La inglesa Sussanah York es el nuevo nombre que se suma a una ya demasiado larga lista de actores y actrices que nos han abandonado este triste invierno. El cáncer se la ha llevado exactamente una semana después de haber cumplido los 72 años.
No era una intérprete cuya carrera hubiera seguido con interés -de hecho, hace muchos años que no veo nada nuevo de ella-, pero sí una de las primeras actrices cuyo nombre se me quedó grabado en mi "base de datos" cinéfilo-mental, y es que, cuando empecé a apasionarme por el cine, me encantaba aprenderme los nombres del reparto de las películas, técnicos, directores y demás. No era algo que hacía como un forzado ejercicio de memoria, sino que me resultaba sencillo, fascinante y casi automático. Y claro, a Susannah la conocí de bien pequeñito debido a que fue Lara, la madre de Superman en la adaptación del cómic que hizo Richard Donner en 1978. Aparte de la franquicia protagonizada por el malogrado Christopher Reeve, a la actriz la vería posteriormente en títulos como La batalla de Inglaterra (1969), Danzad, Danzad, malditos (1969), El despertar (1980), Los desmadrados piratas de Barba Amarilla (1983) o Un hombre para la eternidad que, aunque es la película más antigua de todas las citadas (1966), resulta ser la más reciente que he visto de ella, ya que me compré el DVD hará un par de años. En la última década, su carrera parecía básicamente relegada a la televisión, donde ha seguido trabajando casi hasta sus últimos días. Otro loable ejemplo de profesionalidad y de una vida dedicada a un arte, lo que hace su fallecimiento menos triste debido al inmenso currículum que nos deja para recordarla.
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