
Así pues, ¿qué tiene nuevo que ofrecernos este
último trabajo del sueco-chileno Daniel Espinosa? Pues, en principio, se diría que nada: la
historia de unos astronautas aislados en una nave o estación espacial y
acosados por una criatura monstruosa es un cliché del género fantástico que ha
pasado por mil encarnaciones en las últimas décadas. Y, sin embargo, salgo
bastante satisfecho de la película; logra entretenerme y tenerme medianamente
en vilo a pesar de lo predecible que podría parecer su desarrollo a priori. La
explicación la encuentro en una puesta en escena atinada, bien concebida y que
sabe aprovechar el suspense y la tensión que dominan el angosto espacio en el
que transcurre el film, así como en un reparto atractivo y meritorio del que,
por supuesto, para mí destacan el siempre eficaz Jake Gyllenhaal y Rebecca Ferguson,
esa suerte de reencarnación Ingrid Bergman que descubrí el pasado año (en este
enlace, mi presentación de la actriz) y a la que ya he añadido a mi larga
lista de musas del celuloide. Y, cómo no, está ese final que no desvelaré
y que me parece todo un acierto, que seguramente no hubiéramos visto si la
cinta la hubiese protagonizado alguno de estos actores tan poco arriesgados y
repetitivos como Tom Cruise y compañía.
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