"Un hombre que limita sus intereses limita su vida" (Vincent Price)

domingo, 21 de junio de 2015

Presentación de las memorias de José Almudéver

Hace ya un par de meses –aunque he retrasado bastante la redacción de la crónica– tuve ocasión de romper mi monótona rutina diaria para acudir a un acto muy especial: en el cercano pueblecito de Quart de les Valls, organizado por la Associació de la memòria històrica Ángel Gaspar Inglada de la localidad y por el Fórum d´opinió Servando Martín de Saugnto, tenía lugar la presentación de las memorias de José Almudéver Mateu, uno de los últimos brigadistas internacionales que quedan con vida (sólo él y un canadiense, según matizó el presentador del acto, Antoni Simó). José ha estado viajando recientemente por toda España dando charlas y presentando su libro dentro del ciclo “Despedida de las Brigadas Internacionales. 75 Aniversario de la Batalla del Ebro”. Ni qué decir tiene que estamos ante un pedazo de historia viviente, uno de los últimos testigos de aquel conflicto tan aciago como fascinante que fue la Guerra Civil Española, a la que –al menos aquellos que tuvimos la suerte de no vivirla– nos es imposible despojar de ese halo romántico y hasta nostálgico.

José cuenta con 95 años largos, que no es poco, pero goza de estupenda salud y excelente memoria. Nació en Francia, pero es hijo de españoles (sus padres eran de Alcácer, Valencia) y ha pasado su vida entre los dos países. Habla muy bien los dos idiomas oficiales de ambas naciones y además el valenciano, lengua en la que expuso su ponencia en la presentación. Se alistó muy joven en el ejército, falseando su edad. Luchó con la República tanto dentro como fuera de las Brigadas Internacionales, e incluso volvió a España después de que éstas fueran disueltas. Fue apresado al final de la guerra y sufrió largos años de cautiverios, hasta regresar a Francia en los años 50. Los ideales de José siguen fuertemente arraigados en él, nada de haberse acomodado al establishment con la edad: repudió repetidamente a Franco (al que llamó “traidor” y “felón”), al actual presidente del Gobierno (al que calificó de “trasto”) y al antiguo Rey Don Juan Carlos, y exhibió orgulloso la bandera republicana con su nombre que le regalaron. Y, sobre todo, insistió en la tremenda falsedad del acuerdo de los países extranjeros de no participar en la guerra española.

El acto terminó, naturalmente, con la firma del libro de José, El pacto de no intervención. Pobre República, del que por supuesto adquirí un ejemplar. Fue un placer conocer a un personaje como José Almudéver. Las personas mayores me merecen por lo general un gran respeto por lo mucho que han vivido y presenciado y, en el caso de este hombre, que ha sido testigo de un acontecimiento histórico decisivo, mi admiración es todavía mayor.

Si tengo que ponerle una traba a este tipo de eventos –aunque es muy pequeña– es que es prácticamente imposible que se despoliticen, que se ofrezcan simplemente como formas de aprender y conocer la historia, sin necesariamente reivindicar ideologías. Pero, por supuesto, estamos hablando de la Guerra Civil Española, y no sé si muchos otros enfrentamientos modernos han significado un conflicto de ideologías tanto como lo fue aquella contienda.


José Almudéver recibe una placa conmemorativa del acto (Fotografía cortesía de
Asociación Ángel Gaspar / Forum Servando Martín)

2 comentarios:

  1. "nos es imposible despojar de ese halo romántico y hasta nostálgico"... dices acerca de la Guerra Civil.
    Yo tenía una impresión parecida y comparto lo que dices en cuanto a que fue un conflicto aciago. Ahora, después de acabar de leer "El holocausto español" de Paul Preston, solo tengo la impresión de que fue algo absolutamente terrible y ese halo romántico se transforma en un sentimiento de rabia e impotencia que por otra parte siempre tengo cuando leo algo relacionado con este tema, que me interesa mucho.
    El título del libro, que no me importaría leer, me ha recordado una cosa que le oí decir muchas veces a mi madre... "no quisieron ayudarnos pero luego las pagaron todas juntas"

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  2. Y tanto que lo pagaron, los muy capullos. Dejaron campar a sus anchas a Hitler y Mussolini por España para no provocarlos, y mira para lo que les sirvió....

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