"Un hombre que limita sus intereses limita su vida" (Vincent Price)

miércoles, 25 de agosto de 2010

80 añazos de Sean Connery

Aunque con su nombre actualmente enturbiado por su supuesta implicación en el “Caso Malaya”, no vamos a dejar de felicitar su octogésimo cumpleaños a todo un icono del cine como es Sean Connery, el mítico agente James Bond 007, y de tomar este aniversario como excusa para un breve repaso a su biografía y su filmografía.

Nacido como Thomas Sean Connery en Edimburgo, Escocia, en el seno de una familia humilde, pasó por los más diversos empleos y ocupaciones antes de decidirse por la actuación a los veintitrés años. Con sus antecedentes como futbolista y culturista, su porte fornido y su metro ochenta y nueve de altura, parece que no tardaron en llegarle las oportunidades, y ya a partir de 1954 y durante toda esa década participaría en pequeños papeles, principalmente en la televisión, medio al que renunciaría muchos años después.

No es, sin embargo, hasta 1962 cuando Sean alcanza renombre internacional con el personaje por el que pasará a la historia del cine: el del mítico agente del MI6 James Bond, con licencia 00 para matar. En realidad, el espía de Ian Fleming ya había sido encarnado con anterioridad por el actor norteamericano Barry Nelson, el verdadero primer James Bond, en una adaptación televisiva de la novela Casino Royale para la serie Climax! en 1954, pero la primera película del personaje para la gran pantalla, Agente 007 contra el Doctor No, descubre al público no lector tanto a la creación de Fleming como al actor que lo encarna, y al que hoy homenajeamos.

Hay un par de datos curiosos sobre las primeras películas de James Bond dignos de mencionar: uno es que Connery no lo interpreta en la secuencia inicial, cuando le vemos disparar a través del cañón de un arma, al menos hasta Operación Trueno; la segunda es la divertida anécdota de que Sean ya había empezado a perder el cabello desde joven y hubo de emplear peluquín en todas sus apariciones como el agente secreto.

El éxito de Doctor No inicia una productiva franquicia comercial que, como todo el mundo sabe, se extiende hasta la actualidad, con veintidós filmes oficiales del personaje rodados y un total de ocho actores habiéndole dado vida. Sean protagonizaría siete de ellos: el ya mencionado Dr. No, Desde Rusia con amor (1963), Goldfinger (1964) –sin lugar a dudas un hito dentro de la saga–, el también adelantado Operación Trueno (1965), Sólo se vive dos veces (1967) y, tras un pequeño paréntesis en el que fue sustituido por George Lazenby en Al servicio secreto de su majestad (1969), volvió a retomar al personaje para Diamantes para la eternidad (1971). A partir de ahí, le cedería la licencia para matar a su colega Roger Moore, pero aún se permitiría volver una última vez en 1983 en Nunca digas nunca jamás.

Por supuesto, la carrera interpretativa de Connery no se limitaría a James Bond: Hollywood pronto le incluye en su plantilla de actores importados, y ya en los 60 lo encontramos en producciones como El día más largo (1962), Marnie, la ladrona (1964), a las órdenes del genial Hitchcock, o incluso en el western Shalako (1968), enfrentándose a mi admirado Stephen Boyd (actor que, según la leyenda, fue un firme candidato al papel de James Bond).

Los 70 son para mí la época de mayor esplendor artístico de nuestro hombre, destacando sobre todo en dramas históricos como El viento y el león (1975), donde da vida al líder berebere Mulai Ahmed el Raisuni, la clásica El hombre que pudo reinar (1975) o una de mis favoritas de entre su repertorio: Robin y Marian (1976), en la que encarna a un crepuscular Robin Hood en la que considero es una de las mejores películas del personaje, con nada menos que mi adorada Audrey Hepburn como pareja. También lo encontramos en otros géneros como el bélico (la pseudo-documental Un puente lejano, 1977), el detectivesco (formando parte de un destacable elenco en Asesinato en el Orient Express, 1974) y hasta en el fantástico (la peculiar Zardoz, 1974), género en el que reincide posteriormente con Los héroes del tiempo (1981) y Atmósfera cero (1981), versión futurista de Solo ante el peligro.

Tras hacer de monje detective en la adaptación de la novela El nombre de la rosa (1986) y de espadachín milenario en Los inmortales (1986), interviene como el veterano policía Malone en Los intocables de Eliot Ness en 1987, lo que le supone un Oscar de la Academia hollywoodiense y, en poco tiempo, un claro encasillamiento definitivo en filmes comerciales norteamericanos.

En 1989 participa en uno de los papeles más recordados de su madurez, dando vida al padre del mismísimo Indiana Jones en Indiana Jones y la última cruzada, un simpático guiño al actor y a su personaje más famoso, ya que el arqueólogo del látigo está parcialmente inspirado en James Bond. Connery aportó sin duda caché a la que para mí es la película más endeble de la saga de aventuras de Lucas y Spielberg.

Como ya he adelantado, los últimos años de carrera de Sean –quien se retiró en 2003–, han sido sobre todo en producciones muy comerciales que personalmente encuentro de discutible interés, mayoritariamente de acción y con frecuencia en papeles un tanto inadecuados para un hombre de su edad. En esta lista de películas yo incluiría: Los inmortales II y Robin Hood, príncipe de los ladrones (ambas de 1991), Sol naciente (1993), El primer caballero (1995), La roca (1996), Los vengadores (1998, él mismo reniega de la ella) o La trampa (1999); aunque también en ese período nos ha ofrecido cosas más interesantes como La casa Rusia, La caza del Octubre Rojo (ambas de 1990), Dragonheart (1996, poniendo voz al dragón Draco), Jugando con el corazón (1998) o Educando a Forrester (2000)

Su última aparición en la gran pantalla no fue muy destacable, y de nuevo encarnó a un veterano pero totalmente en forma Allan Quatermain en la pésima adaptación del cómic de Alan Moore y Kevin O´Neill La liga de los caballeros extraordinarios, que para más inri se tituló en España La liga de los hombres extraordinarios, no respetando la concordancia con el tebeo previamente traducido. Desde entonces, Sean vive felizmente retirado con su esposa en Las Bahamas, habiendo interrumpido su descanso solamente para poner voz a dos películas de animación y un vídeo-juego y para presentar su autobiografía que, siendo el empedernido patriota que es, tituló Being a Scot (Ser un escocés).

Ni siquiera los hermanos Wachowski (para su saga Matrix) ni George Lucas y Steven Spielberg (para Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal) han conseguido convencerle para que vuelva a actuar aunque, ahora que se baraja la posibilidad de una quinta aventura del arqueólogo del sombrero stetson, parece que el mencionado tándem de productor y director están sopesando de nuevo la idea de rescatar a Sean para la franquicia. Tendremos que esperar para que este rumor se confirme o se descarte...

3 comentarios:

  1. Buen post dedicado a uno de los últimos grandes clásicos que nos quedan. Me encanta "El hombre que pudo reinar".
    Ringo dixit

    ResponderEliminar
  2. Desde luego, uno de sus clásicos, mucho mejor que "La roca" y otras de sus películas más recientes por las que le conoce el público actual...

    ResponderEliminar
  3. Para mi este es otro de esos actores que cuando lo ves en los créditos que quedas a ver la película

    ResponderEliminar