"Un hombre que limita sus intereses limita su vida" (Vincent Price)

martes, 25 de septiembre de 2012

Viaje pixelado: Aventuras gráficas de Microids

Mis primeras aventuras gráficas fueron a través de adaptaciones a PS1
Un debate habitual que tenemos mis amigos y yo es sobre en qué plataforma se disfruta más un videojuego: si en consola, o en ordenador. Yo soy partidario de la primera opción, principalmente por una razón tan sencilla como la comodidad: cuando juego con la Playstation 3, lo hago placenteramente sentado en un sillón del comedor, con el mando en mi regazo, y con un gran televisor de alta definición; el PC, por el contrario, me resulta mucho más incómodo tanto por la situación física en la que lo tengo, como por el engorro que para mí supone estar manejando ratón y teclado. Por esta razón, prefiero claramente la consola para los juegos de acción. No obstante, hay ciertos tipos de juegos que sí que disfruto bastante en el ordenador, principalmente las aventuras gráficas, y sobre estas, concretamente aquellas en primera persona producidas por la casa francesa Microids (incluyo en ella también las de Wannadoo, Cryo y Kheops Studios, marcas absorbidas por o asociadas con la primera de una forma u otra) se centra esta nueva entrega de Viaje pixelado.

Curiosamente, los primeros títulos de este tipo a los que jugué (si exceptuamos algunos arcaicos precursores en Spectrum) fueron en Playstation 1. Se trataba, evidentemente, de adaptaciones de las versiones originales de ordenador a la consola, en general aceptables, aunque quizá con el inconveniente de que el movimiento del cursor pudiera ser algo más lento con el mando. Posteriormente he seguido jugando a algunos ya en PC. Entre todos ellos están la trilogía de Drácula, Necronomicón, Amerzone, Louvre o El secreto del Nautilus, siendo aquellos de ambientación terrorífica los que más he disfrutado. También he jugado a otros en tercera persona, como los maravillosos Syberia I y II, Druuna: Morbus Gravis o Still Life, pero será en el primer grupo en el que me centraré en esta ocasión.

Para aquellos que puedan no conocer la mecánica básica y el funcionamiento de este tipo de juegos, intentaré resumirlos brevemente: se presentan, como he dicho, desde la perspectiva de primera persona; esto quiere decir que el jugador ve el entorno de la aventura desde el punto de vista de los propios ojos del personaje; no vemos una figura que nos represente, que sería tercera persona. La partida, el avance a través del mundo que nos plantea el juego, se muestra por pantallas. Por ejemplo, estamos delante de una casa, queremos pasar a través de su puerta, pinchamos con el ratón, y vemos una nueva pantalla en la que ya estamos en el vestíbulo de esa casa. Y precisamente un elemento esencial en estos juegos es pues ese puntero o ratón, que podemos mover por toda la escena (como si fuera nuestra mirada) en busca de objetos que coger, pistas que investigar o lugares a los que acceder. En función de esto, y cuando se pasa por el lugar adecuado, este puntero cambia su forma según la acción que podamos hacer, normalmente una flecha señalando una dirección en la que podamos seguir, una lupa para estudiar algún detalle, una rueda de mecanismo para poner en marcha algún artilugio o interactuar con el entorno (abrir la puerta que antes hemos mencionado, por ejemplo) son los iconos más comunes y prácticamente estándares en las aventuras gráficas.

Decorados suntuosos y elegantes, sugerentes paisajes, y personajes con los que actuar ambientan los juegos de Microids

Por lo expuesto, se puede deducir que los gráficos de este tipo de juegos no presentan mucha “acción” ni muchas animaciones en pantalla: todo lo más, algún pequeño detalle como un gesto repetitivo de un personaje, la luz oscilante de una antorcha o de un farol, la niebla que oculta intermitentemente la luna o cosas similares. Pese a ello, pese a esta “monotonía gráfica” que puede parecer poco sugerente, a mí estos juegos consiguen resultarme muy envolventes, sobre todo por su apartado sonoro, al que contribuyen no sólo la música que los adorna sino determinados efectos como el crepitar de una llama, el sonido de algún pájaro, el agua fluyendo en un río, etc, etc. Ha habido momentos en que me he sentido fascinado jugando a ellos, totalmente absorto y creyéndome “dentro” de esos paisajes con que los ilustran sus diseñadores.

El indispensable inventario de toda aventura gráfica
Otros dos elementos habituales en las aventuras gráficas de Microids son las conversaciones con los personajes y los puzzles. Las primeras, por lo general, nos dan alguna pista sobre qué camino seguir, aunque a veces son completamente banales. No son normalmente decisivas como ocurre en algunos juegos de rol, en los que las respuestas o preguntas que hagamos a los secundarios pueden decidir el transcurso de la partida y el devenir de los acontecimientos, así como despertar la simpatía o la antipatía de esos personajes por nosotros. Los puzzles se presentan de muchas formas, tanto visuales como con palabras: montar una máquina o un objeto roto, deducir de unas frases una combinación, etc, etc. En algunos casos, pueden ser todo un desafío a la capacidad deductiva y los conocimientos de los jugadores. También es habitual encontrarnos con un menú en el que guardaremos los documentos y pruebas que encontremos, y que suele incluir además un inventario para almacenar objetos que nos serán útiles posteriormente en nuestra aventura.

El último de estos juegos que he disfrutado este mismo año –lo encontré saldado en un centro comercial– ha sido Drácula 3: La senda del dragón y me lo he pasado verdaderamente bien con él. Tiene una historia fantásticamente ambientada en un pueblecito rumano unos años después de la I Guerra Mundial y me han encantado algunos de los personajes con los que el protagonista –un sacerdote– interactúa y muchos de los cuidadosos detalles históricos a los que recurre: no sólo los referentes al propio Vlad Tepes: hasta se llega a mencionar a la Sociedad Thule e incluso, indirectamente, al mismísimo Adolf Hitler. Eso sí: admito que algunos enigmas eran endiabladamente complicados y tuve que valerme del reprochable recurso de consultarlos en guías de internet… Reconozco mi ineficacia…

Espero poder jugar a nuevas aventuras gráficas de este tipo en el futuro, aunque no son mi prioridad ni mi preferencia en cuanto a videojuegos (insisto en que prefiero los de acción en consola). Se anuncia una cuarta entrega del conde vampiro, y no he jugado a ninguno de la serie sobre la Isla Misteriosa. Eso sí: como no consiga actualizar mi ordenador, no sé si el que tengo tendrá capacidad para reproducir juegos más actuales…

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