"Un hombre que limita sus intereses limita su vida" (Vincent Price)

sábado, 12 de marzo de 2011

30 años de “En busca del Arca Perdida”

Este año 2011 se cumplen nada menos que tres décadas del nacimiento de uno de los grandes mitos cinematográficos de mi vida: exactamente el 12 de junio de 1981 se estrenaba en EE.UU. Raiders of the Lost Ark que, aunque literalmente se traduciría algo así como  “Los saqueadores del Arca Perdida”, en nuestro país pasaría a la historia como En busca del Arca Perdida, largometraje con el que conoceríamos el mito del Indiana Jones, aventurero, arqueólogo y playboy cuyo origen podemos rastrear en los viejos seriales cinematográficos de los años 30 y 40, pero también en la saga de de James Bond y en títulos clásicos como El secreto de los incas, El tigre de Esnapur, La tumba india, El tesoro de Sierra Madre y tantos otros filmes legendarios de aventuras.

La película, dirigida por Steven Spielberg, un joven cineasta que ya había llamado bastante la atención con algunos de sus trabajos anteriores como Tiburón o Encuentros en la tercera Fase sobre una idea de su amigo George Lucas, el gurú de la saga de La guerra de las galaxias, se estrenó en nuestro país un poquito más tarde: los enamorados que estuviesen celebrando el 14 de febrero de 1982 tenían la opción de hacerlo aquí asistiendo a la premiere del film. En mi caso concreto, todavía tendría que esperar algún tiempo antes de poder disfrutar de las hazañas del héroe del látigo….

La primera vez que oí hablar de En busca del Arca Perdida fue a través de un compañero de clase, que me informó de su existencia y del tremendo éxito que estaba teniendo en los Estados Unidos. Una vez llegó a España, sabía que tendría que esperar varios meses antes de que el film cubriera la pequeña distancia de 25 kms que había entre mi pueblo y la capital de mi provincia, Valencia… En aquellos tiempos, los estrenos no eran simultáneos en todo el territorio nacional, como ahora, y en los cines de pueblos y ciudades pequeñas, las películas de actualidad podían tardar meses e incluso más de un año en llegar. (Y, por otro lado, yo era demasiado joven para pensar en trasladarme para verla).

Mientras tanto, iba siguiendo la trayectoria del film en periódicos provinciales como la desaparecida Hoja del lunes, que anunciaba semana tras semana la triunfante proyección de este. En la capital del Turia, el largometraje aguantó más de un año, un record por desgracia impensable hoy en día en una sala cinematográfica. (Se exhibió, entre otros, y si no me falla la memoria, en el Cine Serrano.)

En busca del Arca Perdida trajo para mí una dificultad extra: la esperada llegada a mi localidad se produjo en verano. Aquellas fechas yo siempre las pasaba en un pueblecito de Castellón, y lo que más me molestaba de dicha estancia estival era precisamente que se estrenaran en mi ciudad películas en las que estaba interesado y el hecho me pasara desapercibido. Sobra decir que esto es lo que ocurrió con la primera entrega de Indiana Jones, que se proyectó en mi pueblo en el desaparecido Parque Victoria, creo que incluso durante más días de lo que solía ser normal. Me tocó esperar varios meses a que el film volviera a visitar mi localidad, y esta vez fue ya en el también añorado Cine Avenida donde, hacia finales del 82 o quizá principios del 83, pude por fin ver la película de Steven Spielberg.

Basta con cerrar los ojos o ser estadounidense
para que la Ira de Dios no te afecte...
Sería la única vez en mi vida que la disfrutaría en pantalla grande, pero como ya he adelantado, pronto se convirtió en uno de mis filmes fetiches. De niño, mi sueño era ser arqueólogo o paleontólogo. Siempre me encantaron las ruinas, los castillos y los edificios antiguos, así que era difícil que no acabara fascinado por los decorados, los efectos, los personajes y la trepidante acción de la película... Resulta curioso que no sienta especial simpatía ni por George Lucas ni por Steven Spielberg a pesar de que otro de mis grandes mitos fílmicos sea precisamente la saga de La guerra de las galaxias. Otro cantar es Harrison Ford, actor que, después de estos tres títulos, y los posteriores El retorno del Jedi y Blade Runner se convirtió en uno de mis predilectos de por vida y por el que siento un gran cariño desde entonces a pesar de su irregular filmografía (Véase mi homenaje).

En busca del Arca Perdida (Steven Spielberg, 1981)
Me parece destacable: Todo. Como ya he dicho, esta es una de mis grandes películas favoritas. Me resulta difícil encontrarle defectos importantes.
Me sobra: Nada. ¿He dicho ya que es una película que me encanta?
Un plano: Indiana Jones y sus compañeros abriendo el acceso al Pozo de las Ánimas con sus siluetas destacadas contra el cielo nocturno, plagado de relámpagos, y con la sugerente música de John Williams sonando.
Una secuencia: La persecución del camión que lleva el Arca, con todos sus guiños a tantos clásicos del western…

No guardo demasiados recuerdos de aquel primer visionado de En busca del Arca Perdida, pero sí los tengo bastante más concretos de los de sus respectivas continuaciones. Cuando llegó por fin la secuela/precuela, Indiana Jones y el templo maldito (Indiana Jones and the Temple of Doom) yo ya estaba un poco más crecidito, y aunque todavía me resultaba difícil trasladarme a la capital para asistir a estrenos cinematográficos, sí que acudí a la primerísima sesión local del film: aquel viernes por la tarde me “pelé” las clases del instituto para poder llegar puntual nada más abriera el cine, en este caso mi queridísimo Oma, que por entonces empezaba a proyectar sobre las 17:30 horas más o menos. Tuve que estar deambulando por el pueblo varias horas hasta que llegó el momento, puesto que tenía que mantener la farsa de que estaba en clase. La película que precedía a la nueva entrega del arqueólogo hacía honor a los muchas veces inverosímiles programas dobles que las salas de aquel entonces ofrecían: se trataba de Héctor, el estigma del miedo (Carlos Pérez Ferré, 1982) una cinta que en su momento me aburrió y hasta desagradó, pero que me interesó mucho más cuando la volví a ver años después en televisión (curiosamente, me viene a la memoria el insólito detalle de que se estrenó en valenciano en los cines).

Mola Ram mola
Del famoso templo maldito recuerdo que quizá me resultara algo rara. La atmósfera del film era angustiosa y siniestra, adentrándose claramente en el terreno del cine de terror constantemente. El tono contrastaba bastante con la más soleada y abierta En busca del Arca Perdida. Me chocaron, por el contrario, los continuos gags cómicos que parecían querer compensar la tensión de la cinta y que, para mí, no hacían más que estropearla. Aún así, la disfruté lo suficiente como para volverla a ver con mis amigos dos días después, teniendo que “tragarme” otra vez a Ovidi Monitor y a su Héctor. Con el tiempo he ido apreciando más esta película, y su ambientación en la exótica, fascinante y legendaria India me remite a algunos de mis filmes de aventuras favoritos como la ya citada doble película de Fritz Lang El tigre de Esnapur / La tumba india.

Indiana Jones y el Templo Maldito (Steven Spielberg, 1984)
Me parece destacable: Mola Ram, uno de los más carismáticos villanos de la saga. Una de las bandas sonoras más inspiradas del otras veces repetitivo John Williams.
Me sobra: La mayoría de gags cómicos. Rompen el tono más serio y dramático que yo espero del film, basándose en su antecesor.
Un plano: Indiana Jones y Tapón, de noche, en la aldea hindú, cuando le está contando todo aquello de “fortuna y gloria” y vemos pasar un cometa.
Una secuencia: La del puente al final de la película, aunque también me gusta mucho la de la primera vez que vemos el ritual thuggee.

Había dicho George Lucas, tras el estreno de la primera parte de la saga, que las posteriores películas de Indiana Jones serían aventuras independientes sin ninguna referencia a las demás. (De hecho, la segunda entrega incluso sucedía un año antes en el tiempo que la primera, y no tenía más guiño explícito a su antecesora que cuando Indiana se enfrenta a dos espadachines y se dispone a sacar su revolver… para descubrir que lo ha perdido.) Pero la atmósfera decididamente macabra de Indiana Jones y el Templo Maldito había levantado protestas en algunos países conservadores como Inglaterra, donde el film no había sido tolerado a todos los públicos. Seguramente este chasco hizo replantearse a Lucas y a Spielberg la idea original sobre la saga y así, para su tercera parte, decidieron muy al contrario ofrecernos numerosos referencias y revisitaciones a la primera parte: los malos volvían a ser los nazis, aparecía una referencia al Arca Perdida, y hasta se recuperaban dos personajes de la película original: Marcus Brody y Sallah. Si uno se pone muy quisquilloso, puede en parte considerar Indiana Jones y la última cruzada  hasta una especie de remake o pseudo-calco de aquella.

El gran acierto de esta tercera parte fue sin duda la incorporación del entonces exitoso y muy comercial Sean Connery como progenitor del aventurero: las peripecias de la pareja a lo largo del film y la “química” entre los dos actores parecen ser el punto fuerte que los fans citan para destacar esta película. Personalmente, y supongo que para decepción de muchos, me parece la más flojita de la saga –dentro de que me encantan todas– y la razón principal es el exceso de gags cómicos, que para mí saturan y desvirtúan el largometraje reiteradamente y que en ocasiones llegan a sobrepasar el ridículo. El esperado clímax final, con las risibles pruebas de Dios y la excusa del limitado uso del Grial, la siempre simplista e ingenua moralidad de Spielberg al hacer desaparecer a la protagonista femenina por su ética dudosa (haría lo mismo con el amigo de Indy en la cuarta parte), así como la aparición de popularísimos monumentos como la mismísima Petra haciendo las veces de un desconocido e ignoto templo, tampoco me parecen decisiones acertadas. Para colmo, los personajes antes citados, Sallah y Marcus, que en En busca del Arca Perdida mantienen un tono serio y dramático, hacen aquí las veces de comparsa cómica, aportando un humor algo hastiante para mi gusto.

Por cierto: esta vez por fin vi la película el día del estreno nacional, en su primera sesión, un 1 de septiembre de 1989 en el también desaparecido Cine Gran Vía de Valencia y, si la anterior la había devorado dos veces en una misma semana, con esta nos quedamos a ¡dos sesiones seguidas! (por el precio de una, claro)…

Elsa Schneider: la mala más buena
Indiana Jones y el la última cruzada (Steven Spielberg, 1989)
Me parece destacable: Es la película de la saga que menos me gusta, como ya he dejado claro. Por destacar algo, mi “chica Jones” favorita: Elsa Schneider, la perfecta comparsa femenina para nuestro aventurero. Valiente, decidida, manipuladora, ambiciosa y a la altura de nuestro hombre. Lástima que la carrera de la bella irlandesa Alison Doody no consiguiera despegar.
Me sobran: Demasiados, demasiados, demasiados gags cómicos. Para mi gusto destrozan la película. La escena del Messerschmitt sigue traumatizándome después de tantos años. Las lamentables “pruebas de Dios” del final, con el héroe jugando al chambori. Que Spielberg no se currara un Templo del Grial y nos intentara vender como tal un conocidísimo monumento histórico. El estúpido moralismo del director, que hace que en todas las películas de Indiana Jones hayan de sucumbir todos aquellos que no son íntegros héroes estadounidenses (con la excepción de Tapón).
Un plano: La elipsis entre la escena en que el tipo que le regala el sombrero al joven Indy se lo pone, y aquella en la que aparece Harrison Ford.
Una secuencia: supongo que la persecución del tanque, aunque sea por su similitud con la del camión de En busca del Arca Perdida y, sí, a pesar de los pesados gags humorísticos.

Llegamos ahora a un punto polémico… la cuarta película de Indiana Jones. Durante muchos años, todos aguardamos cada vez con menos esperanza que nuestro aventurero favorito protagonizara un nuevo episodio. Llegado un momento, incluso yo mismo acabé siendo partidario de que no se hiciera, pues consideraba que Harrison Ford estaba ya demasiado mayor para encarnar al héroe. Pero, finalmente, Lucas y Spielberg acabaron presentándonos la esperada tercera secuela: el 22 de mayo de 2008 se estrenaba Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal, una cinta que daría mucho que hablar y que, al parecer, ha dividido las opiniones tanto de viejos como de nuevos fans. Ahí va la mía, puesto que al fin y al cabo este es mi blog y nadie me cohíbe o condiciona para expresarla: salí del cine enamoradísimo de la película. Tanto que acabé viéndola tres veces en la pantalla grande durante el primer mes de su estreno (esta vez en las salas Alucine, en mi localidad). Cuando era más joven, en los 80, quedaba a menudo hechizado por muchas películas que veía. Esa fascinación, por desgracia, se fue perdiendo con el tiempo, con la edad, con el bagaje cultural y con la madurez de criterio, hasta el punto de que sólo puedo citar dos películas de los 90 que me dejaran verdaderamente encantado y que se convirtieran en clásicos de oro de mi filmoteca. Con Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal me ocurrió precisamente eso: disfruté como un crío con sus dos horas de película; me fue imposible apartar la vista de ninguno de sus planos; algo que no me ocurría desde hacía muchos años. En resumidas cuentas: encontré la nueva entrega de la saga tan fascinante como había encontrado sus predecesoras, volví a ser joven, regresé 20 años atrás en el tiempo. El film confirmó mi amor por la serie y recuperó mi cariño y respeto por un Harrison Ford al que encontré muy digno, y cuya trayectoria reciente me estaba pareciendo hasta entonces poco destacable.

Harrison Ford, tan Indiana como siempre
Dicho pues esto, me resulta claramente chocante las opiniones que he oído a algunas personas expresar sobre un film que yo considero tan meritorio como cualquier otro de la franquicia y a la altura de estos –si no más: incluso lo prefiero sobre la tercera entrega–. Es obvio que es difícil juzgar y ver con los mismos ojos algo cuando eres adolescente que cuando te acercas a la cuarentena (aunque yo lo conseguí), que la nostalgia y el sentimentalismo siempre nos van a poner de lado de aquellas anécdotas y vivencias que tuvimos en nuestra juventud, y que es difícil valorar dos obras separadas por diecinueve años con la suficiente equidad y objetividad. Lo curioso, de todas maneras, es que parece ser que ha sido a las generaciones más jóvenes –aquellas que ya repescaron la saga original vía VHS o DVD– a las que más ha decepcionado la última entrega, mientras que, por fortuna, parece que a la mayoría de personas de mi generación –los que tuvimos la suerte de vivir la saga en el cine desde sus comienzos– el cuarto film de Indiana Jones les ha proporcionado, cuanto menos, un par de horas de alegría. La razón aducida por la mayoría de los detractores ha sido la aparición del platillo volante “sustituyendo” al característico episodio religioso de las anteriores partes… En realidad, el platillo es dicho episodio, puesto que la civilización precolombina que vemos en el film venera precisamente a los extraterrestres como sus dioses. No falta pues el final sobrenatural de siempre; simplemente no está hecho desde la perspectiva de la religión cristiana, que parece ser más aceptable y creíble para la mayoría de espectadores, quizá precisamente porque sea aquella que profesan. Por otro lado, la relación entre seres de otro planeta y las pirámides egipcias y mayas existe desde hace muchas décadas, así como la de estos visitantes con los símbolos de Nazca, de manera que yo no encontré ni sorprendente ni fuera de lugar esta referencia alienígena.

Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal  (Steven Spielberg, 2008)
Me parece destacable: Cómo esta película me devolvió a aquellos tiempos de mi juventud en que se me caía la baba viendo cine y que ya no creía que volvería a vivir.
Me sobran: El hastiante e infantil patriotismo del que Spielberg hace gala desde hace años. Que nos frote constantemente la bandera de su país por la cara. Que quiera convertir a Indiana Jones en el Gran Héroe (Norte)Americano después de decirnos que robaba reliquias para pagarse su vida de playboy. (Lamentable la frase “¡Viva Eisenhower!”). Por lo demás, sólo me sobra la escena de las lianas y los monos, verdaderamente fuera de lugar y de tono.
Un plano: Indiana y sus captores rusos, con el crepúsculo de fondo, y a punto de internarse en el almacén donde está guardada el Arca y muchos otros secretos
Una secuencia: Me encanta toda la secuencia del cementerio al que Indiana y Mutt acuden de noche en busca de la calavera de cristal. Seguramente mi afición al terror gótico tenga mucho que ver en ello…

8 comentarios:

  1. Bonito homenaje a la saga de Indiana Jones te has marcado. También recuerdo el estreno de la primera en cine, aunque no me impactó tanto como me pasó con "Star Wars", por ejemplo. En realidad, recuerdo que me sorprendió mucho más "El templo maldito" que "El arca perdida". Y que prefiero otras pelis de Spielberg como "Tiburón".

    He visto las cuatro películas en el cine. La última ya la pude ver en Madrid, con mi hija y en una estupenda versión original (uf, ese vozarrón de Harrison Ford, una sala estupenda llena de chavales y la melodía sonando..), pero por mi casa ya las he revisitado todas en DVD varias veces. Me siguen gustando.

    También soy uno de esos espectadores que apreció la cuarta entrega y la disfrutó con ganas. Aunque nunca me han parecido grandísimas películas, reivindico lo bien que lo he pasado con ellas. Son puro entretenimiento muy bien hecho. Cintas de aventuras, con un héroe carismático, malos fascinantes, humor, acción y muuuuuuucha diversión.

    Además de las pelis, he jugado mucho con las aventuras gráficas que se hicieron con Indiana. No sé si las conoces. Fueron muy famosas.

    Creo que se ha hablado de un nuevo Indiana también con Harrison Ford, ¿o lo he soñado?

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  2. Tanto Indiana Jones como Star Wars son dos sagas que me han marcado de por vida. Supongo que la de Lucas fue antes, pero ambas me gustan.
    A las aventuras gráficas no he jugado. Recuerdo algunos juegos del viejo Spectrum (incluso yo mismo hice uno en BASIC al que titulé "Dr. Jones") y he jugado al de LEGO de PS2.
    La 5ª película de Indiana parece que está muy en el aire. Esperemos que no se demoren demasiado si la piensan hacer, porque Harrison Ford ya tiene sus añitos...

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  3. Pues las aventuras gráficas de Indiana Jones son una autentica maravilla.

    Indiana Jones y la última cruzada http://es.wikipedia.org/wiki/Indiana_Jones_and_the_Last_Crusade:_The_Graphic_Adventure

    Indiana Jones and the Fate of Atlantis
    http://es.wikipedia.org/wiki/Indiana_Jones_and_the_Fate_of_Atlantis

    Yo estuve muy metido en el mundo de las aventuras para ordenador. Si tenías un Spectrum, supongo que conocerías las aventuras conversacionales de la época. En concreto, en Valencia estaba la empresa que se dedicada a producir los más importantes. Me refiero a Aventuras AD. Y las aventuras gráficas fueron la evolución de esas primeras aventuras de texto pero ya para PC.

    Esas aventuras de Indiana ya están descatalogadas pero te las puedes bajar de un montón de sitios que hay en Internet si te interesa echarles un vistazo. A mí me parecen muy buenas.

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  4. No sabía que "Indiana Jones: el templo maldito" era una precuela.

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  5. Pues sí, Gaviota: transcurre en 1935, mientras que la primera película de la saga lo hace en el 36.

    (Xalons: echaré un vistazo a esas aventuras. Recuerdo las del Spectrum, pero claro está que eran muy arcaicas. De todas maneras no me prodigo mucho en vídeo-juegos, aunque de vez en cuando me vicio con alguno, pero siempre prefiero consola que PC).

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  6. Peazo noticia te has currado, no se si me has pillado sensible pero leyéndola he regresado mentalmente a una de mís primeras grandes experiencias cinematográficas, entre otras cosas. En busca del Arca Perdida marcó mi infancia, fué una experiencia inolvidable... siete añitos contaba yo por aquel entonces de pura imaginación y deseo de aventuras, con esto sobran palabras para expresar cual fué el impacto ante el visionado de tan tremenda aventura, fué una experiencia de emociones realmente grande. Confirmo lo del Cine Serrano, allí la disfruté, gratos recuerdos me trae ese cine, pero eso es ya otro tema...
    La segunda entrega de la saga fué más de lo mísmo pero más consciente, de hecho es la primera película que ví varias veces en la pantalla grande. Este Templo Maldito también me ha recordado la colección de cromos, fué el 2º album que completé junto al de El retorno del Jedi y fuí muy feliz por ello.
    Podría seguir comentando, pero no voy ha tirar más rollos, simplemente gracias.

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  7. A mi de siempre la que menos me ha gustado ha sido la segunda y, sin embargo la ultima cruzada tambien me gusto mucho (por supuesto no al nivel de "En busca del arca perdida".La ultima, supongo que por mi edad, despues de esperarla mucho me pareció sin la magia de las anteriores. Me imagino que alguno de estos estrenos los compartiria con el escritor.
    Por cierto la escena de la ultima cruzada en la que Sean Connery utiliza el paraguas para espantar las gaviotas, se rodo en una playa de al lado del pueblo de mis padres, en la Playa de los Muertos en Carboneras.

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  8. Efectivamente: buena parte de la tercera película se rodó en Almería, de donde también es oriunda mi familia.
    Muy buena escena la de las gaviotas, lamentablemente precedida por la del Messerschmitt, que siempre me ha traumatizado.
    Lamento que no disfrutaras la cuarta como yo lo hice. Para mí la magia sigue intacta...

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