En 1987, el director estadounidense Jeff Kanew reúne por última vez a los veteranos Kirk Douglas (con quien ya había trabajado en La fuga de Eddie Macon) y Burt Lancaster en Otra ciudad, otra ley (Tough Guys), una comedia nostálgica en la que la mítica pareja interpreta a dos atracadores de la década de los 50 que concluyen una condena de treinta años tras un fallido robo en un tren. Lógicamente, los dos expresidiarios encontrarán un tremendo contraste entre el mundo que conocían y aquel en el que han sido puestos en libertad. Aunque intentan adaptarse como malamente pueden a sus nuevas vidas (Lancaster es enviado a un asilo, y Douglas pasa por varios trabajos deplorables), acabarán echando de menos los viejos tiempos y queriendo volver a las andadas y hacer lo único que saben hacer…
Sin salirse demasiado de los estándares del género cómico de los 80 (me cansa especialmente la banda sonora de la película a base de música tecno) está claro que la mejor baza con la que juega este largometraje -y su gran atractivo- es el volver a ver juntos a estos dos mitos del cine. Douglas está genial y en perfecta forma física; a Lancaster se le ve más estropeado, aunque igualmente su presencia basta para llenar la pantalla. Junto a ellos, otros veteranos como el divertidísimo e incombustible Eli Walach, Charles Durning, la actriz Alexis Smith, y los más jóvenes Dana Carvey y Darlanne Fluegel.
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Lancaster y Douglas, juntos por última vez... |
Una comedia con una lectura triste entre líneas: mostrar a dos gigantes fuera de época, en el ocaso de sus carreras, que recuerda un poco -si se me permite la metáfora- al momento en que los dinosaurios aún poblaban la Tierra, tan majestuosos ellos, pero con el mudo resplandor del inminente meteorito fatal brillando ya en la estratosfera. No sé si me explico...
ResponderEliminarPuede que en el caso de Lancaster. Douglas aún siguió en el cine quince años más y realizó buenas películas. aunque por supuesto su época de mayor gloria quedara ya muy atrás, eso sí... Además, como ya he comentado en varias ocasiones, para mí Kirk Douglas es el actor más grande vivo: no hay meteorito que lo destruya, al menos en un sentido artístico...
ResponderEliminarNo, no me malinterpretes. A mí KIrk Douglas también me parece un excelente actor. Lo que trataba de decir, es como debía sentirse un actor del peso de los que nos ocupan, en un momento en el que el enfoque y los planteamientos de la industria que los encumbró estaban cambiando radicalmente, y además sin posible marcha atrás. Mi comentario no era especialmente crítico, pero de extraer alguna crítica del mismo está debería ir orientada al panorama cinematográfico como despiadada maquinaria de marcha fría e inexorable, que en su "evolución" a menudo deja-dejó atrás mucho del saber hacer que la hizo grande. Esto unido a las modas y los cambiantes gustos de las nuevas generaciones de espectadores probablemente harían sentirse algo "desubicados" a gigantes como Douglas, Lancaster y otros muchos.
ResponderEliminarOk, no hay malinterpretación. Simplemente lo veo desde otra perspectiva, y la película me parece un homenaje a ambos actores. Todo evoluciona, para bien o para mal. También Douglas y Lancaster acabarían con otra forma de ver el cine con sus películas (como el mudo o el de pantalla normal, no sé)...
ResponderEliminarTambién Douglas y Lancaster acabarían con otra forma de ver el cine con sus películas (como el mudo o el de pantalla normal, no sé)...
ResponderEliminarEso es cierto.
¡Siempre hay un pez más grande! Igual que el formato doméstico hirió mortalmente a los cines, y ahora los pocos video-clubes que quedan se quejan de que internet les ha destrozado...
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