Parece ser que Stephen Boyd está destinado a pasar a los anales del 7º Arte como uno de esos actores cuyo nombre sólo recordamos los cinéfilos y cuyo rostro, sin embargo, reconoce la mayoría de los espectadores ocasionales. Y es que este apuesto norirlandés de prominente mandíbula, y nacido en Glengormley en 1931 como William Millar, interpretó al temible y rencoroso antagonista de Ben-Hur en la clásica película homónima de 1959, rol que le valdría en su momento numerosos galardones, el reconocimiento y la popularidad masiva, y un lugar definitivo en la Historia del Cine. Paradójicamente, parece que este papel legendario sería también su maldición, pues da la impresión de que sus demás interpretaciones han quedado siempre a la sombra de la del militar romano...
Tras los casi obligados inicios en el teatro, su traslado a Inglaterra y algunas penurias, Stephen aterrizó finalmente en la Meca del Cine a mediados de los 50 y comenzó a interpretar papeles secundarios en diferentes películas y series de entre los que podríamos destacar su personaje de espía nazi en El hombre que nunca existió o el vaquero forajido al que persigue Gregory Peck en El vengador sin piedad.

Mucho se ha escrito sobre el presunto subtexto gay oculto tras la relación de los personajes de Heston y Boyd en el film, teoría interpretada y reinterpretada, corroborada y desmentida una y otra vez por los participantes y estudiosos del largometraje: se afirma que a Boyd se le dieron las oportunas indicaciones para que caracterizara a Messala como enamorado de Ben-Hur, mientras que a Heston, que naturalmente entraría en cólera años después al conocer el hecho, no se le dijo nada. La supuesta homosexualidad del propio Stephen también ha sido objeto de controversia y enfrentamiento durante años, sin que ninguna de las dos tendencias, la real y la cinematográfica, hayan sido jamás confirmadas de una manera definitiva.

Los 70 verían a Boyd con mala salud y trabajando básicamente en Europa, gran parte de ese lapso distribuido en producciones españolas e italianas, la mayoría de ellas indignas de un actor de su talento. Su prematura muerte de un ataque al corazón a los 45 años en 1977 nos dejará para siempre con la duda de si estábamos ante el ocaso de su trayectoria interpretativa o de si, por el contrario, ésta hubiera resurgido para proporcionar a Stephen Boyd el reconocimiento que se merecía.
* Web sobre Stephen Boyd (aunque, lamentablemente, abandonada desde hace dos años): http://www.allaboutstephenboyd.com/
Larga vida a este blog
ResponderEliminarPD: te meto un link