"Un hombre que limita sus intereses limita su vida" (Vincent Price)

domingo, 8 de octubre de 2017

Blade Runner 2049

Cuando una película que es única tiene una secuela deja de ser única. Todo lo que se nos cuente en la continuación que repercuta inversamente en la primera parte, como detalles de los personajes y secretos de la trama, por desgracia, va a influir en los nuevos visionados de ésta, no importa cuánto nos empeñemos en separar ambos films e incluso hasta que reneguemos de la secuela. Por eso ya cuando se anunció Blade Runner 2049, un servidor se llevó las manos a la cabeza, más aún conociendo los continuos desatinos y despropósitos fílmicos con los que Ridley Scott –quien se aferra a sus dos únicos éxitos cinematográficos con una obstinación que da vergüenza ajena– nos ha obsequiado desde hace años (montajes y remontajes de Blade Runner, precuelas de Alien, etc)

Por fin llega la fecha del estreno de la cinta a la que tanto me oponía: 6/10 (no es casualidad el día elegido y hasta tiene cierto sentido en la película) y, por supuesto, pese a mis reticencias, estoy dispuesto y hasta interesado en verla, sobre todo porque la dirige alguien que me está gustando bastante en los últimos años y que me inspira cierta confianza: un artesano tan eficaz como el canadiense Denis Villeneuve. Hay que dar gracias de que no haya sido el inefable Scott el que se haya puesto a los mandos del rodaje y haya dejado los puestos de director y de guionista a personas más competentes que él.

Por todo lo expuesto, asisto al visionado de Blade Runner 2049 con algo de miedo, un poco agarrado a la butaca temiéndome que, de repente, me destruyan una de las películas esenciales en mi vida, pero, al final, tengo que admitir que salgo del cine tras las dos horas y tres cuartos de metraje del estreno bastante convencido, con buen sabor de boca, dándole vueltas a la cabeza y sopesando algunos de los giros de la trama y parte de las escenas, en mi caso señal inequívoca de que un film me ha calado. Al final, y en resumen, pese a que las situaciones y elementos del guion no tienen mucho de novedoso y las hemos visto en docenas de otros films, la película me fascina (de nuevo hay que recordar aquello tan repetido de que lo importante no es lo que se cuenta, sino cómo se cuenta, pues ser original en una historia a estas alturas parece harto complicado). La dirección artística, la fotografía y los efectos especiales son impecables, los decorados en ese futuro tan sucio, oscuro y deprimente (parte de ellos remiten claramente al film original del 82, otros son más abiertos e iluminados) resultan evocadores y atrapan, y la banda sonora de Benjamin Wallfisch y Hans Zimmer ayuda no poco a potenciar la ambientación. El internacional reparto en general es acertado, si bien la presencia de Harrison Ford es más anecdótica que otra cosa y un obvio reclamo para los fans del Blade Runner de Scott, y quizá otro actor más expresivo que Ryan Gosling (“Ni siquiera sonríes”, le observa un personaje en la película) hubiera sido preferible. A destacar la siempre espléndida presencia de Robin Wright, el cautivador elenco femenino en general y la aparición de algunos personajes de la película original (sólo me rechina un poco el que interpreta Jaerd Leto). Hasta, como es habitual en muchas obras del género, es fácil extraer su parte de denuncia social (claramente una crítica a la diferencia de clases, estando la trabajadora y explotada representada por los replicantes), que invariablemente suele pasar inadvertida por el espectador medio

En fin, si antes de ver la cinta reseñada pensaba que Blade Runner no necesitaba secuela porque perdería esa condición de única que comentaba al principio de esta reseña, después de verla sigo reafirmándome en la idea, pero, al menos, ya que no está en manos del espectador normal el decidir si se filman o no estas continuaciones, toca alegrarse de que esta del clásico de ciencia ficción haya sido muy, muy digna, sin duda lo mejor que ha dado el fantástico este año y también una de las mejores películas que he visto en 2017, curiosamente a punto de llegar a la fecha en la que transcurría la película de hace 35 años…

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