"Un hombre que limita sus intereses limita su vida" (Vincent Price)

domingo, 29 de mayo de 2016

Hollywood con las heroínas famélicas

Alicia Vikander: una difícil Lara Croft
Todavía no he asimilado que Zack Snyder se decidiera por una actriz para mí tan inapropiada como Gal Gadot para encarnar a Wonder Woman en Batman v Superman cuando se acaba de anunciar a otra intérprete todavía más impensable para dar vida a otra heroína de acción: nada menos que la sueca Alicia Vikander será la nueva Lara Croft en el reboot cinematográfico de la saga Tomb Raider.

 La razón de mi estupor es bien sencilla de explicar: considero a ambas mujeres con un físico totalmente inapropiado para hacer creíbles esos papeles. Son extremadamente delgadas y probablemente ni con el mejor entrenamiento del mundo van a poder cambiar eso. Y lo siento, pero no me venden que una chica con brazos como palillos y piernas de similar grosor puede ir dando saltos kilométricos, hacer las mil acrobacias y enfrentarse cuerpo a cuerpo con los villanos de turno.

Hay, además, otro motivo por el que detesto este tipo de fichajes, y responde a los cánones bastante retrógrados y casi me atrevería a decir que machistas de Hollywood, según los cuales parece que una actriz que no muestre una delgadez “ideal” (o sea, excesiva), o que exhiba cierta musculatura no es femenina. Por el contrario, un hombre que interprete a un superhéroe o a un personaje de acción debe de mostrar un físico hipertrofiado a veces hasta el ridículo. Se me ocurren artistas como, por poner dos ejemplos, Jessica Biel o Evangeline Lilly que son mujeres atléticas, bellas y perfectamente femeninas, pero la Meca del Cine parece funcionar así: dirigida por ejecutivos que estudian y dictaminan una serie de estándares en lo tocante, no sólo a guiones o a productos viables y comerciales, sino también en lo referente al físico de los actores, a sus dietas y a sus entrenamientos; todo gira en torno a esos clichés que no siempre son acertados y que básicamente sólo buscan recaudar lo más posible en taquilla según los criterios de estos mandamases y productores

Conste que no tengo nada contra las mujeres delgadas (¿cómo podría tenerlo alguien que adora a Audrey Hepburn o a Natalie Portman?), pero considero que el fichaje de actrices de esa constitución para determinados papeles es un despropósito desmesurado, que además impone por extensión un canon estético a nivel social que muchas veces lleva a problemas serios como la anorexia o la bulimia. Incluso dentro de Hollywood los está viviendo.

De momento Miss Vikander, con sus huesudos brazos, piernas más bien magras, escasa estatura y nariz de boxeador –todo ello al margen de su valía artística– no me convence como nueva Lara Croft, como en su momento tampoco me convenció Angelina Jolie, cuya complexión tampoco es muy diferente a la de su sustituta…

miércoles, 18 de mayo de 2016

Presentación de "Vencedor y vencido" de Sento


Tal y como nos prometió hace exactamente un año y en el mismo sitio, el dibujante valenciano Sento Llobell volvió ayer a la librería El Puerto de Puerto de Sagunto (Valencia) para presentar y firmar Vencedor y vencido, el tomo que cierra su “trilogía del doctor Pablo Uriel”, una adaptación al cómic de las memorias de su suegro durante la Guerra Civil Española que previamente habían aparecido en formato literario bajo el título de No se fusila en domingo. Fue un placer conocer detalles y anécdotas sobre la creación del tebeo y sobre la persona que lo inspira de la boca del propio Sento y de su esposa, Elena Uriel, y por supuesto un privilegio que este artista vecino de la localidad me dedicara su nuevo trabajo.

Web oficial de Sento: http://www.sento.es/wordpress/

sábado, 7 de mayo de 2016

La venganza de Jane

Posiblemente la película que más ganas tenía de ver en este 2016 (distinción que sólo compartiría, quizá, con Rogue One). Por fin, por fin, por fin después de dos años y medio consigo volver a ver a mi actriz favorita del cine actual en pantalla grande, pues desde Thor: El mundo oscuro en 2013, no se había estrenado nada de Natalie Portman en España (ni prácticamente en todo el mundo, puesto que Knight of Cups y A Tale of Love and Darkness tuvieron una exhibición limitada el pasado 2015).

Muchísimas han sido las vicisitudes que ha sufrido este largometraje de Gavin O´Connor desde que se rodara hace tres años (véase aquí el resumen), pero finalmente este pasado enero llegaba a los cines estadounidenses y, con ello, al resto del mundo. A nuestro país ha tardado cuatro meses más en llegar, obteniendo la película, entre tanto, una acogida más bien tibia y no demasiado interés por parte del gran público. Parece que son malos tiempos para el western, puesto que otros títulos recientes como Slow West, The Salvation, Deuda de honor o Bone Tomahawk no han alcanzado los cines o lo han hecho con mucha discreción, por lo que el estreno en bastantes salas nacionales de La venganza de Jane casi hay que considerarlo un privilegio a pesar de todos los infortunados precedentes del film.

El planteamiento de la cinta de O´Connor redunda en una situación típica y habitual del género en la que se podrían enclavar, por poner dos ejemplos, clásicos de la talla de Solo ante el peligro o Los siete magníficos: una persona o un grupo reducido de ellas que debe hacer frente a un número abrumador de enemigos; en nuestro caso, Jane, su antiguo prometido (Joel Edgerton) y su actual marido (Noah Emmerich), postrado en la cama debido a varias heridas de bala, se verán sitiados por la banda de forajidos que lidera John Bishop (Ewan McGregor). La cinta basa la mayoría de su metraje en situaciones íntimas y sencillas que sostiene sobre todo el esforzado trío protagonista, destacando especialmente la cuidadísima dirección fotográfica con la que O´Connor y la camarógrafa Mandy Walker saben sacar partido a la enorme fotogenia de Natalie Portman mostrándonosla bellísima incluso “sin” maquillaje y con un look sucio y polvoriento –a destacar toda esa escena nocturna en la que, su cara iluminada parcialmente por la luna, revela parte de su pasado al personaje de Edgerton–. Tampoco tengo que ocultar que un servidor siente una “fuerte debilidad” por la israelita, y que su presencia en la cinta ya hace que me tenga medio ganado como espectador incluso antes de verla…

Al final, La venganza de Jane –desacertado título en español de Jane Got A Gun, puesto que no estoy seguro de si se puede hablar de “venganza” en la historia que se nos cuenta– se queda en una película sencilla pero para mí bien orquestada –se podría objetar que los flashbacks llegan a entorpecer el discurso del fin en algún momento, aunque no me parece un obstáculo insalvable– que quizá no destacará entre las mejores de su actriz principal, pero ni mucho menos lo hará entre las peores, que para mí son muy pocas. Creo que este largometraje se merece sin duda mejor suerte de la que ha tenido y es bastante superior a otros estrenos de la semana del tipo Infiltrados en Miami, que seguramente obtendrán una mayor recaudación…

miércoles, 4 de mayo de 2016

Capitán América: Civil War

Primera de las tres películas de superhéroes estrenadas este año que logra gustarme y entretenerme: Deadpool me pareció tan insulta como olvidable, y Batman v Superman un “quiero y no puedo”, un proyecto interesante del que podría haber salido algo bastante mejor. Con Capitán América: Civil War, los hermanos Anthony y Joe Russo logran cerrar la trilogía del legendario personaje manteniendo la calidad y el alto listón que para mí ha tenido toda la saga, sobre todo desde que la pareja de directores retomó las riendas de esta a partir de su primera secuela.

La razón para esta opinión tan favorable es tan sencilla como previsible para aquellos que conozcan mis gustos sobre cómo creo se debería hacer el cine de este subgénero: los Russo y sus guionistas optan por conferir a la historia que nos cuentan un tono dramático antes que decantarse por los fáciles derroteros de la comedia; no ahogan al espectador con una constante y tediosa oleada de concesivos comic reliefs como hicieran Joss Whedon con Los Vengadores (sobre todo la primera) o Jon Favreau con Iron Man. Hasta el normalmente histriónico e insoportable Robert Downey Jr. aparece comedido y sin recurrir constantemente a esas sus dudosas gracias que estropean más que arreglan las películas en las que interviene como Tony Stark –la propia Viuda Negra hace una observación al respecto en esta Civil War–, lo que viene a demostrar que el actor puede ofrecer buenas interpretaciones cuando se le dirige adecuadamente.

Así pues, con esta decisión tan sencilla de optar por un tono más serio, Civil War logra satisfacer mis exigencias como espectador al conformar un largometraje con su tensión dramática –para nada excesiva: sigue siendo un divertimento para el gran público–, con relaciones interesantes –aunque no demasiado profundas– entre sus personajes, con un “malo” convincente, aunque no original, con limitados aunque innecesarios recursos al temible “alivio cómico” y, por supuesto, con impresionantes escenas de acción y sorprendentes coreografías de peleas que llegan a ser convincentes y hasta realistas dentro de la fantasía. Esas y otras cualidades hacen para mí de Civil War la que posiblemente sea la mejor película de superhéroes del año (solamente le doy algunas opciones de competir con ella a la próxima de X-Men) y una de las mejores que Marvel ha rodado en los años que lleva ofreciéndonos versiones cinematográficas de los personajes de sus cómics. Corre el riesgo de parecer un circo multicolor en algún momento en el que la pantalla se desborda de tipos con trajes raros –se podría discutir si no resulta un tanto forzado que, de repente, los dos bandos enfrentados logren reclutar a tantos componentes en tan breve tiempo–, pero al final esto resulta una minucia que no vale la pena ni considerar, porque la diversión y el atractivo de la cinta transportan y fascinan al espectador que sea un poco condescendiente y no esté intentado buscar una excesiva verosimilitud en una película fantástica. En este sentido, destacar la aparición –forzada, pero agradecible– del nuevo Spider-Man, del que “la casa de las ideas” prepara otro renacimiento cinematográfico que esperemos logre convencerme más que sus anteriores adaptaciones a la pantalla grande.

Mencionar también que se haya sabido actualizar a un personaje tan políticamente incorrecto como podría ser el que protagoniza el film y lidera su reparto: lejos de ser un patriota descerebrado (¿una redundancia?), el Capitán América de las dos entregas de los Russo se cuestiona las intrigas, las injusticias y la corrupción de su país y de su gobierno y está dispuesto a enfrentarse a ellas al precio que sea, e incluso a anteponer y a defender a sus amigos por encima de cualquier otra cuestión. Miedo me da pensar qué podrían haber hecho con el héroe de la estrella directores tan parciales y cegados como Steven Spielberg...

No quiero cerrar la reseña sin comentar un hecho que me viene llamando la atención desde hace un tiempo, y que es el desconcertante criterio que siguen los traductores de películas para dejar en su versión original algunos nombres de personajes y otros no, así, tenemos que traducen “Viuda Negra” (Black Widow), pero no Black Panther; que dejan en inglés a todos los “mans” (Spider-Man, Iron Man, Ant Man), pero adaptan al castellano nombres como Visión, Ojo de Halcón o el del propio Capitán América… me pregunto si esto obedece a razones de copyright o, como me temo, simplemente a cuestiones “estéticas” y arbitrarias, y en cualquier caso no entiendo que, del título de la película, sí que traduzcan el nombre de su protagonista y no el resto. Creo que viene siendo más normal lo contrario, aunque personalmente yo hubiese traducido ambas cosas.

domingo, 1 de mayo de 2016

Ladrona por amor

Hacía mucho tiempo que quería ver esta película, de la que curiosamente había visto antes su remake de 2012, Un plan perfecto, que me pareció muy divertido. Los papeles que en este último asumen Colin Firth, Cameron Diaz y Alan Rickman fueron interpretados en la original por Michael Caine, Shirley MacLaine y Herbert Lom, y la dirigió Ronald Neame en 1966. Los hermanos Coen y Michael Hoffman respetaron bastante las líneas generales del argumento del film original, aunque con los cambios oportunos en ambientación y personajes para que su revisitación de la obra de Neame no fuera un calco insulso y sin originalidad: Caine es un ladrón británico que urde un plan junto a su socio para robar a un multimillonario árabe (Lom), para lo cual contrata a una bailarina euroasiática residente en Hong-Kong (Laine) por su gran parecido con la difunta esposa de la futura víctima. El problema –y la principal diferencia con el remake– es que el rico coleccionista les cala desde un primer momento y decide seguirles el juego…

Es una comedia elegante, divertida, con unos protagonistas de lujo y a la que ese medio siglo transcurrido desde su estreno confiere el inevitable encanto de la nostalgia y el atractivo de poder revivir otra época que ya queda lejos. Me encanta esa parte inicial en la que el personaje de Caine imagina todo el plan tal y como debe de salir y en la que la chica, hierática, altiva e inmutable cual esfinge, no articula ni una sola palabra y se expresa sólo con frías miradas. Michael Hoffman retomó esa idea también para el remake.

Constatar, por último, con gran alegría, que sus dos principales protagonistas sigan con nosotros y en activo exactamente cincuenta años después del estreno del largometraje.