"Un hombre que limita sus intereses limita su vida" (Vincent Price)

viernes, 29 de diciembre de 2017

El cine de diciembre

Con diciembre llega una vez más, y como ya viene siendo tradicional desde hace tres años, un nuevo estreno de la franquicia Star Wars, Los últimos jedi, dirigida en esta ocasión por Rian Johnson. Había comenzado a redactar una larga reseña de la película, como hago siempre con las entregas de la saga galáctica, pero finalmente he desistido. La resumiré diciendo que ha sido una decepción parcial por el tono marcadamente humorístico que ha decidido meter su director, que me parece inapropiado y atípico en esta serie cinematográfica. El primer tercio de la película, con su exceso de comic reliefs, es un continuo desaliento al espectador que ingenuamente –como fue mi caso– espera mayor seriedad y dramatismo en esta secuela de El despertar de la fuerza. Claramente la Disney se ha empeñado en simplificar y aligerar cada vez más sus productos (véase el último Thor) y en conformar al espectador más común y menos exigente, que supongo que es el que, en última instancia, es el objetivo de la major cinematográfica y el que hace ricos a sus directivos. Johnson era un director al que tenía en gran aprecio por sus dos anteriores películas (Looper y Los hermanos Bloom, no he visto Brick), pero que ahora acaba de bajar un montón de puestos en mi lista personal. Miedo me da que en sus manos quede el futuro de la próxima trilogía de La guerra de las galaxias. Aún con todo, no negaré que este último Episodio VIII tiene buenos momentos, pero los desaciertos de sus artífices –siempre según mi discutible criterio– hacen que de ninguna manera logre ser una película redonda y sólida, y la sitúan por debajo de su predecesora (que tampoco me pareció una maravilla, pero sí al menos interesante; menos mal que Gareth Edwards hizo un buen trabajo con Rogue One). A ver si J.J. Abrams logra levantar la saga con el futuro episodio IX, pero vista la línea que pretende llevar la nueva Lucasfilm, ya tengo pocas esperanzas de que estos nuevos capítulos sean salvables y logren alcanzar cierto nivel de calidad (aparte de la puramente visual, en la que sobresalen indiscutiblemente).

Las otras dos películas del mes son Suburbicon de George Clooney, en donde destaca una vez más el ingenio de los hermanos Coen (guionistas de la película) para la comedia elegante, en este caso mezclada con el thriller de claras reminiscencias hitchcockianas (escúchese la banda sonora, o véase la escena entre Oscar Isaac y Julianne Moore) y el último trabajo de Woody Allen (Wonder Wheel), un director que considero vive prácticamente de su renombre y de la buena factura formal de sus trabajos desde hace años más que de la originalidad o el ingenio que, en su caso, parecen haber quedado ya caducos. A destacar en el film el trabajo de Kate Winslet y la cautivadora ambientación en los EE.UU. de los años 50, algo que comparte con el anterior largometraje.

Después de dos meses con una importante asistencia al cine, 2017 termina con un pequeño bajón en ese sentido: 4 visitas, 3 películas, 2 gratuitas (me invitaron a un segundo visionado de los jedi y entré con cupón a la de Allen). La programación excesivamente navideña/familiar/infantil de este diciembre hace que no me interese mucho por la mayoría de propuestas que me ofrece la cartelera local.

Con esta entrada cumplo mi cometido de dar fe en este blog de todas las películas vistas en pantalla grande durante 2017 (que podéis repasar aquí), un total de 54.

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