"Un hombre que limita sus intereses limita su vida" (Vincent Price)

martes, 31 de julio de 2012

Amor inmortal

En 1994, el británico Bernard Rose dirige Inmortal Beloved, que en nuestro país se estrena como Amor inmortal. Se trata de una nueva aproximación al fascinante mito del compositor Ludwig van Beethoven. Para encarnar al genio de la música, Rose cuenta con un Gary Oldman en su momento de mayor popularidad después de triunfar con Drácula de Bram Stoker y El profesional. La película comienza con la muerte de Beethoven. Tras su entierro, su albacea, Felix Schindler (el siempre eficaz Jeroen Krabbé) revisa los documentos del maestro y encuentra una carta en la que el fallecido lega sus posesiones a la “amada inmortal” del título original, sin aportar más información. A lo largo del film, Schindler se entrevista con muchas de las personas que estuvieron relacionadas con el maestro con objeto de descubrir quién es esa heredera misteriosa. El director aprovecha estas pesquisas para ir contándonos, por partes, la vida de Beethoven: sus triunfos, sus fracasos, sus amores… Entre las candidatas a esa gran pasión del compositor desfilarán las condesas Giulietta Guicciardi (Valeria Golino), y Anna Marie Erdödy (Isabella Rossellini, por aquel entonces pareja de Oldman) y Johanna Reiss (Johanna ter Steege).

No llegué a ver esta película en cine, ya que, al menos en nuestro país, no tuvo mucha popularidad. La repesqué en VHS y, posteriormente, no ha faltado la versión en DVD en mi colección. Es para mí uno de los mejores trabajos de un actor, Oldman, que me había conquistado por aquellos años, y al que sigo teniéndole mucho aprecio. Algunos críticos tacharon su interpretación en el film de histriónica, pero a mí me gusta su estilo, sea exagerado o no. Recrea momentos sobrecogedores y magistrales que nos muestran el enorme sufrimiento del personaje debido a su sordera y a su difícil carácter, que le granjeó muchas enemistades, o a sus frustraciones sentimentales. La considero uno de las mejores películas de Gary. Además, aunque no soy especialmente fan de la música clásica, hay piezas de Beethoven (como el Claro de luna) que me embelesan. Y, por lo que he leído de él, esa carta a su “amada inmortal” es verídica, así como otras muchas anécdotas que se narran en el film… Y, por cierto, esto sí que es una película romántica, y ya basta de adjudicar ese adjetivo a los trabajos ñoños de Jennifer Aniston y compañía, rediez...

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