"Un hombre que limita sus intereses limita su vida" (Vincent Price)

viernes, 8 de diciembre de 2017

El cine de noviembre

Hace ya muchos años que una parte del cine español se ha empeñado en copiar las fórmulas y formatos del cine comercial americano, reiterando en los clichés, temáticas y estructuras de éste (aunque, normalmente, con mayor gusto). Incluso muchas de estas películas “americanizadas” se valen de un reparto internacional para parecer foráneas y tener mayor proyección en el extranjero. Dos ejemplos perfectos de esto son El secreto de Marrowbone, de Sergio G. Sánchez, y la coproducción entre varios países Musa, de Jaume Balagueró, los dos primeros largometrajes que vi en cine en el pasado noviembre. Mientras la primera, siempre según mi gusto, no se sale de la mediocridad y de la reiteración de nociones y argumentos que hemos visto en otros títulos recientes del género de terror/fantasmagórico, tiene algunos momentos entretenidos e ideas interesantes, pero la segunda es totalmente predecible y aburrida, calcada de otras decenas de películas similares, bien hecha técnicamente, pero sin la menor imaginación (supongo que de eso se trata; de ir a lo seguro) y con un atractivo reparto femenino por desgracia desperdiciado en la anodina cinta.

Curiosamente –no sé si es que me gusta llevar la contraria– paso un buen rato con Liga de la Justicia, de Zack Snyder, película de la que esperaba poco ante su insulso reparto, mi escasa relación con el cómic que la origina, y todas las noticias previas sobre sus desaciertos, ante las cuales, por suerte, he permanecido más o menos al margen. El tono del film está mucho más cercano a lo que yo busco en una película de superhéroes –es decir, drama– que las comedias cada vez más insoportables con que nos viene obsequiando Marvel en los últimos tiempos, y conste que yo siempre he sido más de esta última editorial que de DC. En definitiva, encuentro esta última entrega superheroica del año bastante salvable y superior a muchas de las cintas del género que le han precedido en este 2017.

La sencilla propuesta de Oro, de Agustín Díaz Yanes –una expedición española en busca de El Dorado en el siglo XVI–, adaptada de una novela de Pérez Reverte, es la que más logra convencerme de todas las películas visas en noviembre, quizá precisamente por eso, por no ser tan pretenciosa como algunas de las anteriores, y ofrecernos una historia llena de tensiones entre una serie de personajes violentos y ambiciosos sobreviviendo en unas condiciones extremas.

A pesar de su cuidada ambientación y dirección artística, de un atractivo aunque poco aprovechado reparto, y de una meritoria labor como actor del que también es su director, Pánico en el Transiberiano, de Kenneth Branagh se me queda en un “quiero y no puedo”, y la película me resulta más bien sosa y con poca miga, quizá también por conocer bien el argumento y la resolución del misterio debido a adaptaciones previas de la famosa obra de Agatha Christie, entre las que me quedo con la versión de Sidney Lumet de 1974.

El mes termina con otra película que cuenta al menos parcialmente con producción español, La librería, de Isabel Coixet, una vez más adaptación de un original literario, en este caso de la autora Penelope Fitzgerald. A pesar de lo mucho que me atrae la ambientación en un pequeño pueblo costero inglés de los años 50 y su pareja protagonista –ya me he declarado en otras ocasiones admirador de Bill Nighy–, no puedo decir que esta última cinta vista en noviembre logre fascinarme o cautivarme de manera especial; más bien me deja con cierta indiferencia y redondea un mes relativamente mediocre en cuanto a cine visto en pantalla grande.

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