"Un hombre que limita sus intereses limita su vida" (Vincent Price)

miércoles, 27 de enero de 2010

Scotty Moore, la Guitarra que cambió el mundo

En los tiempos en que Scotty Moore se convertía en músico profesional y su trabajo empezaba a oírse públicamente (mediados de los 50) no existía el culto al guitarrista que hay hoy en día. Se idolatraba ya desmedidamente a algunos cantantes, pero los músicos que les acompañaban en sus grabaciones y conciertos eran sistemáticamente ignorados o incluso totalmente desconocidos; poco más que “complementos” o “adornos”, como si estos artistas no contribuyeran de manera importante al sonido y al resultado final de una canción. Y, sin embargo, seguro que los vocalistas que tuvieron a su servicio el talento de gente como Cliff Gallup, Grady Martin, Hank Garland, James Burton o el propio Moore, no hubieran sido lo mismo si hubiesen registrados sus míticas canciones con músicos menos innovadores y originales.

La música rock era un terreno sin explorar que estaba entonces dando sus primeros pasos y, con la excepción de nombres como Les Paul o Chet Atkins (que en realidad venían de otros estilos) nadie parecía fijarse en los virtuosos instrumentistas que comenzaban a situar la guitarra eléctrica en el lugar en el que merecidamente está hoy en día: como instrumento rey de la música moderna.

Se le admire o se le deteste, guste o no guste, se prefiera el estilo que se prefiera, es innegable que Elvis Presley cambió la música popular. Puede que no inventara nada nuevo, que simplemente remodelara y reconvirtiera (como tantos otros), pero su influencia en toda la música que nació en los años posteriores a su aparición no puede ignorarse ni despreciarse. Con él, sus instrumentistas, entonces prácticamente anónimos, marcaron también a generaciones de músicos, y a la cabeza de todos ellos, y sin ánimo de despreciar a los demás, estaba el virtuosismo y la destreza de Scotty Moore, uno de los guitarristas a la vez más influyente en la música moderna y paradójicamente más ignorado y desconocido. Todo un ejemplo de lo injusta que puede ser la vida y de cómo muchos se llevan la fama sin apenas esfuerzo (y, a veces, sin siquiera merecerlo) y otros pasan totalmente inadvertidos para el gran público a pesar de un legado ciclópeo.



Winfield Scott Moore III nació en Gadsden, Tennessee, EE.UU. un 27 de diciembre de 1931. Aprendió guitarra de manera autodidacta emulando a sus ídolos de la música country, blues y jazz que escuchaba en la radio y en los discos, y tras servir en la Marina durante cuatro años, acabó en la mismísima Memphis, tocando en formaciones amateur mientras se ganaba la vida de maneras más ortodoxas. En 1954 grabó un sencillo con su grupo, The Starlite Wranglers, en la discográfica Sun Records de Sam Phillips. En la banda destacaba un vivaracho y jovial contrabajista llamado Bill Black, junto al que Scotty probaría en breve, y a petición de Phillips, a un joven vocalista de la ciudad llamado Elvis Presley. ¿Tenemos que repetir el tópico de “el resto es Historia”? Ciertamente lo es...


Durante 1954 y 1955 los tres músicos grabaron cinco sencillos y otras muchas canciones que se recuperarían después, que constituyen uno de los momentos mágicos de la Historia del Rock; la Piedra angular de este género musical y el detonante que hizo explotar la bomba, ya que la enorme popularidad que Presley alcanzaría en los meses siguientes permitiría que muchos otros músicos del estilo –anteriores, coetáneos o posteriores a él– pudieran difundir su labor y realizarse profesionalmente.

Es en estas primeras grabaciones en la Sun, y en las inmediatas realizadas tras el paso de Elvis a la RCA a finales del 55, donde se puede apreciar mejor la maestría y el arte de Scotty Moore, que despliega una amplia gama de recursos, técnicas e influencias para sostener buena parte de las canciones en las que –recordamos- sólo intervienen tres personas. Básicamente, Scotty tocaba con todos los dedos de la mano y con una púa en el pulgar; una modalidad del fingerpicking -frente al flatpicking, técnica más común en los guitarristas de rock que consiste en tocar con una púa entre el índice y el pulgar-, formando así acordes, arpegios o frases y licks, y recurriendo a todos sus conocimientos previos en los campos del country y del jazz.

Hay que ser muy obtuso para no darse cuenta de que Moore, Presley y Black forjaron un sonido especial y diferente en esos meses en que comenzaron. Aunque mayoritariamente hicieran versiones, la versatilidad de Scotty, la originalidad de Presley y la contundencia de Bill dieron un nuevo aire a sus temas. Atención a los impresionantes solos de Moore en Just Because, los recursos blueseros en Baby, Let´s Play House, el evocador acompañamiento de Harbor Lights o el curioso cambio que los chicos hicieron a Blue Moon, con el guitarrista imitando los cascos de un caballo con su instrumento. Y en aquellos tiempos se grababa todo en directo: no hay trucos ni efectos aparte del eco que a Sam Phillips tanto le gustaba, y para el que solía utilizar una de las dos únicas pistas de que disponían por entonces.

Con el paso de Elvis a la RCA, su sonido se fue acaramelando en una clara estrategia de los directivos de la discográfica y del representante del cantante, el infame Coronel Parker, de hacer la música de la nueva estrella más blanda y comercial, y aunque Scotty todavía destacaría en algunas de las primeras canciones dentro de su nuevo sello, pronto su labor se vería reducida a elementales líneas de boogie woogie o solos y acompañamientos simplistas, recursos demasiado básicos y limitados para un virtuoso de la talla de nuestro hombre.

Lo más irónico, triste y lamentable de nuestra historia viene en este momento: y es que, conforme la fama y la riqueza del Elvis Presley crecían, Scotty y Bill, que habían comenzado el grupo con él –y el primero incluso ejerció de manager-, eran simplemente unos asalariados con un sueldo miserable en comparación con el del cantante, y ni siquiera eran acreditados en los discos. El Coronel Parker intentó desde un primer momento sustituir a The Blue Moon Boys –así se bautizaron Moore y Black, a quienes se sumaría más tarde el batería D.J. Fontana- por músicos profesionales, aunque afortunadamente Presley se negó. Sin embargo, sus dos amigos acabaron finalmente por abandonarle, hartos de su situación, en 1957. Elvis se enfrentó una vez más al Coronel, se renegociaron los contratos, y el trío volvió a estar junto, aunque fue por poco tiempo: en 1958, surgieron los mismos problemas económicos y los viejos compañeros se separaron de nuevo. Bill Black nunca volvió a tocar con Elvis. Formó un grupo instrumental, The Bill Black Combo, con el que gozó de cierta fama hasta su triste muerte en 1965, a los 39 años, debido a un tumor cerebral.

Scotty Moore volvió con Elvis tras su regreso del ejército, participando en muchas de sus grabaciones de los 60 hasta el mítico Comeback Special de 1968, donde es un gustazo verle tocar hasta que Elvis rompe el hechizo del concierto cuando decide quitarle a Scotty su guitarra eléctrica para ponerse a rascarla él mismo.

Cuando el cantante reapareció en los escenarios a finales de los 60, optó por incluir en su banda al no menos prestigioso guitarrista James Burton, y Scotty y él nunca volvieron a verse. El músico continuaría básicamente como productor e ingeniero de sonido durante muchos años, hasta que, a finales de los 80, parece que por fin el tiempo empezó a poner las cosas en su lugar: personalidades de la música del momento empezaban a hablar de Scotty y a alabar su trabajo, guitarristas del renombre de Keith Richards, Eric Clapton o Mark Knopfler reconocían su admiración por él, se le introdujo en el Rock and Roll Hall of Fame.... Scotty volvió a coger la guitarra y a emprender las giras. Desde entonces, ha tocado como invitado de honor en infinidad de conciertos y homenajes y ha grabado varios CDs, ha sido invitado a muchos programas y entrevistas, interpretado en el cine y en la televisión por varios actores, publicado una autobiografía, y parece que su nombre, aunque todavía desconocido por el gran público, empieza a ser respetado al menos entre los guitarristas y amantes de la música rock. Irónicamente, Scotty ha sido el único del trío original que formara con Elvis y Bill en poder disfrutar del impacto y la trascendencia que la música del grupo ha conseguido.

Después de más de cinco décadas como profesional, suponemos que debido a su salud y a su respetable edad, Scotty se retiró de la música en agosto de 2007. Desde hace años, tiene su propia web, de obligada visita para conocer más sobre este monstruo de las seis cuerdas: http://www.scottymoore.net/

The Guitar That Changed the World (RCA, 1964)
A mediados de los 60, Scotty publicó el que sería su único LP en solitario. El título –que, obviamente, ha dado nombre a este artículo– podría parecer presuntuoso en otro guitarrista, pero en él no parece injusto o desacertado. Los doce cortes que lo componían eran simplemente versiones semi-instrumentales de éxitos de su amigo Presley, un trabajo interesante y curioso de oír, pero que quizá no muestre en su totalidad la maestría y virtuosismo del guitarrista.

* Just Because: uno de mis solos -y acompañamiento- favoritos de Scotty y toda una lección de fingerpicking.
* Comeback Special 1968: Elvis presenta a Scotty y recuerda sus comienzos.
* ¡El cumpleaños de Scotty!: entrañable vídeo casero en el que Scotty celebra su 78º aniversario las pasadas Navidades.

sábado, 23 de enero de 2010

Adiós a Jean Simmons

Pues prácticamente a pares: hace cosa de un mes me quejaba, con motivo de la muerte de Jennifer Jones, de que los que amamos el cine clásico nos estamos quedando totalmente huérfanos. Los años pasan, y la Parca no tiene problemas laborales debido a la crisis...

Este 22 de enero, a punto de cumplir los 81, se nos ha ido otra actriz mítica: Jean Simmons. Uno no puede sino quitarse el sombrero ante una trayectoria en el cine de más de 60 años, de la cual es difícil quedarse con unas pocas películas. Así de un primer vistazo, yo destacaría Extraño suceso, a las órdenes de Terence Fisher, el clásico del cine negro Cara de ángel, la histórica Desirée, junto a un napoleónico Marlon Brando, el western Horizontes de grandeza y, por supuesto, Espartaco, quizá su largometraje más conocido. Pero claro, esto es sólo una selección personal, y estamos hablando de una carrera de casi cien títulos, entre cine y televisión, medio en el cual se prodigó bastante en los 80 y 90 (me gustó su intervención en el remake de Dark Shadows).

Jean estuvo casada con el actor Stewart Granger y con el guionista y director Richard Brooks, tuvo dos hijos, y actuó hasta el mismísimo 2009. Y, por cierto: gracias a que su contrato no le permitió trabajar a las órdenes de William Wyler en Vacaciones en Roma, una desconocida llamada Audrey Hepburn se hizo cargo del papel que el director tenía reservado para Mrs. Simmons....

martes, 19 de enero de 2010

Stephen Boyd, o la maldición del tribuno Messala

Parece ser que Stephen Boyd está destinado a pasar a los anales del 7º Arte como uno de esos actores cuyo nombre sólo recordamos los cinéfilos y cuyo rostro, sin embargo, reconoce la mayoría de los espectadores ocasionales. Y es que este apuesto norirlandés de prominente mandíbula, y nacido en Glengormley en 1931 como William Millar, interpretó al temible y rencoroso antagonista de Ben-Hur en la clásica película homónima de 1959, rol que le valdría en su momento numerosos galardones, el reconocimiento y la popularidad masiva, y un lugar definitivo en la Historia del Cine. Paradójicamente, parece que este papel legendario sería también su maldición, pues da la impresión de que sus demás interpretaciones han quedado siempre a la sombra de la del militar romano...

Tras los casi obligados inicios en el teatro, su traslado a Inglaterra y algunas penurias, Stephen aterrizó finalmente en la Meca del Cine a mediados de los 50 y comenzó a interpretar papeles secundarios en diferentes películas y series de entre los que podríamos destacar su personaje de espía nazi en El hombre que nunca existió o el vaquero forajido al que persigue Gregory Peck en El vengador sin piedad.

Curiosamente, a pesar de su atractivo porte, que lo hacía idóneo para ejercer como galán hollywoodiense, Stephen nunca le hizo ascos a ningún papel y alternó durante toda su vida las interpretaciones de “buenos” y “malos”. Quizá por ello William Wyler le eligió para encarnar al tribuno Messala en su remake de Ben-Hur, personaje que comienza el film como gran amigo del de Charlton Heston para acabar convirtiéndose en su peor enemigo y batiéndose a muerte durante la ya mítica carrera de cuádrigas que proporciona el clímax a la película.

Mucho se ha escrito sobre el presunto subtexto gay oculto tras la relación de los personajes de Heston y Boyd en el film, teoría interpretada y reinterpretada, corroborada y desmentida una y otra vez por los participantes y estudiosos del largometraje: se afirma que a Boyd se le dieron las oportunas indicaciones para que caracterizara a Messala como enamorado de Ben-Hur, mientras que a Heston, que naturalmente entraría en cólera años después al conocer el hecho, no se le dijo nada. La supuesta homosexualidad del propio Stephen también ha sido objeto de controversia y enfrentamiento durante años, sin que ninguna de las dos tendencias, la real y la cinematográfica, hayan sido jamás confirmadas de una manera definitiva.

Tras algunas películas de menor repercusión (personalmente me quedo con Lisa) y sendas candidaturas perdidas a los papeles de James Bond y de Marco Antonio en la Cleopatra de Mankiewicz, Boyd volvió a servir al SPQR en La caída del Imperio Romano, fascinante super-producción de Samuel Bronston rodada en España por Anthony Mann que contó con fastuosos decorados y un reparto de lujo que incluía a la siempre bellísima Sophia Loren, a Alec Guinnes, James Mason y a Christopher Plummer como protagonistas de la historia que muchos años después retomaría Ridley Scott en Gladiator. Contra todo pronóstico, La caída del Imperio Romano fue un fracaso comercial al que Boyd siempre culpó de afectar drásticamente a su carrera (aunque, irónicamente, la obra ha acabado convirtiéndose en un título esencial del peplum y en el segundo papel más conocido del artista). Durante el resto de la década de los 60 siguieron papeles diversos en otros tantos géneros, de los que cabe destacar el clásico del fantástico Viaje alucinante, quizá la última gran película del actor.

Los 70 verían a Boyd con mala salud y trabajando básicamente en Europa, gran parte de ese lapso distribuido en producciones españolas e italianas, la mayoría de ellas indignas de un actor de su talento. Su prematura muerte de un ataque al corazón a los 45 años en 1977 nos dejará para siempre con la duda de si estábamos ante el ocaso de su trayectoria interpretativa o de si, por el contrario, ésta hubiera resurgido para proporcionar a Stephen Boyd el reconocimiento que se merecía.


* Web sobre Stephen Boyd (aunque, lamentablemente, abandonada desde hace dos años): http://www.allaboutstephenboyd.com/

Grace Slick, la "otra" Janis

Y, si decíamos que Debra Paget no había pasado a la posteridad con tanta suerte como algunas de sus colegas y coetáneas, otro tanto se puede decir -trasladado al terreno musical- de lo que les pasó a las pocas mujeres que cantaban rock en la escena de la Costa Oeste norteamericana de finales de los 60, eclipsadas por la omnipresente y -a mi entender- algo sobrevalorada Janis Joplin. Y eso que Grace Slick fue la vocalista de una de las bandas más importantes de la edad de oro de la psicodelia, Jefferson Airplane, y que con el grupo creó dos de los clasicos del género y de la época: Somebody to Love y White Rabbit, de la cual también fue autora.

Apellidada en realidad Wing y nacida en 1939, sus antecedentes como modelo y su sensual y potente contralto proporcionaron a su banda una voz particular y reconocible y un atractivo reclamo. Tras pasar por el grupo Great Society, sustituyó a Signe Anderson, -cantante original de los Jefferson- en el segundo LP de la banda, Surrealistic Pillow, que fue un exitazo, y quedó nº3 en las listas estadounidenses, y está considerado hoy en día uno de los LPs indispensables de la Historia del Rock.

Grace sobrevivió a aquella época demente que le quitó a su buena amiga Janis, a pesar de que los excesos nunca han faltado en su vida. A cambio de no alcanzar el estatus de la fallecida, Slick ha tenido una larga carrera: tras años de éxito con Jefferson Airplane, el grupo acabó separándose/remodelándose en 1972, convirtiéndose sucesivamente en Jefferson Starship y después simplemente en Starship. Con esta formación y ya en plenos 80, Grace volvería a triunfar con nuevas canciones, ya en una línea diferente a la que le hiciera famosa, y entre las que destaca Nothing´s Gonna Stop Us Now, nº1 y nominada al Óscar al ser incluida en la película Maniquí.

Aunque se ha reencontrado de vez en cuando con los ex-miembros de Jefferson Airplane para discos y conciertos, Grace está prácticamente apartada de la música y se dedica desde hace años a la pintura. Resulta de lo más curioso verla hoy en día, recién cumplidos los 70, convertida en una entrañable señora de pelo blanco. Quién diría que tras la apariencia afable de esta simpática abuelita se esconde una vida de alcohol, drogas y excesos de casi todo tipo...

* Los Jefferson en directo en la televisión estadounidense de la época.... cómo les molaban a los técnicos los recién descubiertos efectitos... http://www.youtube.com/watch?v=Q1cfTMdjkYM
* White Rabbit en Woodstock: http://www.youtube.com/watch?v=EntBFYOPIcE
* El MySpace de Grace (no sé si oficial): http://www.myspace.com/graceslick. En la parte inferior podéis ver una entrevista reciente con ella...


domingo, 17 de enero de 2010

La danza de Seetha... Recordando a Debra Paget

A la sombra de las grandes divas del momento como Audrey Hepburn o Marilyn Monroe, Debra Paget (19-8-1933), con sus imponentes ojos azules contrastando con su intenso cabello negro, fue sin duda una de las actrices más bellas del Hollywood de los 50. Su madre pareció tenerlo claro desde que Debralee Griffin (su verdadero nombre) era una adolescente, presentándola a varios concursos de belleza e intentando (con éxito) que debutara en el cine.

Aunque se estrenó como actriz en el film Una vida marcada, con apenas 15 años, quizá su primer papel destacable sea en Flecha rota, haciendo nada menos que de mujer india del gran James Stewart (y ocultando su hermosa mirada detrás de unas chocantes lentillas negras). Su carrera se "limitaría" a aproximadamente una veintena de películas y otras tantas apariciones en series de televisión, pero en ese lapso relativamente corto participó en grandes clásicos del cine de aventuras, del peplum y de su variante "bíblica", del western, y del género fantástico... Una trayectoria breve, pero intensa y fructífera de la que es difícil destacar algún título sobre otro: a los cinéfilos aventureros nos legó La mujer pirata (compartiendo cartel con la no menos atractiva Jean Peters), El Príncipe Valiente, y, por supuesto, las dos películas por la que quizá Debra sea más recordada: El tigre de Esnapur y su continuación, La tumba india, super-producción alemana para la que se puso a las órdenes de Fritz Lang, y cuya segunda parte contiene sin duda una de las escenas de mayor erotismo del cine de la década: Debra bailando escuetamente vestida frente a una voluptuosa deidad hindú, intentando aplacar las iras de una malévola serpiente. Además de los sensuales bailes de la actriz en las dos partes del film, la exquisita factura y el estatus de clásicos legendarios hacen indispensables ambas cintas para cualquier amante del 7º Arte y en especial del cine de aventuras.

Especializada durante buena parte de su carrera en personajes exóticos, además de nativa norteamericana y de bailarina hindú (mestiza), a Debra la pudimos ver también de egipcia (El sepulcro de los reyes y Princess of the Nile), polinesia (Ave del paraíso) e incluso árabe (Vida y amores de Omar Khayyam).

En el apartado peplum/cine bíblico hay que destacar sus apariciones en clásicos como Los Diez Mandamientos y Demetrius y los gladiadores, continuación de La túnica sagrada.

El western sería también uno de los géneros en los que Debra se prodigó y, además de la ya mencionada Flecha rota, merece especial atención Love Me Tender, donde sería partenaire de un debutante Elvis Presley y se teñiría de rubia para la ocasión.

Finalmente, el fantástico ocuparía buena parte de los últimos años de trayectoria profesional de la actriz, participando en De la Tierra a la Luna, y despidiéndose del cine en el ámbito de la serie B a las órdenes de Roger Corman y con el siempre elegante Vincent Price como pareja en Historias de terror y El palacio de los espíritus.

Tras ponerse frente a las cámaras por última vez para dos episodios de la serie El agente Burke, Debra se retiró del cine para casarse con un (doblemente) afortunado millonario chino con el que tendría un hijo y del que se divorciaria en 1980. Ya septuagenaria y apartada totalmente del mundo de la farándula en una especie de retiro religioso, Debra no parece querer nada del cine hoy en día, manifiesta su disgusto por las películas de la actualidad y no concede apenas entrevistas ni se presta a homenajes o a recibir a admiradores.

* El famoso bailecito: http://www.youtube.com/watch?v=EkVzQ1dJ7I8 (y, sí: la serpiente es de mentira, pero si eso es lo que mas os va a llamar la atención....)
* Debra y Elvis en un sketch humorístico en el show de Milton Berle: http://www.youtube.com/watch?v=8x0uKy5GfMw
* Galería fotográfica de Debra Paget.