provincia. Espacios clonados sin personalidad ni calor que se escudan en el gigantesco tamaño de sus pantallas o de sus salas (sus precios tampoco son pequeños) para ofrecer a una clientela poco selectiva los blockbusters del momento (irónicamente, muchas de estas personas igual corren a ver el éxito del momento a una de estas macro-salas, que se descargan un screener y lo ven en la pantalla  de su ordenador, o se esperan a que las películas salgan en DVD.)

El segundo antagonista del cine local fue la ignorancia o la simple desidia de la gente que, no apreciando lo que es en realidad el Cine, se conforma con ver películas alquiladas en vídeo-club o bajadas de internet “cómodamente” sentada en el salón de su casa. No estoy ni mucho menos en contra de esta práctica, pero pienso que debe estar siempre supeditada al verdadero cine y ser un complemento a este. Todavía sigo considerando que hay películas que pierden todo su sentido una vez han pasado de una pantalla cinematográfica a una televisiva (¡por grande que sea!). Esto se me hace especialmente patente con obras muy espectaculares, sobre todo fantásticas y de aventuras, o con grandes paisajes o batallas como, pongamos por caso un ejemplo de rabiosa actualidad: la mismísima Avatar.

El Parque Oma, ya largo tiempo en desuso cuando se realizó la fotografía de la izquierda. El supermercado que ocupa su lugar hoy en día incluso aprovechó sus paredes. Por cierto: ¡fijaos en lo que crece una palmera en veinte años!

La pantalla del Parque Oma vista desde casa de mis abuelos.
Por aquella época, el local ya estaba invadido por la maleza.
El tercer y creo que último enemigo contra la subsistencia de nuestros Alucine radica en su misma gestión: probablemente sus gerentes se hallen en una terrible encrucijada o en un círculo vicioso intentando combatir a los mordaces antagonistas que hemos visto en los párrafos anteriores, pero esto quizá no justifique la dejadez con la que están tratando su complejo en los últimos años: los siete días de proyección pasaron con el tiempo a ser seis, hace unos pocos años cinco, y desde el mes pasado parece que cuatro, ofreciendo al espectador cada vez menos servicios. Su horario y programación resultan a veces un tanto caóticos y difíciles de prever. Su criterio a la hora de elegir películas, tan discutible como comprensible. Y, finalmente, el estado de sus pantallas es un tanto lamentable y la mayoría de ellas exhiben manchas de líquidos y otras cosas que algún desalmado espectador ha arrojado contra ellas. Conste que, a pesar de lo que pueda parecer, soy visitante asiduo del local y lo defiendo en la medida de lo posible, pero lo que es criticable, es criticable.

No sé cuál será el futuro del cine local en este pueblo (ni del cine en general), pero me es fácil –y lógico– dejarme llevar por el pesimismo. Yo espero que nuestra última sala logre sobrevivir y que el espectador de esta ciudad se conciencie y le preste su apoyo pese a las muchas trabas que el local ofrece. Me da igual los miles de cines que pueda tener en la capital: no concibo mi pueblo sin los suyos propios. Siempre los ha habido y no me ha hecho falta desplazarme varios kilómetros para ir a ver una película. Una ciudad sin cine es una ciudad sin cultura: un cementerio. Roguemos a los Dioses del Celuloide porque nos conserven el que nos queda mucho tiempo, a pesar de las nefastas apariencias y todavía peores expectativas…
 
Edificio del Cine Olimpia, hoy día un taller mecánico.

Más cines
Puesto que este artículo intenta rendir tributo a los cines que ha habido en mi localidad, y aunque no pretendo hacer dicho homenaje interminable, no puedo acabarlo sin mencionar aunque sea brevemente otras salas que bien no llegué a conocer abiertas, o simplemente frecuenté menos que las que he enumerado hasta aquí. Se trata de:
-Cine Moderno: a pesar de su nombre, nos encontramos con una de las primeras salas inauguradas en Puerto de Sagunto. Estuvo situado en la actual Avenida Mediterráneo, y comenzó su actividad a a finales de la segunda década del siglo XX.
-Cine Victoria: parece ser que estamos ante el local cinematográfico más antiguo de la localidad (data de 1921), aunque algunas fuentes apuntan a un misterioso cine anterior a él y en la misma calle. A finales de los 70 ya era un local vetusto y polvoriento que había cerrado sus puertas años atrás, pero recuerdo que seguía anunciando en su fachada las películas del Oma (que pertenecía al mismo propietario, Ciríaco Omarrementería, fundador de la mayoría de cines del Puerto). Por suerte, los días de esta sala no habían acabado: el Ayuntamiento adquirió el edificio para convertirlo en Casa de la Cultura en 1986, y durante los años inmediatos tuvimos el lujazo de compartir programación con la mismísima Filmoteca de Valencia y así, se proyectaron aquí interesantísimos ciclos de Stanley Kubrick, Woody Allen, Charles Chaplin y otro clásicos. Lamentablemente, y es fácil presumir que por diferencias políticas, la asociación con la Filmoteca terminó y no se han vuelto a proyectar películas en la Casa de la Cultura, aunque por fortuna aún sigue abierta y ha albergado la Biblioteca Municipal (actualmente trasladada), exposiciones, actos falleros y, sobre todo, obras de teatro. Algo es algo…

A la izquierda, el Cine Casablanca, hoy día también "consumido" por una de las
cadenas de supermercados habituales. A la derecha, el edificio de la Lira Saguntina
o Musical, que antiguamente albergó la sala de cine conocida con este último nombre.

-Cine Olimpia: de este negocio sólo he conocido su edificio, que es desde hace muchos años un taller mecánico. Se acabó de construir en 1930, y es de suponer que cerró antes de mi nacimiento.
-Cine San Pedro: otro local de exhibición que nació por iniciativa de un clérigo –el encargado de la iglesia del mismo nombre– y cuya breve existencia podemos situar en la década de los 50. Se trataba de una sala de pequeñas dimensiones con una programación juvenil similar a la del Cine del Padre Jaime. Las ganancias del local, al parecer, ayudaron a construir el edificio eclesiástico que tenía al lado, y que por supuesto sigue en pie. El propio recinto del cine lo ocupa hoy día una vivienda, desde cuya parte superior se proyectaba al Terraza Nit, sala hermana del San Pedro.
-Parque Oma: fue la alternativa estival al cine del mismo nombre en épocas pretéritas, y tampoco lo llegué a ver abierto. Curiosamente, la pantalla se veía perfectamente desde la casa de mis abuelos, así que me hubiera ahorrado muchas entradas de haberlo conocido en activo.
-Parque Avenida: parece que en tiempos era prácticamente norma que todo local de proyección tuviera su homólogo al aire libre para épocas calurosas. Éste estuvo situado a la derecha del cine de idéntica denominación, aunque jamás lo conocí, ni en funcionamiento ni siquiera edificado. Su breve andadura debió de tener lugar, pues, en los 60.
-Parque Begoña: los documentos a los que he tenido acceso resultan un tanto confusos e identifican a esta terraza veraniega con el Parque Victoria, con lo que cabe la posibilidad de que le antecediera en el mismo edificio y con distinto nombre. También es concebible que se trate del ya mencionado Salón Parroquial perteneciente a la Iglesia de Begoña.
 
El Cine Capitol, último en cerrar en el casco antiguo de Sagunto, actualmente en "animación suspendida" y esperando un futuro incierto. En su cartelera permanece el clásico cartel de las vacaciones estivales, que en este caso se han convertido en indefinidas.

-En Sagunto he conocido cuatro cines: el Cine Musical estaba ubicado en el edificio de la Lira Saguntina o “Musical”, pero ya había cerrado cuando la finca fue reformada en los primeros 90. Aunque lo conocí en activo, fue el único de estos cuatro locales del casco antiguo que jamás visité.
Al Casablanca recuerdo haber ido en un par de ocasiones: en la primera me desplacé con mi padre en su viejo Vespino para ver Mazinger Z, el robot de las estrellas y Juego con la muerte, calculo que sobre el año 80. La segunda visita fue para ver Rambo, en 1984 u 85, y creo que el cine cerró poco después. En la actualidad, su planta inferior (el cine estaba en el primer piso, y abajo había una sala de fiestas) alberga el ya tópico supermercado.
Al Cine Marvi acudí bastantes más veces, siendo la última que me viene a la memoria para ver Sleepers hacia el año 1996-97. Abrió sus puertas en 1949 y las cerró en 1998, y hoy en día ha sido sustituido por una finca. De él recuerdo especialmente la suntuosa decoración del techo, que me recordaba a una de esas viejas óperas de décadas atrás, y el curioso hecho de que había un gato que parecía compartir la afición al 7º Arte con los espectadores.
El Capitol –del que también fui cliente con cierta regularidad– es el cine más antiguo de Sagunto que queda en pie (fundado en 1935), y también el que más ha durado: remodelado en los 80 para pasar a tener dos salas, fue comprado –o alquilado– por la gerencia de los Alucine, logrando sobrevivir a duras penas durante algunos años en la capital del Camp de Morvedre, sobre todo gracias a la ayuda del Ayuntamiento. Cerrado desde hace dos o tres temporadas, su futuro es incierto en estos momentos, aunque parece que se ha erigido en su defensa un colectivo con el fin de recuperarlo (no sabemos si para proyectar películas o para actos falleros y diversos). Esperemos que tengan suerte…
Por último, recientemente han habido algunos locales en la urbe de los que he sabido por terceros y que son el Cine Centro Católico, al parecer otro cine parroquial que dependía de la Iglesia de Santa María y que estuvo situado junto a esta en los años 60, el llamado Cine Sagunto que, datando de 1912, compartía un antiguo edificio religioso con otras dependencias del ayuntamiento y estaba ubicado en la céntrica "glorieta" de la localidad (fue derruido en 1933), el Cine Romeu, de 1910, casi con total certeza la primera sala de proyección de la comarca, sita en la calle Los Huertos, el Cine Ortiz (1932-39), el Cine Cortijo, y las terrazas de verano Cine Pompeya, el Pouet y el Saguntino (en realidad, el antiguo Campo de Fútbol de Romeu).

* Dos enlaces de posible interés aparecidos en el periódico local "El Económico". Basta con que introduzcáis en su buscador el nº de edición o la palabra "Cine Avenida" para que os aparezcan: http://eleconomico.es/hemeroteca/:
-Artículo conmemorando los 10 años del cierre Cine Oma (Edición nº 557, 10 de Junio de 2008, página 4)
-Artículo conmemorando el 50 aniversario de la inauguración del Cine Avenida (Edición nº 613, 26 de Febrero de 2010, página 10)

(Las imágenes que acompañan al texto fueron tomadas principalmente por mí. Algunas fotografías adicionales son de Chema Lorente y Enrique Blasco. Si nos las quitáis sin permiso os mandaremos a nuestro amigo Nosferatu.
Aunque este artículo ha sido confeccionado principalmente con mis recuerdos y vivencias personales, me han ayudado a complementarlo los artículos de Emilio Llueca, Fernando Pinilla e I.M. Zapata aparecidos  en la publicación local "El Económico" en 1995, 1999 y 2010, respectivamente.

Agradeceré cualquier dato que se me pueda suministrar con respecto a fechas de apertura y cierre de los cines que menciono y cualquier curiosidad que me quieran enviar quienes tuvieron la suerte de conocer más salas que yo.)

2 comentarios:

  1. (Como, debido a problemas técnicos, he tenido que volver a subir este artículo, reproduzco a continuación los comentarios que tenía, en dos bloques, para que no se pierdan):

    7 comentarios:

    KUCHO 4 de mayo de 2010 00:28
    Fantástico dosier sobre sus cines, me ha transportado a otra época no muy lejos de la suya en la que el ambientillo cinematográfico compartía con el ambientillo musical y la cultura formaba parte del dia a dia de mi juventud, igual que ahora!!

    Lord Ruthwen 4 de mayo de 2010 01:18
    ¡Muchas gracias!

    Giorgio 5 de mayo de 2010 16:49
    El artículo genial.

    Pero no entiendo del todo el problema con los multicines de nueva creación. Desde que abrieron Kinepolis soy asiduo, la salas son grandes, las butacas también y encima siempre puedes elegir película si no tienes claro que ver, y tengo parking de sobra gratuito, porque cuando terminan las peliculas por la noche no hay transporte público. Del precio no hablamos porque el cine es más caro en Madrid, y ademas hay cines de los viejos funcionando a todo trapo.

    Que estas salas han matado al cine de antes, si, pero no es un problema del cine, es un problema cultural, de hábitos de la gente, y de oferta y demanda.

    Por otro lado ahora se estrenan tantas películas al mes que si sólo existieran "monocines" no se podrían estrenar todas en un año. ¿Que pasa si tienes una sola sala y la película que decides poner durante un mes es un truño? Pues que el dueño del cine ni tiene ni para pagar la luz ese mes.

    Y no todo el mundo que va a esas salas se baja los screener (esto si es un cancer audiovisual). Estoy deacuerdo contigo en que "me gusta el cine" y "veo screener" no pueden ir en la misma frase.

    Lord Ruthwen 5 de mayo de 2010 22:07
    Bueno, a mí no me gustan, pero eres libre de disfrutarlas. Eso sí, no digas que "hay cine de los viejos funcionando", porque los nuevos complejos han acabado con ellos -al menos en Valencia-.
    Efectivamente: es un problema cultural, como tu dices. Está claro que el cine tiene que adaptarse a los tiempos y cambiar, pero quizá no de una manera tan drástica que obligue a cerrar casi todas las salas de una provincia.
    También estoy generalizando y no digo que todas las personas que van a macro-salas se bajen screeners o no aprecien el cine...

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  2. (2 bloque de comentarios recuperados):


    Murbiter 25 de enero de 2012 01:45
    Sobre el cine Centro y el Casablanca de Sagunto tengo dos recuerdos sobre sus últimos días: Sobre el 80-82, mi padre y un grupo de amigos se quedaron temporalmente en alquiler el cine centro, ponían películas baratas y los hijos entrabamos gratis. Recuerdo haber visto series Z diversas, como casi todas las de la saga de Godzilla, Bud Spencer y Terence Hill entre otras. Tambien recuerdo la última vez que el Casablanca se abrió al público, fué sobre el año 90, para el estreno de la obra teatral "makinavaja el último choriso" con Ferrán Rañé, la sala llevaba años cerrada y la abrieron a propósito para la representación. Por cierto, fuimos tantos los asistentes que dejaron entrar gratis a todos los que nos quedamos sin localidades y es que había más gente sentada en el suelo y en los pasillos que en las butacas. Lo más alucinante es que tengo motivos para pensar que esta sala y posiblemente la del cine centro tambien, son salas fantasmas. en el caso del Casablanca simplemente se tapió y el cine con su pantalla y butacas sigue dentro...¿con sus fantasmas?, je, je. El cine centro sigue siendo el local parroquial de Santa María y creo que aun funciona como teatro para representaciones infantiles y presentaciones falleras

    Lord Ruthwen 25 de enero de 2012 11:46
    Que triste que hayan tenido que acabar así. Claro, porque el Casablanca era el piso de arriba, ¿verdad? El supermercado está abajo. Molaría poder ir a verlo...

    Murbiter 25 de enero de 2012 15:43
    Efectivamente, el cine estaba en el piso de arriba, la planta de abajo era la sala Casablanca, salón de baile y posteriormente discoteca, en la cual actuaron grandes estrellas de la época como el Dúo Dinámico en su paso por el pueblo. Si, molaría poder entrar. En el caso del Casablanca lo dudo, porque la puerta de acceso que daba directamente a la calle creo que está tapiada y ni siquiera cabe la posibilidad de que alguien te lo abra, pero si vienes alguna tarde a Sagunto podíamos acercarnos al centro a ver si aun está la sala. El "nuevo" Capitol, que en su día fue el cine más moderno de la comarca duerme el sueño de los justos.

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