"Un hombre que limita sus intereses limita su vida" (Vincent Price)

lunes, 14 de mayo de 2012

Tres décadas, tres películas (3): 2002

Ok: todo el mundo tranquilo y que nadie me salte todavía al cuello, porque de ninguna de las maneras voy a poner a El ataque de los clones a la altura de los dos títulos anteriores de esta serie, Blade Runner y  Drácula de Bram Stoker, que son dos de mis grandísimas películas favoritas. Lo que sí que es cierto es que, posiblemente, esta segunda entrega de la nueva trilogía de Star Wars fue el largometraje que más disfruté en el año 2002, y esta serie de entradas que comencé hace dos meses se basaba en elegir tres películas que me gustaron bastante en cada una de las décadas anteriores: diez, veinte y treinta años atrás. Por otro lado, también admito sin ningún tipo de reparo (ya lo hice en los dos artículos que dediqué a la saga galáctica de George Lucas, que podéis leer aquí) que no estoy entre aquellos (supuestos) puristas que desprecian sin miramiento los más recientes episodios de La guerra de las galaxias, porque he crecido enamorado de toda la mitología de esta epopeya cinematográfica y, sí, el amor puede ser ciego, pero aún intentando ser objetivo, y aún admitiendo las muchas meteduras de pata de Lucas, creo que las películas de la nueva trilogía tienen todas, en menor o mayor medida, aspectos interesantes y resaltables que hacen que no merezcan la intransigencia y el menosprecio automático de toda una larga serie de fans que parece que sólo quieren probar su “autenticidad” poniéndose del lado y de la opinión de moda…. Y dicho esto, paso sin más a comentar las cosas que me hicieron entretenerme –y mucho: me quedé embobado en varias de las secuencias de la segunda mitad– de este Episodio II.

Años de trilogías
El teaser poster: ahora resulta que los jedi no pueden amar
Los recuerdos más agradables que conservo, a nivel cinematográfico, de la época en que se estrenó la película destacada en este artículo son, como ya comentaba en otro de hace unos meses, el que durante aquellos años (1999-2005) se estrenaron casi ininterrumpidamente las tres partes de la nueva trilogía de Star Wars y las de El Señor de los Anillos. Como me gustan mucho las dos sagas, casi todos los años esperaba con ansiedad el estreno de algún capítulo de una o de otra, y en 2002 precisamente se dio la feliz circunstancia de llegaban a los cines episodios de ambas: El ataque de los clones y Las dos torres. En concreto, la primera acudí a verla el mismo día del estreno a primera hora en el complejo Alucine de mi localidad; era un viernes 17 de mayo del año citado. Aún volvería a ver la película dos veces más en las próximas semanas, como haría con la anterior y la posterior de la trilogía.

¿La mejor de la segunda trilogía?
El trío protagonista
Hay una sencilla razón por la que prefiero, además, El ataque de los clones a su predecesora en la saga y a la que la cerró (o conectó con la trilogía antigua) y es que me parece la más honesta y divertida de todas. Honesta porque no promete nada que no dé, como ocurrió con la esperadísima La amenaza fantasma, que resultó ser, quizá, la peor película de toda la saga galáctica y no estuvo a la altura de la expectación que había creado, o con La venganza de los Sith, que prometía una densidad dramática que no pudo conseguir con los burdos hilvanados de su director para enlazarla con La guerra de las galaxias. El Episodio II es, sobre todo, una película de acción, de batallas y de duelos, y toda su segunda mitad me parece muy entretenida y emocionante al encadenarse las secuencias de la fábrica de droides, la arena de Geonosis, el combate con los clones y el enfrentamiento de los héroes con el Conde Dooku. Es un espectáculo visual con el que pasarlo bien sin plantearse cuestiones complejas ni buscarle contenidos demasiado profundos. Por en medio, una sencilla y algo mal llevada historia de amor entre Anakin y Padmé –aunque ya sabéis que a mí no me tienen que convencer demasiado para quedarme embobado con Natalie Portman– y una emocionante trama detectivesca en la que vemos a Obi-Wan rastrear el paradero de Jango Fett y llegar hasta el lluvioso planeta Kamino –me encantan las secuencias de ambos personajes allí–.

Guiños cinéfilos
El fascinante y evocador planeta lluvioso Kamino
¿Qué más? Pues algo que no mucha gente parece haber notado, y que considero de lo más destacable del film: los numerosos guiños a otras tantas películas clásicas de la Historia del Cine, algo que me resulta muy divertido reconocer o, a veces, deducir: la escena en la que Anakin se interna en el campamento tusken remita claramente a otra similar en la que John Wayne hace lo propio en un poblado indio en Centauros del desierto, y aquella en la que Padmé corre por el prado de Naboo al que va de picnic con su enamorado es un claro homenaje a una similar con Julie Andrews en Sonrisas y lágrimas. En los jedis acorralados en la arena de Geonosis podemos encontrar la influencia de otro western clásico: Murieron con las botas puestas, y en las posteriores escenas con los helicópteros de la República es fácil reconocer similitudes con Apocalypse Now y tantas otras películas sobre la Guerra de Vietnam. Y, por supuesto, en el circo del planeta citado podemos empeñarnos en ver peplums de toda la vida como la mismísima Quo Vadis (¿recordáis la escena del toro?)

Batallas, duelos, blasters y sables láser: entretenimiento asegurado para los fans galácticos

Reparto, nuevo y viejo
Christopher Lee: gran fichaje
Una de las noticias más esperadas respecto al reparto de esta película era quién iba a encarnar al joven Anakin Skywalker, y el honor acabó recayendo sobre el entonces desconocido actor australiano Hayden Christensen, que en aquella su primera intervención en la saga de Star Wars me pareció correcto, pero que acabó decepcionándome al demostrar no estar preparado para conferir a su personaje toda la tremenda carga dramática y trágica que debía conllevar en el siguiente episodio. Mucho más acertada me pareció la inclusión de ese icono viviente del cine fantástico que es Christopher Lee que, como he dicho tantas veces, se ha sabido reivindicar a tiempo en los últimos años por gente como el propio Lucas, Peter Jackson o Tim Burton. Curiosamente, y de una manera indirecta, fue su amigo Peter Cushing el que provocó su entrada en la saga, ya que su director y guionista y la directora de casting Robin Gurland buscaban a alguien que pudiera estar a la altura de este último actor cuando apareció en La guerra de las galaxias, y por supuesto, no había nadie mejor para reemplazarle que Lee.

De los actores que repiten, me gusta el nuevo look de Ewan McGregor, y, como ya he dicho, su parte en la película como “detective” espacial. Natalie Portman, cómo no, está más guapa y sexy que nunca (¡irresistible luciendo abdominales en la arena de Geonosis”). De los demás personajes secundarios, me gusta también Jango Fett (Temuera Morrison), digno “heredero” (aunque en la película sea al revés) de aquel cazarrecompensas que nos enamoró a todos en la trilogía original, Boba Fett, que aquí resulta ser su hijo (Daniel Logan). No tengo, sin embargo, tan claro, si se debería haber revelado tan explícitamente el origen de este último personaje

Vuelven los Fett
Del resto del reparto fue también un descubrimiento la australiana Rose Byrne (Dormé, doncella de Amidala), que parece que se está haciendo bastante popular en los últimos años labrándose una interesante carrera. Me alegro por ella. Me llaman también mucho la atención todos esos jedi con divertidos nombres como Plo Koon, Kit Fisto, Depa Billaba o la sexy Aayla Secura. Por último, no quiero dejar de recordar a personajes de breve pero simpática o llamativa aparición como el/la cazarrecompensas Zam Wessell (Leeanna Walsman) o los jóvenes Owen y Beru Lars (Joel Edgerton y Bonnie Piesse), futuros tíos adoptivos de Luke que aparecen en una nostálgica secuencia en la que Anakin y Padme visitan la granja de la primera película de la saga.

¿Digitalización excesiva?
Yoda digital: el gran error de la película
Pero también le voy a poner pegas a esta película, en realidad, prácticamente una sola: el exceso de decorados, personajes y, en general, recreaciones digitales. Quizá precisamente la falta de más escenarios naturales (aunque hay algunos, como el Lago Como en Italia y la mismísima Plaza de la Reina en Sevilla) confiere cierta frialdad y artificialidad al film. Más de lamentar es que ni siquiera los soldados clon hayan sido interpretados por personas de carne y hueso, sino que están recreados totalmente por ordenador, al igual que casi todos los personajes y criaturas alienígenas del film. El peor error de Lucas a este respecto es para mí sin duda el utilizar también las computadoras para dar forma a alguien tan entrañable como es Yoda. Entiendo y acepto que esto sea necesario para, por ejemplo, aquellas secuencias en que el viejo jedi lucha, pero para las que habla estando sentado creo que debía haberse usado nuevamente la marioneta animada por el gran Frank Oz.

Hablando de digitalización: El ataque de los clones fue la primera película de la saga rodada íntegramente en vídeo digital de alta calidad, herramienta que permitió a los trabajadores informáticos de George Lucas desarrollar su trabajo de postproducción con mayor facilidad.

Aprendiendo de los errores y conclusión
Regreso a Tatooine
En general, creo que, aunque se merezca muchas reprobaciones, Lucas tomó buena nota de sus errores en La amenaza fantasma y supo corregirlos para hacer una película más dinámica y compacta. Prefiero las secuencias lineales que encadenan las batallas y duelos del final a aquellas de otros episodios que alternan tres o cuatro escenarios diferentes, normalmente uno más tenso y dramático (Luke luchando contra Vader en El retorno del Jedi o Qui-Gon y Obi-Wan contra Darth Maul en el Episodio I) con otro más ligero y cómico (los ewoks en el primer ejemplo citado, los gungan en el segundo). Hablando de gungan: muy de agradecer que, pese a su inicial postura prepotente y arrogante sobre la participación del personaje en la saga, el barbado director decidiera relegar al infame Jar-Jar Binks a un papel mínimo en El ataque de los clones. Si alguien tiene que decir tonterías y hacer el idiota en Star Wars, prefiero que sea C-3PO –como, efectivamente, lo hace y no poco en las escenas de la fábrica y la arena de Geonosis–. Supongo que a él le perdonamos las payasadas.

Y, la conclusión, para finalizar, es simplemente que esta película formará siempre parte de mi vida y supongo que la seguiré revisitando en DVD de vez en cuando. Llegó en una época muy diferente a aquella en la que descubrí la trilogía original de La guerra de las galaxias, por lo que creo innecesaria y equivocada cualquier comparación, como ya dije en un artículo sobre la saga, pero la encuentro una película divertida y que, pese a que no ha transcurrido mucho desde su estreno original en cines, ya me trae algunos buenos recuerdos de un  tiempo  todavía cercano pero que fue mejor que el actual.

2 comentarios:

  1. No sabía que Rosa Byrne trabajaba en la peli...Claro que cuando la vi, la muchacha no sonaba tan fuerte como ahora...

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  2. Pues sí, yo ya me fijé en ella allí....

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