Hace ahora doce meses ya adelanté que no
continuaría con los detallados informes sobre el cine que veía cada año, pero
sí ofreceré un pequeño resumen que será, muy posiblemente, la última entrada de
este blog, que planeo clausurar el próximo 17 de enero con ocasión de su octavo aniversario.
2017 concluye con un número algo menor de largometrajes
vistos en total que el pasado año (dediqué algún tiempo más a series), aunque
con más vistos en pantalla grande. Además ha sido un año muy especial, porque
ha traído algunas películas que me han entusiasmado de manera excepcional, títulos
que posiblemente atesore durante el resto de mi vida, y que han sido, en este
orden, Blade Runner 2049, película con la que su director
Denis Villeneuve se consagra definitivamente en mi panteón cinematográfico y
que ha dignificado ese género tan necesitado de calidad hoy en día como es el
fantástico, y La ciudad de las estrellas, una cinta que me dejó
buen sabor de boca desde el primer visionado y que, tras dos más, puedo decir
que me ha conquistado por su innegable regusto clásico y por parte (que no
toda) de su banda sonora. Insisto en que no soy especialmente fan de Ryan
Gosling, a pesar de la curiosa coincidencia de que es el actor principal de
ambos títulos. No quiero dejar de mencionar otras películas que también me
parecieron muy destacables como fueron Dunkerque o ese digno
final de la trilogía simiesca con La guerra del
planeta de los simios.
El año ha traído también fracasos y decepciones, más
grandes o más pequeñas. Disney (por medio de Marvel y Lucasfilm) parece cada
vez más empeñada en invadir las pantallas con obras insípidas, repetitivas,
destinadas a un público infantil/juvenil/familiar con pocas exigencias, y esto
se está reflejando cada vez más en un género que hasta hace poco seguía con
cierto interés que es el de superhéroes, pero también hasta en la franquicia de
Star Wars, en la que este año, la
compañía del ratón y el director Rian Johnson se han empeñado en desbordarnos
con escenas cómicas y en aligerar y trivializar una saga que nunca antes había
tenido ese tono (quizá con la excepción del infame Episodio I), y por la que
empiezo a temer sabiendo en manos de quién está. En cualquier caso, lo peor para
mí visto en pantalla grande este año es claramente Rey Arturo: La leyenda de Excalibur, una auténtica patraña
cinematográfica que deambula entre el vídeo-clip, el videojuego y la publicidad
televisiva que invita a huir de los siguientes trabajos que pueda ofrecernos su
director, Guy Ritchie. Sin llegar a tal nivel, Kong, la Isla de la Calavera también me parece una de las mayores
decepciones del género fantástico de 2017.
En el cine que he tenido que rescatar en formato doméstico
destaco este año dos cintas que me han calado bastante, el western Brimstone y el melodrama La luz entre los océanos,
y también algunos clásicos como Entre dos mundos, El carnaval de las almas, así
como la oportunidad de poder ver por fin varias de las primeras películas
suecas y alemanas de mi adorada Ingrid Bergman (El pacto de las cuatro, Un rostro de mujer y Noche de junio).
Comienzo el 2018 con cierto desánimo, pues muchas
de las películas que normalmente espero con interés –principalmente, por
supuesto, las relacionadas con mi género favorito, el fantástico– no prometen
demasiado visto lo que he expuesto anteriormente: los lamentables derroteros de
la megaempresa artífice de todas ellas –la Disney–. Aún con todo, estaré atento
a los estrenos de Solo: Una historia de
Star Wars, Los Vengadores: La guerra
del infinito e incluso la segunda parte de Ant-Man, aunque sólo sea por la presencia de Michelle Pfeiffer y de
Evangeline Lilly. Un año más termino lamentándome de la ausencia en las
pantallas españolas de casi todos los últimos trabajos de mi actriz favorita
del cine actual, Natalie Portman, cuyas películas parecen acarrear ya una
maldición en este país: recientemente se nos informaba de que Aniquilación –en un principio prevista
para febrero– no se estrenará finalmente en las salas de fuera de EE.UU.
porque, para disgusto de su director y de los que la esperábamos en cine, su
productora la considera “demasiado intelectual”. Así están las cosas ahora
mismo: parece que todos estos señores que toman las decisiones sobre qué se
debe o no rodar y estrenar han decidido que somos demasiado tontos para
entender ciertas películas, y por ello prefieren obsequiarnos con bobadas
infantilizadas llenas de luces y colorines. Lo que más miedo me da es que
puedan tener razón.
Películas vistas en
2017
-En pantalla grande: 54
-En televisión: 151
-TOTAL: 205
Salas y terrazas
visitadas
Alucine Sagunto: 43
Aragó Cinema: 1
Casal Jove: 1
Jardines del Casino: 2
Kinépolis: 5
Lys: 1
Terraza Serra: 1
Entradas gratuitas: 7
Películas en las que he sido el único espectador: 2 (Churchill en
Kinépolis y Musa en Alucine)
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