Nada más empezar este 2011 (por cierto, un número que no me gusta nada), me puse a pensar en qué películas, de entre las que disfruté especialmente, podría destacar con el pretexto de algún aniversario señalado (ya sabéis: 50 años, 25 años, 10 años). Encontré rápidamente varios títulos a los que quiero dedicar alguna entrada en los próximos meses, y voy a empezar por los más cercanos: los del décimo aniversario, ya que 2001 fue un año que aportó al apartado de “largometrajes destacados” de mi filmoteca personal tres películas que se han convertido para mí en pequeños clásicos que revisiono constantemente cada cierto tiempo. Se dio además la curiosa circunstancia de que vi también las tres dos veces cada una en el cine, algo que no hago a menudo, pero que hice con ellas precisamente por lo mucho me gustaron (aunque en el caso de la primera que revisaré, fue también porque dos pelmazos que se sentaron a mi lado no pararon de charrar durante todo la proyección y no me dejaron verla tranquilamente).
Voy a respetar también el orden cronológico en que se estrenó dicho trío cinematográfico, y sin más preámbulos, paso a presentar la primera de ellas, que es Enemigo a las puertas (Enemy at the gates) dirigida por el siempre interesante Jean-Jacques Annaud.
Una de las grandes contradicciones de mi vida es que, siendo una persona de índole pacífica, me siento fascinado por determinados conflictos bélicos, principalmente las dos Guerras Mundiales del siglo XX y la Guerra Civil Española. (Supongo que en esta afición tuvieron mucho que ver los sobrecitos de Montaplex que me compraban mis padres cuando era niño). Así pues, suelo acudir a ver todas las películas que tratan sobre las tres contiendas, y Stalingrado (junio de 1942 - febrero de 1943) precisamente es una batalla tan atrayente como sobrecogedora. Por otro lado, como ya he dejado más o menos entrever, el francés Jean-Jacques Annaud ha sido un director que siempre me ha interesado desde que vi En busca del fuego (1981) cuando se estrenó en los cines. También me gustaron El nombre de la rosa (1986) y, sobre todo, El oso (1988), otra película de la que estoy enamorado. El amante (1992), por el contrario, me resultó aburrida, mientras que Siete años en el Tibet (1997), me interesó más de lo que esperaba. He de admitir vergonzosamente que sus dos últimos trabajos, sin embargo, se me han escapado y los tengo pendientes de ver junto a su primera película y el misterioso corto de 1995 Las alas del coraje.
Enemigo a las puertas, su novena obra, tenía pues dos razones previas para interesarme: el propio conflicto que trataba, y la garantía de un director al que admiraba. En realidad fue una película algo alejada de las producciones normalmente más modestas del francés, ya que contó con un grandísimo presupuesto –principalmente norteamericano– que la convirtió en la película europea más cara hasta el momento de su estreno, 2001.
La historia de la película está basada, una vez más, en “hechos reales”, evidentemente adornados con esa magia tan falsa como maravillosa del cine (al menos, el comercial): se inspira en la figura de Vasili Záitsev (1915-1991) un sencillo y humilde joven de los Urales con gran pericia para disparar que, merced a sus hazañas con el fusil y al apoyo de la propaganda soviética, acabó convirtiéndose en uno de los héroes de la URSS durante la Segunda Guerra Mundial (el total de sus bajas oscila entre centenar y medio y casi dos centenares y medio de enemigos abatidos según fuentes, aunque tampoco fue el tirador con más logros de su país durante la contienda. El dato de 149 parece el más fiable).
Precisamente ese apoyo propagandístico aparece aquí personificado por la figura de Danilov, un comisario político ficticio pero que, sin lugar a dudas, se inspira en personas similares que llevaron a cabo la campaña para encumbrar a Saitzev y dar al desmoralizado pueblo ruso el héroe que tanto necesitaba.
Los dos personajes están interpretados por sendos actores británicos, Jude Law como Vasili, y Joseph Fiennes como Danilov. El triángulo protagonista lo completa su compatriota, la siempre encantadora Rachel Weisz, quien encarna a Tania Chernova, otra combatiente rusa de la que los dos hombres están enamorados. Chernova es también un personaje real, una joven norteamericana de origen ruso que regresó a la tierra de sus padres al comienzo de la II Guerra Mundial, fue adiestrada por Saitzev, y al parecer vivió realmente con él un romance (véase el apartado final).
El reparto secundario fue completado con tres excelentes intérpretes: el también inglés Bob Hoskins como Nikita Kruschev, y los norteamericanos Ron Perlman (habitual en muchas películas de Annaud) y Ed Harris. Mientras que el papel de Perlman como otro francotirador ruso es breve, el de Harris es esencial para la historia, ya que viene a ser la Némesis del de Law: un experto y frío francotirador alemán al que su bando envía para dar caza al ruso, el Mayor König. La figura de este soldado no está totalmente documentada –se la supone inspirada en Heinz Thorval–, ni tampoco el duelo entre ambos tiradores. Se basa sin lugar a dudas en hechos históricos, pero se embellece con la fantasía del 7º Arte.
El rodaje tuvo lugar principalmente en Alemania, excepto algunas escenas como las del Volga, fotografiadas en Polonia. Un enorme escenario representando la famosa Plaza Roja de Stalingrado se construyó en un plató al aire libre, donde la temperatura por suerte no igualaba la de la ciudad soviética, pero era también bajísima (se empezó a filmar en enero).
Pese a contar, como se ha adelantado, con financiación estadounidense, la elegancia del cine europeo se combina con la fastuosidad del norteamericano (cóctel perfecto para mí: de él han salido muchos de los clásicos de Hollywood), y si bien Enemigo a las puertas es un film comercial, repleto de imponentes escenas de guerra, tiene también una bonita historia humana que lo estructura (no sólo la relación entre el trío protagonista, sino también la de los componentes de éste con otras personas como el niño Sacha y su madre) y unos personajes interesantes y llenos de matices: ni siquiera el “malo”, el Mayor König, lo es tanto, ya que le mueven sentimientos de amor paternal a la vez que de venganza –su propio hijo ha muerto en Stalingrado– y llega hasta encariñarse con Sacha, a pesar del desenlace. Si bien la película no alcanza la crudeza y el realismo de la notable Stalingrado (Joseph Vilsmaier, 1993), tampoco muestra el infantilismo plano y unilateral de Salvar al soldado Ryan de Spielberg, quien con su característica ingenuidad y etnocentrismo sólo nos muestra malos muy malos y buenos muy buenos y una visión totalmente subjetiva de la guerra desde la perspectiva de su país. Por suerte, Annaud no se decanta claramente por ningún bando (aunque los protagonistas sean rusos) y nos deja ver que en la guerra hay mal por todas partes. Ya desde el principio podemos presenciar cómo los líderes rusos tratan a sus soldados como mera carnaza o la paranoia política del dictador Stalin.
El guión de la película está escrito por el mismo Annaud, junto con su habitual colaborador Alain Goddard, y se apoya principalmente en el libro de William Craig La batalla por Stalingrado (Enemy at the Gates - the Battle for Stalingrad, 1973, ver selección bibliográfica al final). La banda sonora es obra del repetitivo James Horner, que por supuesto no deja de incluir en la cinta su sempiterno riff. Sorprende enormemente lo poco inspirado que el compositor parece a veces al incluir otra melodía recurrente en el film que está casi calcada de la partitura de La lista de Schindler de John Williams. Aún con todo, la música tiene momentos sobrecogedores, sobre todo la que se apoya en coros, y que aparece constantemente en el largometraje.
Entre Stukas atacando en picado, T-34s escondiéndose entre los escombros y Maxims ametrallando a los desgraciados infantes soviéticos, una de las escenas de sexo más originales y bonitas que he visto en una película: Vasili y Tania haciendo el amor silenciosamente en un refugio, rodeados de sus dormidos camaradas, sin apenas desvestirse, tapados con una manta y con las manos y las caras sucias. Así, sin enseñar nada ni tener que acudir al reclamo de un actor o de una actriz espectacular, Annaud nos muestra el amor que dos personas se profesan aún estando rodeados de muerte, sangre, ratas, suciedad, miseria y escombros. Normalmente me parece que la mayoría de escenas de sexo en los filmes son totalmente gratuitas y no aportan nada al argumento, pero esta es una de las pocas que creo que se han sabido incorporar con gusto, acierto y corrección.
Aunque atípico en una película de guerra, Enemigo a las puertas tiene un final feliz –o, cuanto menos, agridulce–, algo forzado, posiblemente impuesto por los inversores norteamericanos para hacer la película más atractiva a las audiencias internacionales: a pesar de ser gravemente herida por una bomba, Tania acaba recuperándose y ella y Vasili se reencuentran en el hospital tras la liberación de Stalingrado. Hay, no obstante, dos grandes perdedores en la historia –si no contamos a König–, que son el joven Sacha, y Danilov: el comisario soviético, descorazonado tanto por la constatación de la falacia del régimen político que ha estado apoyando, como por no poder lograr el amor de Tania, se suicida para que Vasili pueda descubrir desde dónde está disparando su oponente (esta desesperada técnica fue llevada a cabo, efectivamente, por soldados rusos desesperados que deseaban acabar con sus vidas durante la batalla). A Danilov pertenece un estupendo diálogo final que me encanta y que, aunque no ha trascendido tanto como el de Rutger Hauer al final de Blade Runner, me parece igual de emotivo y digno de recordar:
“He sido un idiota, Vasili. El hombre siempre será igual. Jamás cambiará. Nos hemos esforzado tanto por crear una sociedad equitativa, donde no hubiera nada que envidiar al vecino… Pero siempre hay algo que envidiar: una sonrisa, una amistad… algo que uno no tiene y de lo que quiere apropiarse… En este mundo, incluso en el soviético, siempre habrá ricos y pobres, gente con esperanza y desesperados, ricos en amor y pobres en amor…” (Danilov a Vasili)
Enemigo a las puertas tuvo un éxito de público moderado, quizá porque, al fin y al cabo, se trataba de una película europea y, desde luego, tampoco para todos los gustos. Para mí, sin embargo, es ya un pequeño clásico, y desde su estreno hace ya diez años he vuelto a verla en numerosas ocasiones sin perder en ningún momento la fascinación que siento por ella, quizá todo lo contrario...
La batalla por Stalingrado (William Craig, 1973)
Documentadísimo trabajo de este autor norteamericano en el que invirtió varios años y al que dedicó profusos estudios. La película de Annaud se inspira parcialmente en él, hasta el punto de incluso tomar su título (en la edición en inglés). Diversas ediciones en España, entre ellas Crítica y Noguer, 2005
Vida y destino (Vasili Grossman, 1980)
Por desgracia este escritor soviético no pudo ver su obra magna impresa, ya que el régimen comunista la confiscó. No fue publicada hasta muchos años después de su muerte y goza hoy en día de un valoradísimo prestigio. Es una extensa dramatización de los hechos que él mismo vivió como periodista durante la trágica batalla. Fue uno de los libros que sirvió a Joseph Fiennes para preparar su papel en la película. Editado en España por Galaxia Gutenberg/Círculo de lectores, 2007.
Stalingrado (Antony Beevor, 1998)
Experto ex-militar y escritor inglés que tiene en su haber una larga serie de libros sobre conflictos bélicos (sobre todo de la II Guerra Mundial, pero también otros como la Guerra Civil Española), su visión sobre la terrible batalla está considerada entre las mejores y más fiables publicadas. Por supuesto, no todo el mundo está de acuerdo, pero eso siempre pasa, ¿no? Es el otro libro que Joseph Fiennes estudió para meterse en el contexto de la batalla y en la piel de su personaje. Editado en España por Crítica, 2010.
War of the Rats (David L. Robbins, 1999)
La película de Jean-Jacques Annaud se inspira también parcialmente en esta novela del escritor norteamericano David L. Robbins, centrada en el enfrentamiento entre los francotiradores Vasili Záitsev y Heinz Thorvald, así como en la relación amorosa del primero con la también soldado Tania Chernova. Aunque obviamente dramatizada, se inspira, al igual que la película, en hechos reales sobre los que el autor se ha documentado extensamente. El título está sacado del nombre que los alemanes dieron al conflicto de Stalingrado: rattenkrieg, “guerra de ratas”. La novela no me consta como editada en español.
The Sniper (James Riordan, 2008)
Novela basada en la figura de Tania Chernova, con la cual el escritor inglés James Riordan mantuvo varias conversaciones. Tampoco ha sido publicada en España. Es una más de las muchísimas obras -ficticias o reales- inspiradas en la apasionante batalla.
The Sniper (James Riordan, 2008)
Novela basada en la figura de Tania Chernova, con la cual el escritor inglés James Riordan mantuvo varias conversaciones. Tampoco ha sido publicada en España. Es una más de las muchísimas obras -ficticias o reales- inspiradas en la apasionante batalla.
Los verdaderos Vasili y Tania
Hasta donde se puede deslindar el mito de la historia, los verdaderos Vasili Záitsev y Tania Chernova vivieron realmente una historia de amor entre las ruinas y la desolación de Stalingrado. Tania había nacido en Nueva York, EE.UU., alrededor de 1919 y descendía de padres rusos. Viajó a la tierra de sus ancestros al estallar la II Guerra Mundial para salvar a sus abuelos, pero estos fueron masacrados por el enemigo. Decidida a luchar contra los alemanes, a los que profesaba un odio inmenso, estuvo activa en diversos frentes y otras tantas unidades, y se unió a la escuela de francotiradores de Vasili en Stalingrado, manteniendo una relación con él.
Tania fue herida como resultado de una mina pisada por una compañera. Sobrevivió, pero quedó estéril de por vida. En este momento perdió contacto con Vasili, y más tarde fue informada erróneamente de que había muerto. Curiosa y trágicamente, no supo la verdad hasta que un periodista se la descubrió en 1969. No existe mucha documentación sobre esta mujer soldado, pero al parecer aún seguía viva en 2006 según algunas fuentes.
Aunque elevado a Héroe de la Unión Soviética, hemos de suponer que Vasili Záitsev no debió de llevar una vida especialmente holgada o fastuosa después de la II Guerra Mundial. Una herida en los ojos le apartó temporalmente del servicio. Tal y como soñaba Jude Law en Enemigo a las puertas, el francotirador acabó como director, pero no de una fábrica, sino de una escuela de ingenieros. Vasili falleció en 1991.
(Pincha para ver la 2ª y 3ª parte de este artículo)
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Siempre me ha parecido un peliculón pero nunca me había parado a analizarlo tan profundamente.
ResponderEliminarBueno, yo no diría que es un "análisis profundo", simplemente una reseña extensa del film hecha con gran admiración...
ResponderEliminarUna joyita, la verdad...Y como dices: con la siempre encantadora Rachel Weisz.
ResponderEliminarUn encanto de mujer. Guapa, con clase, y generalmente con buen gusto para escoger papeles. Me parece maravillosa en esta película. Que se quiten Angelinas y demás....
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo contigo...Yo estoy actualmente dandome una maratón de sus pelis :-D
ResponderEliminarNo tiene mucho que ver pero si que es interesante y tambien daría para una buena película, la vida del que es considerado por muchos como el mejor francotirador de la 2ªGM: el finés Simo Häyhä, que abatió a entre 505 y 542 soldados soviéticos durante la invasión de Finlandia (Guerra de invierno 1939-1940). Más de 500 enemigos abatidos en apenas un año, casi uno por dia, enmedio del invierno ártico y con un fusil sin mira telescópica. Este pequeño cabrón (1,56 ms)no paró de matar hasta que fue herido en la cara por una bala explosiva que casi lo mata, los soviéticos llegaron a reclutar una unidad de tiradores de élite ex-profeso para localizarlo, tal como parece ser que pasó.
ResponderEliminarCuriosa historia. No la conocía....
ResponderEliminarEn realidad Vasili no fue el mejor tirador ruso. Fue superado por otros, pero la propaganda soviética le utilizó a él, entre otras cosas porque era "bien parecido"... ????