"Un hombre que limita sus intereses limita su vida" (Vincent Price)

miércoles, 7 de marzo de 2012

¿Remake o no remake? (I)

En los últimos años se acusa mucho al cine –sobre todo al de Hollywood– de falta de imaginación a la hora de crear nuevas historias, de recurrir mucho a la opción del remake de viejos –o no tan viejos– filmes, pero lo cierto es que esta técnica no es nada nuevo: películas legendarias como el Ben-Hur de William Wyler o My Fair Lady de George Cukor ya eran remakes de otras anteriores, y ello no impidió que acumularan un buen montón de premios y que gocen de gran fama y prestigio. Incluso han llegado a eclipsar a las primeras.

Se dice que todo está ya creado y que la única originalidad que se puede tener es cómo volver a presentarlo (y a venderlo) a nuevas generaciones; es por ello que no soy contrario a los remakes por norma: considero que se pueden hacer buenas y respetuosas versiones de películas de antaño y que esto puede ayudar incluso a descubrir las originales a nuevas generaciones; también es cierto que creo que hay películas “intocables”, clásicos sagrados que no pueden de ninguna manera ser mejorados ni alcanzados, y que cualquier director actual que se proponga volver a confeccionarlos está abocado al fracaso e incluso al mayor de los ridículos. Y esto también: me parece una desfachatez por parte de la industria estadounidense el ofrecer esos “remakes inmediatos” contra los que ya arremetí en un artículo previo (aquí), y que no muestran más que la prepotencia y el egocentrismo del cine de aquel país.

Dicho todo esto, lo que me propongo con el presente artículo (y con posibles futuras continuaciones) es un sencillo ejercicio de redacción en el que compararé algunos filmes clásicos y sus respectivos remakes, a los que clasificaré en tres categorías distintas:
-(***) Bueno: el remake me parece muy digno e incluso innovador en ocasiones. Mantiene la esencia del largometraje original o la reinventa con acierto.
-(**) Aceptable: el remake se deja ver. No está a la altura de su predecesor, pero tampoco es indigno.
-(*) Innecesario: este remake no ha llegado ni de lejos a la calidad y el nivel del film que lo originó. Su presupuesto se podía haber empleado en otra cosa más interesante.

Para esta primera entrega he elegido unos pocos títulos más obvios que me han venido fácilmente a la cabeza. En general, he elegido remakes más o menos recientes de películas de hace varias décadas, ya que creo que esa perspectiva temporal es más ideal para comparar.

La casa encantada/La mansión encantada (The Haunting, Robert Wise, 1963)
Una de mis grandes películas favoritas de cine de terror. Como ya dije en el artículo que le dediqué (aquí), la considero toda una lección de cómo se debe hacer cine de este género, sugiriendo más que mostrando y con magistrales planos y enfoques antes que con efectos especiales y maquillaje. Adaptación de la novela homónima de Shirley Jackson, nos cuenta la historia de un grupo de investigadores que se interna en una lóbrega mansión con fama de encantada para descubrir cuánto hay de cierto en su leyenda. Quizá los fantasmas que encuentren sean los suyos propios…
The Haunting (La guarida, Jan de Bont, 1999)
Ni siquiera el buen plantel artístico de esta cinta salva la tremenda metedura de pata del director de Bont. Ridículos espectros digitales y un abuso de los efectos infográficos causan más risa que miedo en la nueva versión de la novela. Los tiempos cambian, de acuerdo, pero creo que con actualizaciones como esta no se llega a ninguna parte. (*)

El terror de más allá del espacio (It, the Terror From Beyond Space,  Edward L. Cahn, 1958)
Una de las muchas cintas de ciencia ficción de serie B rodada en los dorados cincuenta. Entretenida y entrañable, nos cuenta la historia de una expedición humana a Marte que regresa con un inesperado polizón a bordo: un terrible y feroz ser alienígena que va exterminando a la tripulación poco a poco hasta que es lanzado al espacio exterior.
Alien, el octavo pasajero (Alien, Ridley Scott, 1979)
Aunque algunos han querido ver el origen de este clásico de Scott en títulos como Terror en el espacio de Mario Bava, lo cierto es que el film de Cahn es el antecedente más claro del protagonizado por el monstruo de Giger. Aún con todo, Alien y sus continuaciones son toda una institución en el cine fantástico y un capítulo aparte en él. Buen remozado de una idea antigua que además se ha sabido explotar. (***)

Sabrina (Sabrina, Billy Wilder, 1954)
Otra comedia clásica de la Edad de Oro de Hollywood con nombres como Audrey Hepburn, Humphrey Bogart, William Holden o Billy Wilder. Puede que no sea la mejor película de ninguno de ellos, pero a estas alturas en un film consagrado con el añadido extra de ese sabor añejo y entrañable que sólo da el tiempo.
Sabrina (y sus amores) (Sabrina, Sidney Pollack, 1995)
Es lo que tiene el tocar iconos del Cine: la posibilidad de estamparse con todo el equipo. Y eso que Sydney Pollack tiene muchos trabajos destacables, pero en esta ocasión mejor hubiese hecho en desechar la idea de volver a contarnos la historia de esta adorable muchachita de familia humilde que vuelve de París hecha un cisne  y encandila a los ricos hermanos de la familia para la que trabaja su padre. (*)

El enigma de otro mundo (The Thing from Another World, Christian Nyby, 1951)
Otro hito de la ciencia ficción cincuentera, y la prueba de que “serie B” no es sinónimo de mala calidad. La historia de un grupo de científicos que queda aislado en una instalación del Ártico por la que campa a sus anchas un ser extraterrestre al que han rescatado del hielo.
La Cosa (The Thing, John Carpenter, 1982)
Treinta y un años después John Carpenter rescataba la historia de la película de Nyby, a su vez basada en un relato de John W. Campbell Jr. La modernización en la técnica de los efectos especiales le permitió incluso ser más fiel a la fuente literaria, en la que el alienígena cambia constantemente de forma y adopta incluso la de seres humanos. Muchos la consideran la mejor película de este director especializado en fantástico. (***)
La Cosa (The Thing,  Matthijs van Heijningen Jr., 2011)
Y tan sólo el año pasado, volvíamos a tener un remake… de un remake. En realidad, un curioso remake-precuela que enlazaba directamente con el comienzo del film de Carpenter. No tardaron en saltar los puristas contra la nueva versión, sin recordar que en su día ocurrió lo mismo con la anterior, actualmente un clásico del fantástico, como la película de los 50. Me parece un remake digno que hereda gran parte del sabor de la del 82. (**)

La caída del Imperio Romano (The Fall of te Roman Empire, Anthony Mann, 1964)
Una de las varias super-producciones que Samuel Bronston rodó en España. Pese al grandísimo despliegue de medios, fue un fracaso comercial, aunque hoy en día es una de los grandes hitos del peplum clásico. La historia transcurre en el siglo II. El emperador Marco Aurelio es asesinado. Su sucesor legal es su general Livio, prometido a su vez con Lucila, hija del fallecido, pero este rechaza el trono, que es ocupado por el tiránico Cómodo. Ambos amigos acabarán enfrentándose.
Gladiator (Gladiator; Ridley Scott, 2000)
El director inglés Ridley Scott –a quien nadie parece perdonar que no nos ofrezca nuevos Aliens o Blade Runners– retomaba hace algo más de una década la misma historia que Anthony Mann, sólo que en esta ocasión el general romano era esclavizado y obligado a convertirse en gladiador. Acababa igualmente enfrentándose al despótico Cómodo. Me pareció una película con buenos actores y buenos personajes, fascinantes secuencias de acción y batallas y un cierto regustillo a cine clásico. (***)

Charada (Charade, Stanley Donen, 1963)
Otra película de la que estoy absolutamente enamorado. Un film redondo con un gran director, un gran guión, estupenda música (Mancini), una pareja de actores irrepetible (Cary Grant y Audrey Hepburn) y un magnífico plantel de secundarios (Matthau, Coburn, Kennedy…). Un elegante thriller en clave de humor (negro) que nos narra las peripecias de una joven viuda que se ve envuelta en una intriga criminal.
La verdad sobre Charlie (The Truth About Charlie, Jonathan Demme, 2002)
Después de lo que acabo de decir, comprenderéis que Charada es para mí uno de esos filmes “intocables”, así que, hasta el día de hoy, no he tenido el valor de ver su remake. Puedo aceptar a Thandie Newton como moderna sustituta de Audrey Hepburn, pero soy incapaz de ver al aniñado Mark Wahlberg haciendo el papel de Cary Grant. Me dejó la calificación en blanco, pero estoy seguro de que sería un solo asterisco. (?)

El planeta de los simios (Planet of the Apes, Franklin J. Schaffner, 1968)
Vamos de cumbre en cumbre del cine de ciencia ficción.... Una película que me impactó cuando la vi de muy joven y que sigue siendo una de mis favoritas del género. Adaptación un tanto libre de la novela homónima de Pierre Boulle (nunca entendí que los simios tengan rifles de repetición y vivan en casas de barro) en la que un astronauta llega a un planeta en que las especies dominantes son chimpancés, gorilas y oranguntanes. Tras no pocos sufrimientos, el protagonista escapa de sus captores homínidos para darse cuenta de que lo único que ha hecho es viajar al futuro de su propio planeta, la Tierra.
El planeta de los simios (Planet of the Apes, Tim Burton, 2001)
Cabría esperar que todo un paladín del fantástico moderno como es Tim Burton fuera más imaginativo a la hora de elegir historias que contar con la cámara, pero en los últimos años parece que sólo sabe “tirar” de remakes: Sleepy Hollow, Sweeney Todd, Charlie y la fábrica de chocolate, Dark Shadows... incluso su propio Frankenweenie). Once años atrás se atrevió a revisar el clásico film de Schaffner con resultados cuestionables y duras críticas. Personalmente, creo que el remake no es totalmente desechable y tiene detalles interesantes e innovadores, así como simpáticos guiños a su predecesor (genial la inclusión de la pareja de actores original en pequeños papeles). Desgraciadamente –vuelvo a cebarme con él– la presencia física y el talento interpretativo de Mark Wahlberg distan mucho de estar a la altura de los de Charlton Heston. (**)

Ultimátum a la Tierra (The Day the Earth Stood Still, Robert Wise, 1951)
Para cerrar la selección de hoy, otro clásico dorado del fantástico. La historia de un extraterrestre que viene a avisar a los dirigentes de la Tierra de que dejen de jugar con la energía atómica o nuestro planeta será exterminado antes  de que nosotros pongamos en peligro el universo. ¡Klaatu Barada Nikto!
Ultimátum a la Tierra (The Day the Earth Stood Still, Scott Derrickson, 2008)
No lo podían dejar quieto. Se empeñaron en volver a rodar una nueva versión (también amenazan con hacerlo con Planeta prohibido) y, perdón por la vulgaridad, pero la cagaron. Otro montón de dinero desperdiciado en un film inútil cuyo protagonista –el inexpresivo Keanu Reeves– bien podía haber heredado el papel del robot Gort. Ni la guapísima Jennifer Connelly consigue salvar esta cinta en la que, además, no hay ningún ultimátum (aquí vienen directamente a destruirnos). (*)

2 comentarios:

  1. ¡Hay tantas! (Sí, ya sé que este post es sólo la primera entrega y habrá más, pero...) La Guerra de los Mundos, Psicosis, A Quemarropa/Payback, La Huella, Furia de Titanes, El Padre de la novia, Pesadilla en Elm Street, etc.

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  2. Algunas de esas las he dejado en el tintero para no hacer demasiado largo el artículo, pero efectivamente, habrán nuevas entregas ;)

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