"Un hombre que limita sus intereses limita su vida" (Vincent Price)

jueves, 31 de agosto de 2017

El cine de agosto


Como es habitual en muchos otros cines, en el de mi localidad entregan un cupón de fidelidad a los espectadores que, tras ser sellado un cierto número de veces (seis en concreto), da derecho a una sesión gratuita. Normalmente completo una media docena de estos al año, a un ritmo de uno cada par de meses, pero en estos pasados junio y julio, mis visitas al cine se espaciaron de manera inusual. Como resultado de ello, el cupón estaba a punto de caducarme (tiene una validez de tres meses) y decidí arriesgarme a ver Arturo: La leyenda de Excalibur, de Guy Ritchie, confirmándose mis sospechas sobre la pésima calidad del film, de momento, lo peor que he visto en pantalla grande en lo que va de año. Entre el video-clip, el videojuego y el anuncio televisivo, acabé esta película bostezando y con dolor de cabeza por la vehemente y abrumadora banda sonora y, a partir de este momento, Ritchie pasa a estar en mi lista negra de directores. Me pensaré muy mucho ver nuevas películas suyas, habida cuenta de lo que ya hizo con uno de mis personajes favoritos, Sherlock Holmes, y a pesar de que su anterior trabajo, Operación UNCLE, me resultó entretenido.

El nivel de calidad del resto del cine visto en agosto no es demasiado superior, aunque por fortuna se me hace más pasable que esta revisitación en clave de rock de la leyenda artúrica. Atómica de David Leitch es posiblemente lo mejor de un mes dominado por la mediocridad, aunque sólo sea por la acertada ambientación en el Berlín de 1989 y por la belleza de sus protagonistas (incluyo a Sofia Boutella). Lástima que el exceso de música pop-rock de la época sature demasiado la narración y la eche a perder a menudo. Por eso, precisamente por la ausencia de música, la escena de la pelea en las escaleras me parece impresionante y lo mejor del film.

De Luc Besson nunca espero mucho. Es un director 100% comercial que para mí ha realizado quizá un par de largometrajes decentes (aunque tengo que agradecerle que descubriera a Natalie Portman), así que Valerian y la ciudad de los 1000 planetas resulta, por supuesto, otra película en la línea de este realizador francés. Visualmente apabullante, pero con poca chicha, proporciona un rato divertido y poco más.

El mes finaliza con La torre oscura de Nikolaj Arcel. No sigo a Stephen King desde hace décadas, ni he leído nada de la saga, ni tenía idea de qué iba. Me encuentro con una historia peor que manida en la que reaparece el mozalbete con poderes extraordinarios que está destinado a liberar el universo o casi, un cliché nada original viniendo de alguien como el escritor de Maine. Le encuentro un regustillo a las películas que veía de joven en los 80, y efectivamente me parece que esté destinada al sector adolescente del público, y es lo único que para mí salva esta película.

Al margen de las visitas al cine propiamente, comentar que, de nuevo, acudí a las sesiones de cine clásico al aire libre que la Asociación Cultural Nautilus organiza en mi pueblo a principios de agosto. En esta ocasión no pude ir a las cuatro películas (me perdí Cuenta conmigo y Psicosis), pero disfruté al menos volviendo a ver El hombre que pudo reinar y Primera plana.

martes, 29 de agosto de 2017

35 años sin Ingrid Bergman

Como es tradición en el blog, no puedo dejar pasar el aniversario de mi adorada Ingrid Bergman sin al menos un pequeño recordatorio. En esta ocasión, una fotografía actualizada de mi colección bibliográfica sobre la actriz. Es mucho más modesta que la que tengo sobre mi otra gran diva, Audrey Hepburn (18 libros), pero en general son volúmenes bastante interesantes y con un buen nivel.

Hoy hace 35 años que la estrella sueca nos dejó, como saben sus seguidores, casualmente el mismo día de su cumpleaños. Tengo por tradición ver varias películas suyas por estas fechas, normalmente mis grandes favoritas (Luz que agoniza, Casablanca y Anastasia), pero en esta ocasión he encontrado un pequeño tesoro con el que celebrar el señalado acontecimiento: dos de sus largometrajes suecos que aún no había visto, Noche de primavera y Un rostro de mujer, y su única película alemana, El pacto de las cuatro.


domingo, 27 de agosto de 2017

Uncharted: El legado perdido

Uncharted: El legado perdido es para mí un sueño hecho realidad, pues, desde que jugué a Uncharted 2 y me quedé prendado del personaje de Chloe Frazer, siempre había abogado por un videojuego con ella como protagonista. Lo que comenzó en un principio como un simple suplemento descargable para la cuarta entrega de esta franquicia de Naughty Dog, fue creciendo y convirtiéndose en un juego por sí mismo, una especie de spin-off de las aventuras del cazatesoros Nathan Drake que ha aparecido por fin a la venta esta misma semana.

Como es tradicional en la saga y marca de la franquicia, maravillosos paisajes repletos de fabulosas ruinas y ciudades perdidas, entretenidos puzzles, divertidísimos e ingeniosos diálogos y escenas de acción con persecuciones y tiroteos aquí y allá hacen de este Legado perdido una de las mejores entregas de Uncharted, para mí incluso superior a la anterior, El desenlace del ladrón. Lástima que sea un juego de menor duración que sus predecesores y que sólo podamos esperar unas 9-10 horas de diversión con Chloe y Nadine Ross, villana reconvertida y ahora socia de la primera.

Después de mucho tiempo sin disfrutar demasiado de los videojuegos –prueba de ello es que llevo años sin publicar ninguna entrada al respecto–, El legado perdido supone para mí un oasis en un mundillo que últimamente me atrae más bien poco. Posiblemente me esté haciendo demasiado mayor para estos divertimentos computerizados, pero, por suerte, de vez en cuando aparece alguno que logra cautivarme. Ojalá que Naughty Dog considere una continuación para esta irresistible aventurera de ojos azules…

* Enlaces de interés:
-Algunos ejemplos de los maravillosos decorados y gráficos del juego: 
https://magazine.artstation.com/2017/08/naughty-dog-uncharted-4-lost-legacy-art-blast/

¡De aventuras con Chloe y Nadine!

domingo, 20 de agosto de 2017

Blog de "Cuentos sombríos"

Bueno, pues a falta de algún posible retoque, ya está listo el blog para mi libro de relatos Cuentos sombríos. En él se detalla un poco más este proyecto y su contenido y se incluyen extractos de algunas de las narraciones incluidas. ¡Espero que os guste!

martes, 15 de agosto de 2017

Yo he venido aquí a hablar de mi libro

Cuentos sombríos es un proyecto personal en el que llevo trabajando cierto tiempo y un sueño que he ansiado durante muchos años: se trata –o tratará, si todo va bien– de un libro autopublicado con una colección de diez cuentos propios. Va a ser una edición muy humilde, rondando el centenar de ejemplares, pensada principalmente para mis amistades y para cualquier otra persona interesada. No tiene ánimo de lucro y su precio, que será lo más bajo posible, se plantea simplemente para cubrir los gastos de impresión.

En cuanto a la pregunta del millón: de qué tratan estas narraciones, resumiré diciendo que son relatos en una línea muy decimonónica, muy influidos por la novela gótica y romántica, y también victoriana, en la que prima el elemento fantástico y sobrenatural, a veces macabro, pero a menudo aderezado con una pátina de ironía y hasta de humor negro. Autores que me han fascinado durante mi vida como Gustavo Adolfo Bécquer, Guy de Maupassant, Théophile Gautier, Oscar Wilde, Sheridan Le Fanu y tantos otros clásicos tienen una importante influencia y presencia en esta selección. Si compartís mi pasión por este tipo de lecturas, quizá Cuentos sombríos os pueda gustar.

En breve espero crear una página dedicada en exclusiva al libro y dando más detalles sobre él (incluyendo algunos fragmentos de cuentos). Mientras tanto, os adelanto el boceto de la portada.

martes, 1 de agosto de 2017

El cine de julio

Tras un mes de junio y una primera mitad de julio con poco cine, la cosa se empieza a animar a finales del último mes citado, y se rompe por fin una larga racha de películas mediocres con dos títulos más que interesantes que para mí demuestran una vez más que lo comercial no está necesariamente reñido con la calidad. Estos dos títulos son La guerra del planeta de los simios, de Matt Reeves, que reseñé el mes pasado, y Dunkerque, un drama bélico distinto que reafirma a Christopher Nolan como un director interesante y con personalidad dentro del panorama hollywoodiense, por contradictorio que esto pueda parecer. Es una cinta sin los desmesurados héroes con los que nos desbordan Spielberg o Eastwood, mucho más realista por ello, y que no se centran en los conflictos militares, sino en los avatares sufridos por toda una serie de personajes atrapados de una manera u otra en situaciones tensas y angustiosas, y a la que ayuda sobremanera la banda sonora del siempre eficaz Hans Zimmer y un amplio elenco de competentes actores que se reparten muy homogéneamente el protagonismo.

El mes termina con Spider-Man: Homecoming, que por desgracia no logra mantener el nivel de las otras dos películas vistas en pantalla grande en las semanas precedentes. Anda uno tan saturado de películas de superhéroes –y justamente más del hombre araña, cuyas aventuras se reinician por tercera vez– que ya es difícil que alguna de este subgénero le sorprenda mínimamente, con lo que este trabajo de John Watts se queda en entretenido y poco más.

Mencionar por último, como caso pseudo-cinematográfico, que acudí a ver La ciudad de las estrellas al Casal Jove de mi localidad, un recinto del Área de Juventud del Ayuntamiento que en verano ofrece algunas películas al aire libre y de manera gratuita. La proyección fue tan penosa en cuanto a calidad (un formato de pantalla cuadrado totalmente deforme, muy lejos del original) y circunstancias (luces, ladridos, niños, los encargados recorriendo los pasillos tras la pantalla), que no me atrevo a llamar a este mi tercer visionado de la cinta de Damien Chazelle “cine”…