"Un hombre que limita sus intereses limita su vida" (Vincent Price)

domingo, 29 de agosto de 2010

Ingrid Bergman, 29-8-1915 / 29-8-1982

Todavía no he tenido ocasión de hablar en este blog de una de mis grandísimas actrices favoritas, la única para mí casi a la misma altura, en mi panteón particular, de mi adorada Audrey Hepburn. Y, puesto que a menudo utilizo fechas de aniversarios de nacimientos o fallecimientos como pretexto para recordar a algunos actores, la de hoy, 29 de agosto, me viene más que perfecta para traer a colación a la mítica sueca: y es que Ingrid nació y murió el mismo día, aunque con sesenta y siete años de diferencia.

Nacida en Estocolmo en 1915, y huérfana desde joven, se inició en el teatro y en el cine siendo adolescente. Su primer papel fue en la película de 1932 Landskamp, aunque su gran momento llegó con Intermezzo de Gustaf Molander cuatro años más tarde. Su trabajo en ella llamó la atención de los cazatalentos de Hollywood hasta el punto de que decidieron “importarla” para hacer el oportuno remake en 1939, y a raíz de ello, Ingrid se instaló en los Estados Unidos y comenzó una fulgurante carrera que la llevó a convertirse en una de las actrices más admiradas del país y de medio mundo.

Si bien su vida profesional estuvo plagada de éxitos y alegrías durante esa época (últimos treinta y toda la década de los cuarenta), la personal y sentimental fue algo más azarosa y agridulce: casada desde bien joven con un médico sueco y madre de una niña, descuidó bastante a su familia en favor de su carrera artística, y en 1949 escandalizó a la mojigata sociedad estadounidense de la época –que, seguramente, había caído en el error de confundir a la actriz con sus impecables personajes– al iniciar una relación con el director italiano Roberto Rossellini estando todavía casada con su primer marido. A raíz de esto, Ingrid se instaló en el país del realizador, con quien tendría un niño y dos niñas gemelas y rodaría cinco largometrajes muy bien considerados entre la cinefilia más “selectiva”, aunque no están personalmente entre mis favoritos. Las infidelidades de Rossellini pusieron pronto fin al matrimonio e Ingrid volvería a su primer país adoptivo, Estados Unidos, por la puerta grande, transcurriendo entre éste y Europa el resto de su carrera.

Enferma de cáncer desde los años 70 (le habían sido extirpados ambos pechos), y con un brazo medio inútil, su último gran papel fue el de la primera ministra israelita Golda Meir para el telefilm británico de 1982 Una mujer llamada Golda, por el que recibió un Emmy a título póstumo, ya que moriría ese mismo año en Inglaterra. Cuatro años antes había trabajado para el cine en su postrera película,  Sonata de otoño, con su paisano Ingmar Bergman. Suerte que nos dejó a su hija Isabella quien, aunque no ha tenido una carrera tan exitosa, ha heredado gran parte de la belleza y del encanto de su madre.

Por cierto, me he dejado conscientemente mi selección filmográfica de Ingrid para el final porque me gustan muchísimas películas suyas y me resulta difícil priorizar alguna, pero empezaremos, por supuesto, por la legendaria Casablanca (1942) seguida de Luz que agoniza (1944), El extraño caso del doctor Jekyll (1941), ¿Por quién doblan las campanas? (1943), sus tres trabajos con mi director preferido, Alfred Hitchcock: Recuerda (1945), Encadenados (1946) y Atormentada (1949) o Anastasia (1956). Claro que también me gustan Arco de triunfo (1948), Indiscreta (1958), El albergue de la sexta felicidad (1958) Asesinato en el Orient Express (1974)… por favor, ¡no me hagáis elegir! (A los fans de Rossellini: os prometo que volveré a dar una oportunidad a los trabajos de Ingrid con él; quizá cuando los vi era demasiado joven para valorarlos debidamente).

Un par de curiosidades para acabar: es una de las actrices con más Oscars (tres), y el cantante y guitarrista Chuck Berry le puso su nombre a una de sus hijas en homenaje a la intérprete sueca. Aprovecho también para recomendaros el excelente libro de Donal Spotto Notorius. La vida de Ingrid Bergman, publicado por T&B Editores.

6 comentarios:

  1. Sin comentarios respecto al excelente post. Por cierto, que curioso eso de nacer y morir el mismo día.
    Saludos,
    Ringo dixit

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  2. Uf, Ingrid Bergman hasta para mí que no soy mitómano me parece una delicia como actriz y una belleza como mujer.

    Mis películas preferidas de ella son CASABLANCA y ENCADENADOS de Alfred Hitchcock, pero también aprecio mucho algunos de sus films europeos como VIAGGIO IN ITALIA (odio el título español: "Te querré siempre"), STROMBOLI o EUROPA 51. Ultimamente pude verla en una de sus últimos papeles: FLOR DE CACTUS y aunque ya no era bella, tiene una divertida trama y una bonita escena en la que baila en una sala de fiestas.

    No puedo olvidar el papelón dramático que me dejó impresionado en SONATA DE OTOÑO de su paisano Ingmar Bergman, su última película para la pantalla grande.

    Gracias por tu entrada que me ha hecho recordar a esta maravillosa actriz.

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  3. Para mí siempre fue bella. Hay un cierto tipo de encanto que proviene también del interior, y ella no lo perdió nunca, ni cuando interpretó a Golda Meir con un pie en la tumba...
    Me avergüenza admitir que aún me quedan películas suyas por ver, entre ellas varias de las que hizo con Rossellini. Tengo que pagar esa deuda...

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  4. Para mi tambien fue una actriz de extraordinaria belleza y gran talento.
    Como siempre una entrada impecable

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