"Un hombre que limita sus intereses limita su vida" (Vincent Price)

miércoles, 4 de mayo de 2016

Capitán América: Civil War

Primera de las tres películas de superhéroes estrenadas este año que logra gustarme y entretenerme: Deadpool me pareció tan insulta como olvidable, y Batman v Superman un “quiero y no puedo”, un proyecto interesante del que podría haber salido algo bastante mejor. Con Capitán América: Civil War, los hermanos Anthony y Joe Russo logran cerrar la trilogía del legendario personaje manteniendo la calidad y el alto listón que para mí ha tenido toda la saga, sobre todo desde que la pareja de directores retomó las riendas de esta a partir de su primera secuela.

La razón para esta opinión tan favorable es tan sencilla como previsible para aquellos que conozcan mis gustos sobre cómo creo se debería hacer el cine de este subgénero: los Russo y sus guionistas optan por conferir a la historia que nos cuentan un tono dramático antes que decantarse por los fáciles derroteros de la comedia; no ahogan al espectador con una constante y tediosa oleada de concesivos comic reliefs como hicieran Joss Whedon con Los Vengadores (sobre todo la primera) o Jon Favreau con Iron Man. Hasta el normalmente histriónico e insoportable Robert Downey Jr. aparece comedido y sin recurrir constantemente a esas sus dudosas gracias que estropean más que arreglan las películas en las que interviene como Tony Stark –la propia Viuda Negra hace una observación al respecto en esta Civil War–, lo que viene a demostrar que el actor puede ofrecer buenas interpretaciones cuando se le dirige adecuadamente.

Así pues, con esta decisión tan sencilla de optar por un tono más serio, Civil War logra satisfacer mis exigencias como espectador al conformar un largometraje con su tensión dramática –para nada excesiva: sigue siendo un divertimento para el gran público–, con relaciones interesantes –aunque no demasiado profundas– entre sus personajes, con un “malo” convincente, aunque no original, con limitados aunque innecesarios recursos al temible “alivio cómico” y, por supuesto, con impresionantes escenas de acción y sorprendentes coreografías de peleas que llegan a ser convincentes y hasta realistas dentro de la fantasía. Esas y otras cualidades hacen para mí de Civil War la que posiblemente sea la mejor película de superhéroes del año (solamente le doy algunas opciones de competir con ella a la próxima de X-Men) y una de las mejores que Marvel ha rodado en los años que lleva ofreciéndonos versiones cinematográficas de los personajes de sus cómics. Corre el riesgo de parecer un circo multicolor en algún momento en el que la pantalla se desborda de tipos con trajes raros –se podría discutir si no resulta un tanto forzado que, de repente, los dos bandos enfrentados logren reclutar a tantos componentes en tan breve tiempo–, pero al final esto resulta una minucia que no vale la pena ni considerar, porque la diversión y el atractivo de la cinta transportan y fascinan al espectador que sea un poco condescendiente y no esté intentado buscar una excesiva verosimilitud en una película fantástica. En este sentido, destacar la aparición –forzada, pero agradecible– del nuevo Spider-Man, del que “la casa de las ideas” prepara otro renacimiento cinematográfico que esperemos logre convencerme más que sus anteriores adaptaciones a la pantalla grande.

Mencionar también que se haya sabido actualizar a un personaje tan políticamente incorrecto como podría ser el que protagoniza el film y lidera su reparto: lejos de ser un patriota descerebrado (¿una redundancia?), el Capitán América de las dos entregas de los Russo se cuestiona las intrigas, las injusticias y la corrupción de su país y de su gobierno y está dispuesto a enfrentarse a ellas al precio que sea, e incluso a anteponer y a defender a sus amigos por encima de cualquier otra cuestión. Miedo me da pensar qué podrían haber hecho con el héroe de la estrella directores tan parciales y cegados como Steven Spielberg...

No quiero cerrar la reseña sin comentar un hecho que me viene llamando la atención desde hace un tiempo, y que es el desconcertante criterio que siguen los traductores de películas para dejar en su versión original algunos nombres de personajes y otros no, así, tenemos que traducen “Viuda Negra” (Black Widow), pero no Black Panther; que dejan en inglés a todos los “mans” (Spider-Man, Iron Man, Ant Man), pero adaptan al castellano nombres como Visión, Ojo de Halcón o el del propio Capitán América… me pregunto si esto obedece a razones de copyright o, como me temo, simplemente a cuestiones “estéticas” y arbitrarias, y en cualquier caso no entiendo que, del título de la película, sí que traduzcan el nombre de su protagonista y no el resto. Creo que viene siendo más normal lo contrario, aunque personalmente yo hubiese traducido ambas cosas.

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