"Un hombre que limita sus intereses limita su vida" (Vincent Price)

jueves, 15 de abril de 2010

Adiós, Susie Q (o, ¿Un blog morboso?)

Soy consciente de la índole marcadamente necrófila de este blog, y he de decir que sólo hasta cierto punto es voluntaria. Veréis: yo me aficioné al cine desde muy pequeño (esto ya lo explicaré en una futura entrega). Por aquel entonces (o sea, los 70) muchos de los actores que hoy se consideran “clásicos” seguían todavía en activo y no eran demasiado mayores. Por otro lado, para mí todos ellos eran gente “actual”, a la que veía todos los días en televisión, y casi lo sigue siéndo. A veces se para uno a pensar y constata el hecho de que está viendo una película que tiene 50 años y cuyos protagonistas están todos bajo tumba, y es muy triste.

A la música llegué un poco más tarde, ya en la adolescencia, y mi elección allí fue algo más consciente. Aún así, también los artistas que me fascinaron por entonces, aunque ya llevaban 20 o 30 años en activo, eran razonablemente “jóvenes” y tenían todavía carrera por delante. Nunca elegí a mis ídolos con la perspectiva de que un día nos dejarían y, muy al contrario, daría lo que fuese por tener a algunos de ellos todavía con nosotros.

Sin embargo, hay una terrible realidad en esta vida: y es el paso del tiempo, inmisericorde, imparable y cada vez más rápido. Cuando uno se quiere dar cuenta, se ha hecho mayor, y con él ha envejecido toda esta gente a la que admiraba. Más de treinta años después, aquellos actores o bien han llegado a una avanzadísima edad o han pasado a mejor vida, y con los músicos ocurre otro tanto. Veamos: también me interesan artistas más recientes, pero encuentro más interesante recordar, reivindicar o rescatar las carreras de personajes cuyo momento de gloria ya pasó y que, a pesar de haber dejado una huella importante en las historia de la faceta artística que desarrollaron, no siempre son rememorados y apreciados como de verdad se merecen. Por otro lado,  pienso que otras personalidades de la música y del cine más actuales reciben la suficiente cobertura periodística en publicaciones, webs y programas televisivos y no encuentro el menor mérito ni desafío en hablar de alguien que todo el mundo conoce.

Además, ¿qué demonios? El ser humano es morbosillo por naturaleza. La muerte nos fascina a la vez que nos aterra, y no hay más que asomarse a un telediario si uno quiere ver necrofilia a raudales (¿qué harían estos programas si nadie falleciera?).

Expuesto esto, me gustaría ingresar en el panteón del blog a dos personalidades de la música de los 50 que nos abandonaron a principios de este año, y de cuya muerte me enteré tan sólo hace un par de semanas…

¿Cómo se mide la trascendencia de alguien en la historia (en este caso, de la música)? ¿Es necesaria una carrera larga, longeva y productiva, o puede ser suficiente un pequeño y puntual momento de gloria? Es una pregunta para la que no tengo una respuesta clara, pero un ejemplo a estudiar sería el del rockero Dale Hawkins, quien nos dejó el pasado 13 de febrero a los 73 años. Hawkins fue uno de los muchos jóvenes que quedó hechizado por el sonido de Elvis Presley y por la explosión del rock and roll y, aunque su carrera se extendió a lo largo de cinco décadas, en realidad sólo tuvo un éxito importante. Sin embargo, Susie Q está considerado uno de los temas más clásicos del rock de los 50 y ha conocido docenas de versiones. Esta composición del propio Dale fue grabada en 1957 con un jovencísimo James Burton a la guitarra imitando claramente los licks y figuras habituales en las grabaciones de blues típicas de Howlin´ Wolf y otras leyendas del género del sello Chess (que  editó la canción de Hawkins). El tema (nº 27 en las listas americanas del citado año) tiene pues clarísimas influencias de la música negra y, a camino entre el rockabilly y el rhythm and blues, está considerado como uno de los precursores del sonido "swamp" que harían famoso Creedence Clearwater Revival, quienes precisamente incluirían una versión de Susie Q en su primer LP, y la cual eclipsó tanto como redescubrió la original de Dale.

Con una carrera mucho más sólida y exitosa, aunque  más relacionada con el country que con el rockabilly (con el que también tuvo algún escarceo) Carl Smith triunfó en el género vaquero durante los 50, 60 y 70, hasta el punto de que llegó a ser llamado “Mr. Country”. También guitarrista y contrabajista, sus éxitos durante su época dorada son demasiados para enumerarlos aquí, y sirvan como ejemplos: Let's Live a Little, Let Old Mother Nature Have Her Way, Loose Talk, Wicked Lies, Hey Joe!, You Are The One o Ten Thousand Drums.
Estuvo casado con otra leyenda del country, Juner Carter, y era pues padre de la también cantante Carlene Carter.
Nos dejó es te pasado 16 de enero a los 82 años. 

4 comentarios:

  1. Pues uno que se declará ignorante y pensaba que Susie Q era de la CCR.

    Entiendo tu admiración por todos esos artistas que yo considero "viejunos". Yo también admiro a mucha de esa gente que iba abriendo camino donde no lo había, o que trabajaba en condiciones (grabaciones, rodajes, ...) en los que las "estrellas" actuales se habrían rendido a la primera de cambio.

    Por otro lado no creo que tengas un blog morboso, simplemente te guía para hacer las entradas el calendario de defunciones.

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  2. Pues muchas gracias por tu simpatía y comprensión.
    Curiosamente, a pesar de que los Creedence son posiblemente mi grupo favorito, nunca me ha gustado su versión de Susie Q. Creo que se "rayaron" demasiado con ella y prefiero la sencillez de la original, sin ser tampoco uno de mis temas favoritos.

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  3. Lord, tal y como está la vida actualmente no nos de tan malas noticias, yo daba a Dale Hawkins por muerto, tampoco he seguido su trayectoria mas allá de algún corte prensado en algún digno recopilatorio, también es lamentable acordarnos de los músicos cuando estos se ha "ido", mas bien me quedo con la esencia que desprenden sus canciones, es como si aun vivieran...

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  4. Interesante contradicción de comentarios entre usted y Giorgio...
    Bueno, a Michael Jackson le ha ido muy bien que se acuerden de que ha muerto (o al menos a sus herederos). Lo malo es cuando a alguien no se le recuerda ni cuando muere. Y, creo que lo he dejado bien claro: no elijo interesarme por un artista simplemente porque esté muerto o vivo. Dale Hawkins y Susie Q ya estaban en uno de los primeros discos de rockabilly que oí, "Chess Rockabillies" o algo así y, por supuesto, vivirán para siempre...

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