"Un hombre que limita sus intereses limita su vida" (Vincent Price)

jueves, 15 de marzo de 2012

Tres décadas, tres películas (1): 1982

El año pasado redacté la serie de artículos “3 del 2001”, en la que recordaba y homenajeaba un trío de largometrajes de aquel período que me gustó mucho. En el presente 2012 me propongo un ejercicio parecido, pero esta vez revisaré tres películas de las que nos separan tres, dos y una décadas, respectivamente. Comenzaré por la más antigua de ellas, todo un hito del cine de ciencia ficción como es Blade Runner de Ridley Scott, que llegaba a las pantallas un ya lejano 25 de junio de 1982…

Vuelta a los 80
Como ya he contado en alguna ocasión, la de los 80 fue una década en la que estaba enamorándome irremisiblemente del 7º Arte y cuyos primeros años consolidaron mi pasión por él. Acudía al menos una vez por semana a las viejas salas de mi pueblo y me embelesaba hasta de la película más nimia, tan ansiosa estaba mi joven imaginación por viajar a los mundos que me ofrecían aquellas inmensas pantallas y por conocer las historias que me brindaban tantísimos directores. Sobra decir que en aquellos tiempos hubieron no pocos títulos que me marcaron de por vida, y uno de ellos fue el de la cinta que me propongo repasar.

Es muy posible que no viera Blade Runner exactamente el mismo año de su estreno, porque los cines de mi pueblo eran de reestreno y la mayoría de títulos de moda de por entonces tardaban cuanto menos unos meses en llegar. Así pues, calculo que asistí a la proyección del clásico de Scott entre finales del 82 y principios del 83, cuando todavía cursaba EGB (el local fue, una vez más, mi añoradísimo Oma). Sí que recuerdo que la semana anterior o la posterior a esta cinta vi también El acorralado de Ted Kotcheff, que también disfruté bastante por la época (a pesar de mi posterior aversión por Sylvester Stallone) y que una de las dos películas fue precedida en el habitual programa doble de aquellos cines por Duelo en las profundidades de Charlton Heston. Por lo demás, recuerdo poco sobre el estreno de Blade Runner: algún anuncio televisivo y, por supuesto, el protagonismo de Harrison Ford, actor que ya me había fascinado en las dos primeras entregas de La guerra de las galaxias, la primera de Indiana Jones y algún que otro film como El rabino y el pistolero. Sobra decir que Ford fue mi actor preferido en los años 80 y que sigo sintiendo por él un gran cariño y nunca he dejado de ver ninguno de sus posteriores trabajos.

Un futurista Los Ángeles totalmente frío, oscuro y superpoblado
El día que fui a ver Blade Runner (creo que un sábado por la tarde, quizá domingo) acudí solo. Mis amigos no estaban interesados en verla, y uno de ellos (JJAL, por si me lees) se echó atrás a última hora porque su hermano mayor le había dicho que “era muy rara”. Es bien cierto que quizá era una película demasiado adulta para chavales de doce o trece años, y posiblemente no entendiera muchas de las implicaciones y lecturas que podía tener el film. Por ejemplo, los malos me parecían malos sin más –cuando quizá una de las claves de la película es entender la tragedia que viven los replicantes, al fin y al cabo, tan humanos como nosotros– y hasta me escandalizó alguna escena de desnudo parcial como cuando la actriz Joanna Cassidy (Zhora) aparece en topless en su camerino (téngase en cuenta la época todavía retrógrada en la que había transcurrido mi infancia). Aún con todo, la película me gustó mucho. Me fascinaba esa ambientación en un futuro sombrío y desasosegante, en una ciudad superpoblada, contaminada y sin sol que combinaba vehículos voladores con viejos edificios y un cierto aire a  cine negro de los años 40. Especialmente impactante, sobrecogedora y hasta terrorífica me pareció la parte final, cuando el protagonista Rick Deckard se enfrenta a Pris (Daryl Hannah) y Batty (Rutger Hauer) en la húmeda y siniestra finca medio abandonada. Uno casi puede sentir el miedo del policía al enfrentarse a los Nexus-6, criaturas temibles y formidables que superan al humano normal en fuerza y agilidad. También me impresionaron mucho los demás crímenes que comete Batty al eliminar a toda esa serie de personajes que intervienen en la fabricación de los replicantes.

Revisitaciones y merchandise
Supongo que con el tiempo y nuevos visionados, y naturalmente con una mayor madurez, fui cerciorándome de otros aspectos de la película. Conseguí volverla a ver en cine (también en el Oma) una segunda vez cuando iba al instituto, y después ya llegaron nuevos encuentros en televisión (fue proyectada por primera vez a finales de lo 80 en TVE) y vídeo. También leí la novela original en que se basó el film, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, escrita por el norteamericano Philip K. Dick en 1968, aunque la verdad es que su lectura me desorientó bastante por sus notables diferencias con el film. Hace más de veinte años de esto, pero recuerdo cosas como la “caja de empatía” y la obsesión del protagonista por tener una oveja eléctrica (los animales reales están casi extinguidos en la historia del libro). Nunca he leído nada más de Dick porque no soy demasiado aficionado a la ciencia ficción literaria, pero sí que he visto muchos filmes basados en sus cuentos y películas y en general me gusta esa idea constante en su obra sobre la incertidumbre de la realidad que viven sus protagonistas (y que los hermanos Wachowski  recuperaron para su saga de The Matrix). Fue una pena que el escritor falleciera sin poder ver la adaptación de su novela terminada.

Momentos de miedo en las secuencias finales...
Otros de los productos relacionados con el film que recuerdo de los 80 fueron la banda sonora, el póster y el oportuno juego para Spectrum. El último me lo grabé algunos años después de ver la película, y el póster estuvo colgado en mi habitación mucho tiempo. En cuanto a la cassette, he de contar que en aquella época no tenía una especial afición por la música ni una clara predilección por ningún estilo, y solía comprar las cintas de BSOs de películas que me gustaban. Aunque Vangelis y sus composiciones no son hoy en día especialmente de mi interés, volver a escuchar su score para Blade Runner me trae buenos recuerdos y me remite a aquellos lejanos 80. Muy bonitas, emotivas y evocadoras Memories of Green, Love Theme, Main Title y esa canción con obvias reminiscencias a las big bands de los años 30 titulada One More Kiss, Dear. Algo más cargante el End Title, duplicado en la cinta, y que durante mucho tiempo fue la sintonía del programa televisivo nacional En portada. Demasiada electrónica para mí.

Por cierto que, muchos años más tarde, me enteré de que la banda sonora original de Blade Runner no salió a la venta hasta 1994, y que la que tenía yo (que después compré también en vinilo) había sido grabada por The New American Orchestra.

Estreno y nuevas versiones
Tras un complicadísimo rodaje lleno de incidencias (problemas entre el director y el resto del equipo, incluyendo al propio Harrison Ford, retraso en las fechas, etc), Blade Runner se estrenó para resultar un fracaso de taquilla. ¿Adelantada a su época? Quizá. Fueron los años y las reediciones en VHS las que pusieron el film en su lugar, como el clásico del cine de ciencia ficción que es hoy en día. En 1992, a raíz de su décimo aniversario, Ridley Scott estrenó un nuevo montaje en las salas de proyección eliminando las partes que para él sobraban en el film y que le habían sido impuestas por los productores: la voz en off del protagonista, Rick Deckard, y el “final feliz” de éste y la replicante Rachel conduciendo por una carretera junto a una frondosa arboleda y bajo un precioso sol (escenas rescatadas de metraje sobrante de El resplandor) que contrastaban enormemente con el tono del resto del film, oscuro y deprimente. Así mismo, incluyó una escena (también recuperada de su propio film Legend) en la que vemos un blanco unicornio recorrer un bosque, y que se supone que tiene relación con la figurita de papel de este mítico equino que posteriormente deja el detective Gaff. Precisamente una de las grandes controversias entre los fans y estudiosos del film es si el propio Rick Deckard es un replicante, y este nuevo montaje parece apostar por ello.

¿Verdugo o víctima?: la angustia vital de los Nexus-6
No puede ver en su momento la edición del décimo aniversario, y he decidido no verla posteriormente porque con Ridley Scott me ocurre algo parecido a lo que me pasa con George Lucas: me cansa su desvergüenza comercial a la hora de editar, reeditar y recomponer sus películas. Así, en 2007, aprovechando el 25 aniversario de Blade Runner, Scott lanza directamente en DVD una nueva versión del film con efectos remozados y otras florituras a todas luces innecesarias. Aunque tengo todas estas variantes porque conseguí la caja de 5 discos por un precio irrisorio, creo que no tengo interés en ver las nuevas fechorías del director, y me quedo con la versión original, que es de la que me enamoré hace tantísimos años.

Ya en pleno siglo XXI, a tan sólo siete años de que alcancemos ese 2019 en el que transcurre el film, parece que la Humanidad no va a lograr en modo alguno ese tremendo avance tecnológico que Blade Runner nos adelantaba tres décadas atrás. En parte, también me alegro de que no lleguemos ese futuro tan triste y desolador del film… Aunque, vaya, creo que no me importaría que inventaran esos “modelos básicos de placer” como el que interpretaba Daryl Hannah en la película…

“Yo he visto cosas que vosotros no creeríais… Atacar naves en llamas más allá de Orión… He visto Rayos-C brillar en la oscuridad, cerca de la puerta de Tannhäuser … Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia…”

4 comentarios:

  1. No fui al cine a ver Blade Runner cuando se estrenó. Recuerdo vagamente que la pusieron en el cine Marvi de Sagunto (igual me equivoco) pero no sé las razones por la que no fui a verla. Por cierto, yo a finales del 82 tenía 15 años por lo que debo ser mayor que tú, :)

    Descubrí la película en VHS y televisión. Es una de mis pelis preferidas de ciencia ficción y pude por fin verla en pantalla grande pero cuando su director estrenó el nuevo montaje en 1992. Por entonces ya vivía en Madrid y pude verla en una sala en condiciones y en versión original, pero pero...¡no estaba la voz en off de Harrison Ford y luego estaban esos insertos tan ridículos de pelis de Scott!

    Me gusta la película original. También la tengo en DVD aunque no la edición esa de los cinco discos que compraste a precio de saldo. Sigue siendo una gran película, leí la novela (y alguna otra más de su autor) y hasta puedes leer lo que escribí en mi blog sobre ella..http://cdecine.blogspot.com/2008/12/blade-runner-1982-ridley-scott.html

    ResponderEliminar
  2. ¡Voy a leerlo! La caja de 5 discos se saldó muy barata: salió a 40 € y acabó por unos 15. Yo no quería pagar por las versiones "remix", pero si que quería tener la original, que sólo encontré en ese pack. Vale la pena por los estupendos documentales del rodaje que suman en total varias horas de visionado ;)

    ResponderEliminar
  3. Claro que lo leo, además me acuerdo que me fui al cine Avenida a ver Ben Hur, que no la había visto; no es que no lo pasara bien, al contrario, pero fue el primer ejemplo tangible de que los gustos de mi hermano y los míos no coinciden en cuestión de cine ( bueno, realmente en casi nada). Creo que tuve ocasión de verla en pantalla grande, aunque no recuerdo donde, pero en lo que si que creo coincidimos es que Blade Runner es una película adelantada a su tiempo y una obra maestra del cine de ciencia ficción. Harrison Ford también es uno de mis actores favoritos ( aunque es difícil por alguna de sus últimas películas) y la protagonista femenina creo que no volvió a tener un papel importante en ninguna película relevante.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  4. Pues yo "Ben-Hur" la vi en el Oma, creo que algún tiempo antes ;)
    Efectivamente: la carrera de la entonces jovencísima Sean Young parece que no logró despegar a pesar de sus prometedores comienzos. Mejor suerte tuvo Daryl Hannah quien, dicho sea de paso, también me gusta más físicamente... (¿o eso ya lo había dejado claro?)

    ResponderEliminar