…es pura coincidencia. ¡Con los biopics hemos
topado! Y, si intentamos llevar al cine la vida y la obra de personas que han
existido en la realidad… ¿cuán veraces y fidedignos a ellas debiéramos ser?
¿Hasta qué punto se debe edulcorar o suavizar una biografía fílmica? ¿No
deberíamos de buscar a los actores y actrices que más se parezcan a los
personajes a los que queremos revivir en la pantalla? En los casos de los
músicos, ¿no se debería respetar su trabajo en lugar de hacer que lo grabaran
otros?... Aunque, por otro lado, ¿sería el Cine lo que es si no embelleciera e
idealizara las vidas de todos estos personajes? ¿O resultarían estas películas
quizá anodinas y aburridas?
Dudas que me asaltan a menudo, aunque para
algunas creo tener clara la respuesta. En todo caso, el motivo que ha dado pie
a este pequeño álbum pictórico es precisamente el comprobar y verificar el
escaso parecido que ha habido entre personajes de la vida real y los actores
que les han representado en la pantalla. Pasen y vean…
J.M. Barrie, el inmortal autor de Peter Pan, era un hombre menudo que
apenas superaba el metro cincuenta, de cabeza algo desproporcionada y
exuberante mostacho. Pero cuando Hollywood decidió llevar una parte de su vida
al cine (la película de 2004 Descubriendo Nunca Jamás) decidió encandilar al
público los más atractivas rasgos de Johnny Depp
e incluso prescindir del clásico bigote del autor escocés.
Varias son las ocasiones en las que se han llevado las andanzas de
Butch Cassidy al cine,
aunque posiblemente la más conocida sea
Dos hombres y un destino, de 1969. En ella, las
facciones algo rústicas de este forajido unicejo y de mandíbula exagerada
fueron sustituidas por las del galán
Paul Newman.
Pese a que hay que reconocer el esmerado trabajo
de caracterización que los maquilladores y peluqueros de En la cuerda floja (2005)
realizaron con Joaquin Phoenix,
encontrarle un parecido claro con el mito del country Johnny
Cash es complicado. Cash era medio indio, su rostro tenía varias
cicatrices y estaba bastante ajado para su edad incluso cuando empezó a
triunfar en los años 50. Phoenix se me antoja bastante más guapo que el músico
por mucho que se esfuerce en parecérsele y ni siquiera el color de los ojos
coincide. Lo peor es que decidiera cantar él mismo con sus limitadas dotes
musicales…
El clásico
Cornel
Wilde interpretaba a
Frédéric Chopin
en una de las películas más famosas sobre el legendario pianista,
Canción
inolvidable, de 1944. Pero, lejos de intentar recrear el aire
melancólico y forzosamente cansado del músico decimonónico o sus rasgos
aguileños, el Hollywood de la época se empeñó en mostrarnos en la cinta a un
Wilde de pelo corto, lustroso tupé y perpetua sonrisa.
Es posible que el gangster estadounidense
John Dillinger fuera un poco más apuesto que la
mayoría de personajes reales que hemos visto hasta ahora, pero tampoco acabo de
encontrarle una semejanza clara con el guapo y aniñado
Johnny
Depp, que repite en esta selección y que lo encarnó en
Enemigos
públicos, cinta de 2009.
Hank Garland es sin duda uno de los más
grandes guitarristas de su época, los años 50 –si no de todas las épocas–, pero
su aspecto de hombre vulgar, prematuramente alopécico, no puede equiparse al del
guaperas rubiales Waylon Payne, quien lo
encarnó en la película de 2008 Crazy. Y no hablemos ya de la esposa de
Garland, que en este largometraje es interpretado por la bellísima Ali Larter.
Antes de convertirse en Héroe de la Unión
Soviética por su pericia como francotirador, el ruso
Vasily
Zaytsev era un sencillo pastor de los Urales que se manejaba bien con
los fusiles. La verdad es que, con ese rostro de grandes orejas y cuadrada mandíbula,
no es nada difícil imaginárselo entre cabras, con la boina en la cabeza y el bastón
en la mano. ¡Hasta parece mañico! Sin embargo, cuando llegó el momento de
llevar sus hazañas a la gran pantalla (
Enemigo a las puertas, de 2001), se eligió a
todo un sex-symbol del cine para que lo encarnara: el británico
Jude Law.
Ni en el mejor de sus retratos a la
Reina Victoria se le puede encontrar ningún
parecido con la hermosa
Emily Blunt: la
regente era regordeta, enana, de ojos saltones y nariz aguileña… Nada que ver
con el sensual rostro y la azul mirada somnolienta de la actriz, que lo único
que tiene en común con el personaje que interpretó en
La Reina Victoria de 2009 es su
nacionalidad.
El joven estadounidense de origen mexicano
Ritchie Valens tuvo una efímera carrera como
cantante de rock en los años 50 antes de fallecer en un accidente con tan sólo
17 años. De complexión recia y con facciones que delataban claramente su origen
indio, resulta un tanto inverosímil de ver reencarnado en el cuerpo y el rostro
del más delgado y atlético
Lou Diamond Phillips,
actor que lo interpretó en el biopic de 1987
La Bamba.
La chica se ha empeñado en encarnarla en
la gran pantalla, y puede que sea el gran error de su carrera: y es que
Nicole Kidman pretende parecerse a la inolvidable
Grace Kelly en la película de próximo estreno
Grace of Monaco
a pesar de que sus facciones deformadas por el bótox y la cirugía difícilmente
se pueden equiparar a las de la que sin duda es una de las más bellas actrices
de la Historia del Cine. Lo siento, pero no me cuela, Nicole…
Una voz bella no siempre va unida a un rostro
bello. No tiene por qué, y no debería de condicionarnos a la hora de apreciar y
admirar a un/a cantante. Y lo cierto es que difícilmente se puede decir de la
mítica
Patsy Cline que fuera una mujer
guapa. Sin embargo, en el cine ha sido encarnada por actrices como
Beverly D’Angelo (en
Quiero ser libre, de 1980) o
Jessica Lange (
Dulces
sueños, de 1985).
Los estadounidenses parecen empeñados en
llevar a la gran pantalla a todos los delincuentes y forajidos de la historia
de su país, pero la verdad es que, ni aún con la nariz postiza, se le puede
encontrar mucho parecido al más fotógenico
Sean
Penn con el gangster
Mickey Cohen, al
que interpreta en la reciente
Brigada de élite.
La admiración que siente por
Audrey Hepburn llevó a
Jennifer
Love Hewitt a producir e interpretar un telefilme basado en la vida de
la mítica actriz de
Vacaciones en Roma,
The Audrey
Hepburn Story, pero lo cierto es que Hewitt, aún atractiva como es,
dista mucho de parecerse a su ídolo (que también es el mío). El rostro de
Audrey es demasiado peculiar y especial, y el cuerpo de Jennifer demasiado
rotundo para poder encontrarse una semejanza razonable entre ambas. Y no
hablemos ya de los actores que, en la película, dan vida a Mel Ferrer o a
Gregory Peck…
No todo va a ser embellecer a personajes
reales con actores atractivos, y para terminar vamos a ver el caso contrario:
la preciosa
Marion Cotillard se caracterizó
hasta quedar irreconocible para interpretar a su poco agraciada compatriota, la inolvidable
Edith Piaf en
La vida en rosa de
2007. Fue la primera película en la que vi a la actriz, y quedé muy gratamente
sorprendido al comprobar lo guapa que era en la realidad. ¡Que ojazos!