Supongo que es ley de vida, y que los artistas clásicos del cine tienen que ir dejándonos paulatinamente porque, vaya, ya han pasado unas cuantas décadas desde que nos deslumbraban en las pantallas de las salas de proyección, y los pocos que quedan son ya muy mayores. Ernestine Jane Geraldine Russell, o simplemente Jane Rusell para los cinéfilos, se despedía ayer a los 89 años (Bemidji, Minnesota, EE.UU., 21-6-1921) de sus fans y del mundo en general.
Hasta hacía bien poco aún se la podía ver aparecer en actos públicos bastante lozana y elegante para una señora de su edad. Y es que no olvidemos que, en su época, Mrs. Russell fue todo un sex-symbol del celuloide ya desde su primera intervención, la mítica El forajido de Howard Hughes, en 1943, en donde algunas de sus escenas -que hoy en día nos podrían parecer inocentes- fueron censuradas. El grueso de su carrera transcurrió sobre todo en los años 50, componiendo buena parte de su filmografía westerns (Los implacables, Johnny Reno, Waco...) y thrillers (Una aventurera en Macao, Las fronteras del crimen y Las Vegas, las dos primeras con Robert Mitchum, las dos últimas con Vincent Price), pero también aventuras como La sirena de las aguas verdes, o comedias como Rostro pálido y su secuela (que también eran westerns) y, por supuesto, la mítica Los caballeros las prefieren rubias, donde le demostró a la mismísima Marilyn Monroe el poder del pelo negro, así como Los caballeros se casan con las morenas, su continuación.
A partir de 1970, cuando se despide de la pantalla grande con Más oscuro que el ámbar, sólo volvería a la televisión en cuatro ocasiones más, abandonando finalmente su carrera interpretativa en 1986.
Jane Russell me parece inolvidable en las dos películas en las que compartió estrellato con Marilyn Monroe. Tengo que recuperar alguna de sus películas que no conozco. Esperaba tu homenaje...
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