"Un hombre que limita sus intereses limita su vida" (Vincent Price)

sábado, 31 de enero de 2015

La última batalla

Película de 2003 que ya había visto cuando apareció por primera vez en DVD. Me dejó buen sabor de boca y por ello quería revisitarla de nuevo, cosa que he hecho finalmente este mismo mes. El director francés Antoine de Caunes nos plantea en una interesante alternativa histórica al destino de un personaje tan atractivo como es Napoleón Bonaparte: ¿murió realmente el genio militar en Santa Elena? La incógnita se nos desvelará por medio de las pesquisas de un joven oficial británico que formó parte del destacamento encargado de vigilar al prisionero y que, a raíz del traslado del féretro de aquél a París, interrogará a varios de los personajes relacionados con el ex-emperador en la época de su cautiverio que irán rememorando aquellos días.

La película se nos narra, pues, por medio de flashbacks, y en ese sentido, y también por su comienzo con un sepelio, me recuerda mucho a Amor inmortal de Bernard Rose en cuanto a estructura. Muy cuidada dirección artística en este largometraje poco conocido pero en el que se adivina un importante presupuesto para tratarse de una coproducción europea. Philippe Torreton encarna a Bonaparte, mientras que Jay Rodan es el joven teniente y Richard E. Grant da vida a Sir Hudson Lowe, el gobernador de Santa Elena.

La condesa de Hong Kong

En 1967, el gran Charles Chaplin lega a la humanidad un último tesoro: su undécimo largometraje, La condesa de Hong Kong (A Countess from Hong Kong). Contando con la importante baza de sus dos atractivos protagonistas, Marlon Brando y Sophia Loren, nos cuenta la historia de una chica descendiente de la nobleza rusa pero pobre que malvive en la ciudad del título de la película bailando con turistas. Cuando conoce a un millonario norteamericano, se cuela en su camarote con objeto de llega a EE.UU. y comenzar una nueva vida. A partir de aquí, se originan toda una serie de enredos y de divertidas escenas prácticamente sin salir de dos habitaciones. La película tiene, por estos escenarios reducidos y por los personajes que pululan por ellos (entre otros, Sydney Chaplin y Tippi Hedren), cierto aire teatral e inevitables reminiscencias a Una noche en la ópera. Al contrario que en la mayoría de comedias anteriores de Chaplin, el elemento melodramático y la crítica social apenas hacen acto de presencia, o lo hacen de forma muy sutil. Es también el primero de los trabajos del maestro en los que sólo interpreta un pequeñísimo papel.

Llevaba ya bastante tiempo queriendo volver a ver las películas largas de Charles Chaplin. Las descubrí a finales de los 80 en un ciclo televisivo e inmediatamente quedé prendado del genio de su creador. Era un personaje que sólo conocía por los cortos de Charlot que de niño tenía en el Cine Exin y poco más y, a partir de aquella retrospectiva, muchas de ellas se han convertido en esenciales para mí. De éstas, varias las he vuelto a ver en nuevas ocasiones, pero había unas pocas como la reseñada, Monsieur Verdoux (que también volví a ver hace poco) o Un rey en Nueva York que tenía más lejanas y olvidadas. Aunque sea sin respetar el orden cronológico, quiero revisitarlas todas en breve.

martes, 27 de enero de 2015

Sophia Loren: Ayer, hoy y mañana

Con motivo de su ochenta cumpleaños, la mítica Sophia Loren publica un libro de memorias al que ha dado el título de una de las muchas películas que rodó a las órdenes de Vittorio De Sica, Ayer, hoy y mañana. Se trata de una obra sencilla, muy personal y emotiva y, según entiendo, escrita por la mano de la propia actriz, en la que rememora tanto algunos de los mejores momentos de su vida como todo lo contrario, vivencias difíciles como su dura infancia en la pobreza y abandonada por su padre, los terribles años de la guerra o, cosa que desconocía, su paso por la cárcel a principios de los 80, donde estuvo retenida un mes por una supuesta evasión de impuestos que ella siempre ha negado.

Entre las alegrías, su amistad con Cary Grant, su matrimonio con Carlo Ponti o su larga relación profesional con Marcello Mastroianni, el ya mencionado De Sica, o Richard Burton, para los que no falta un cariñoso recuerdo en el libro, así como el nacimiento de sus hijos y nietos. Sophia también da cuenta de los encuentros “delictivos” de su vida, como cuando un ladrón apodado “El gato” (como el personaje de Cary Grant en Atrapa a un ladrón) le robó sus más valiosas joyas, la intrusión posterior de unos maleantes en su habitación del hotel mientras estaba con su  hijo pequeño,  o la repetida aparición de un demente escapado de un manicomio en su chalet.

He leído muchas biografías de actores y actrices, algunas de ellas firmadas por ellos mismos, pero esta es un tanto especial al tratarse de un libro reciente y actual escrito además por una persona que sigue con nosotros. Con Ayer, hoy y mañana tiene uno, no sólo la sensación de estar leyendo la vida de una de las grandes actrices de la historia del Cine, sino también de estar escuchando las historias de una entrañable abuelita, lo que, al fin y al cabo, es lo que es también Sophia Loren.

Muchas curiosidades y anécdotas del libro me han chocado o me han llamado la atención: ninguna mención a Stephen Boyd al hablar de La caída del Imperio Romano (a pesar de las alabanzas para Alec Guinnes y Omar Shariff), algún dato despistado que no sé si se puede achacar a la propia escritora o a la traducción (comenta que Cary Grant e Ingrid Bergman estaban rodando Encadenados a finales de los 50 cuando debe de estar refiriéndose a Indiscreta), o cosas como que fue rechazada en sus comienzos por algunos productores y directores debido a sus rasgos atípicos. A este respecto, llama la atención el pasaje en el que modestamente sugiere que Marilyn Monroe era la actriz más bella del cine cuando para mí no hay comparación entre americana e italiana. Interesante lección sobre el físico y la belleza la de esta mujer, que además demuestra tener mucha personalidad cuando cuenta que se negó a operarse la nariz y matiza que hay que saber jugar con las cartas que uno tiene, y que esos rasgos más peculiares o diferentes son precisamente lo que dan una hermosura especial y única a las personas. Muchas actrices de hoy en día deberían tomar nota del consejo de esta veterana y dejarse de cirugías horripilantes que no hacen más que deshumanizarlas.

Como suele ocurrir cuando leo la biografía de alguien, me entran ganas de profundizar más en su obra. A pesar de que Sophia Loren es una actriz a la que conozco desde bien joven, constato que apenas he visto una docena de sus casi cien interpretaciones. Otra tarea que me tengo que apuntar a mi larga lista de deberes…

sábado, 17 de enero de 2015

Tal día, un lustro

Constatar lo rápido que se te escapa el tiempo conforme te haces mayor es algo que seguro que no le descubro a nadie que haya alcanzado ya unas pocas décadas de vida. Aun así, muchas veces me sigue sorprendiendo este hecho al cerciorarme de determinados detalles o fechas, como ocurre en el día de hoy, cuando se cumple ya todo un lustro desde que comencé la aventura de dar forma a este blog, un espacio virtual inicialmente centrado en el cine y en la música, pero con cabida para todo tipo de temas de los que me apeteciera hablar. Un blog centrado, pues, en mis gustos, inquietudes y opiniones.

La aventura de El castillo de Lord Ruthwen nació principalmente debido la insistencia de un amigo al que le gustaban mis escritos y las historias y anécdotas que a veces contaba a mis conocidos por medio de mails. Yo no las tenía todas conmigo. No acaba de entender para qué quería publicar cosas personales en internet, ni mucho menos a quién iban a interesar. Pero, como me gusta mucho escribir, y el periodismo es una de mis vocaciones frustradas, al final me planteé el blog como una especie de “revista” internáutica en la que dar cabida a todos esos “artículos” que nadie seguramente me iba a publicar. Y, además, sin censuras ni limitaciones ni ningún tipo de condición ni imposición a la hora de elegir y redactar esos textos.

Con el tiempo, el blog fue desarrollándose y variando, dando cabida a nuevas ideas y secciones, casi cobrando vida propia, como se suele decir. Fui desechando algunas temáticas o relegándolas a un lugar secundario, e incorporando otras, a veces sin que acabaran de convencerme, a modo de prueba. Hubo momentos en que me cansé, en que pensé en abandonar, pero luego me volvía a entrar el gusanillo de escribir; encontraba algún tema que me inspiraba. Sin ir más lejos, en este quinto aniversario me había propuesto poner fin, al menos temporalmente, a la trayectoria del blog. Ya en otoño me había planteado llegar a este 17 de enero para hacer oficial el cierre de El castillo de Lord Ruthwen, y en la práctica había dejado de escribir en él mes y medio entre octubre y noviembre, el plazo más largo en estos cinco años sin incluir ningún nuevo post–, quedándose un montón de entradas en el tintero o acabadas pero sin publicarse. Al final he decidido no ser tan drástico: el blog seguirá abierto, y escribiré cuando me apetezca, sin obligarme a tener que subir nada nuevo cada cierto tiempo porque sí, ya que ello sólo me lleva a incluir artículos cuya intención y redacción a veces ni siquiera me convencen a mí mismo.

Hace ya mucho tiempo, al cumplirse el primer aniversario del blog, sopesaba las razones por las que lo mantenía, que encontraba diversas y variadas: algún tipo de catarsis artística podría ser la más obvia; matar el rato, desarrollar inquietudes, relacionarse de alguna manera con otras personas; a veces incluso me parece un pequeño ejercicio de egoísmo, porque, ¿a quién le importan mis chifladuras y desvaríos o lo que pueda opinar o dejar de opinar de una película, actor o cantante? La respuesta a esto último es que a nadie o a casi nadie, algo que ha probado el tiempo, de lo que se infiere que al final escribo y confecciono el blog principalmente para mi propia satisfacción, para matar el gusanillo de explayarme mediante las palabras, de contar cosas que me apetece contar y no sé a quién porque no conozco a nadie que crea que pueda estar interesado en ellas. Para mí, el blog tiene finalmente dos recompensas principales: la primera es rendir homenaje a personas a las que admiro y que han significado mucho en mi vida, ya se trate de artistas consagrados internacionalmente como de gente de mi familia totalmente anónima. La segunda es coincidir en estas admiraciones y en mis gustos con otros internautas perdidos, porque todo el mundo necesitamos hacernos oír, ser reconocidos de alguna manera, que nos den una palmada en la espalda o un terroncito de azúcar. En ese sentido, si alguno de mis artículos logra entretener a algún lector despistado que lo encuentra por casualidad o, aún más, hacer que se interese por el tema, persona, disco, película o libro de los que hablo, me doy por satisfecho y me considero más que pagado.

Así pues, y en resumen, tras ese lustro fugaz que casi ni he visto ni recuerdo, la odisea desesperada de El castillo de Lord Ruthwen continúa, no sé por cuánto tiempo ni muy bien con qué sentido, pero sigue adelante, sin prisas ni presiones, para contar las andanzas y vidas de todos esos actores, músicos y escritores a los que admiro, para seguir hablando de libros, juegos, videojuegos, historia o lo que se me antoje, al margen de que interese o no al resto del mundo. Las puertas del castillo permanecen abiertas, aunque no es fácil atreverse a traspasarlas debido a lo imponente y amenazador de los muros de la centenaria fortificación, al vetusto portón de madera, a las oxidadas cadenas del puente levadizo, a las pétreas y amenazadoras gárgolas…

Tan sólo espero que el próximo lustro pase un poco más despacio, que de lo contrario no da tiempo a aprovecharlo y a uno ya le pesan los años y prefiere saborearlos pausadamente…

viernes, 16 de enero de 2015

Arabesco

En 1966 el director Stanley Donen intenta repetir el éxito conseguido con su película Charada tres años antes utilizando una fórmula parecidísima con Arabesco, algo que queda claro desde los mismos créditos del film, de nuevo diseñados por Maurice Binder y embellecidos con la partitura de Henry Mancini. El espectador es invitado otra vez a presenciar una peligrosa intriga internacional en la que se verá mezclado un sencillo profesor de arqueología (Gregory Peck) al ser requeridos sus servicios por un mafioso árabe. Toda una serie de personajes de intenciones poco claras comenzarán a desfilar por la cinta, destacando el de la bella amante del delincuente (Sophia Loren), clara variante femenina del personaje de Cary Grant en la película antes mencionada, cuya alineación e identidad cambiarán con frecuencia a medida que se desarrolla la historia.

Aunque hay una opinión casi unánime a la hora de considerar Arabesco inferior a su precedente, igualmente me parece una película emocionante y divertida en clave de comedia thriller con el esperado toque hitchcockiano y con una pareja de actores principales tan estupenda como la compuesta por Audrey Hepburn y Cary Grant en Charada.

lunes, 12 de enero de 2015

Corazones de acero

Película con la que inicio la temporada fílmica 2015, y a mi entender con muy buen pie, pues he salido bastante impresionado de ver Corazones de acero. En este su quinto largometraje, el director y también guionista David Ayer nos traslada a un escenario que me fascina tanto como es la II Guerra Mundial, y concretamente a sus últimas semanas en Europa, en abril de 1945, cuando los ejércitos aliados han penetrado ya en una desesperada y perdida Alemania. En concreto, seguiremos las andanzas de la tripulación de un tanque Sherman estadounidense, cuatro curtidos veteranos a los que se les unirá un joven novato para sustituir a un tripulante fallecido. Será principalmente a través de los ojos de este recluta que descubriremos los muchos horrores de una guerra que se ha alargado más de la cuenta y ha desesperanzado y deshumanizado a sus combatientes hasta el punto de que matan a sus enemigos a sangre fría, sin remordimientos ni conciencia. Pero, entre tanta muerte y miseria, Ayer permitirá tanto a dicho personaje como al espectador algún momento de tregua en el que descubriremos que aún existe el civismo y el respeto entre algunos de estos luchadores.

El reparto principal lo componen Shia LaBeouf, Logan Lerman, Michael Peña y Jon Bernthal, liderados por un estupendo Brad Pitt que parece tener un pacto con el diablo para mantenerse joven y que encarna a un sargento duro y violento que, sin embargo, esconde un gran corazón, una suerte de versión actualizada de ese arquetipo del cine bélico que antaño interpretaran actores tan inolvidables como Lee Marvin o Ernest Borgnine.

Lo que más miedo me daba de esta película era el “americanismo”, esa abusiva incorrección política absolutamente falta de objetividad y rigor con la que nos obsequian las más de las veces los directores estadounidenses para que entendamos bien lo grande e importante que fue su país en un conflicto que parecen empeñados en haber ganado ellos solos. Me alegra decir que este terrible hándicap en muchas películas de la II GM está bastante comedido en esta que reseño, y Ayer nos demuestra que hay tanto alemanes con buenos sentimientos como americanos mezquinos y crueles. Miedo me da pensar lo que hubiera sido esta película de haberla realizado Spielberg.

Destacar, por último, el impresionante realismo en los combates –como ese enfrentamiento entre un Tiger y el pelotón de Shermans– que permiten los modernos efectos especiales, utilizados inteligentemente en el film para que la historia resulte más veraz y sobrecogedora, pero no de manera que roben el protagonismo a los actores y a un argumento atractivo.

jueves, 8 de enero de 2015

Nos deja Rod Taylor

Ayer se nos iba otro actor clásico más: el australiano Rod Taylor nos dejaba a punto de cumplir los 85 años (nació un 11 de enero de 1930). Qué curioso que hace apenas unos días estuve viéndole en un episodio de The Twilight Zone. Sin haber seguido celosamente la carrera de este intérprete, sí que hay uno de sus trabajos que figura entre mis grandes películas favoritas, El tiempo en sus manos, a la que hace algunos años ya dediqué este artículo. Y eso sin olvidar que intervino en uno de los grandes clásicos de Hitchcock, Los pájaros. No recuerdo haber visto muchas más películas suyas: El árbol de la vida, Traidor a su patria, Intriga en el Gran Hotel, Zabriskie Point y Ladrones de trenes son algunas de las que recuerdo a bote pronto. Me encantó volver a verlo actuando –y, además, en pantalla grande– en el que habría de convertirse en su último trabajo, Malditos bastardos.

Añadir leyenda

martes, 6 de enero de 2015

Jane tiene un arma... y Natalie cuatro películas por estrenar

Debido a mi devoción por la actriz, las películas que estrena Natalie Portman son siempre objetivo cinematográfico prioritario para mí. Todos los años permanezco atento a sus nuevos trabajos, que casi siempre –y con alguna notable excepción– suelo disfrutar en mayor o menor medida aunque sólo sea por lo subyugadora que me resulta la presencia de esta mujer. Pero, después de un colmado año –el  2011– en el que se estrenaron en nuestro país nada menos que cinco largometrajes suyos, han transcurrido tres más durante los cuales la estrella israelita apenas ha aparecido por las pantallas de las salas de cine. En 2013 se estrenó la mediocre Thor: El mundo oscuro, su único papel protagonista en todo ese lapso. Mientras tanto, nada menos que cuatro de sus trabajos parecen demorarse eternamente: Knights of Cup y Lawless (a la que parece que se le dará otro título), sus dos colaboraciones con el director Terrence Malick, llevan dos años en posproducción. El estreno del western Jane Got A Gun, de accidentadísimo rodaje, se ha pospuesto ya dos veces: de verano de 2014 a febrero de 2015, y ahora a septiembre. Además, Natalie tiene también pendiente la premier de su primer largo como directora, A Tale of Love and Darkness que, junto con los otros títulos, y de no haber más retrasos, debería llegar a los cines en el presente año.

Hoy por fin han aparecido imágenes en internet de Jane Got A Gun, probablemente la película de todas las enumeradas que más ganas tengo de ver, y no sólo por su actriz protagonista, sino por lo mucho que me gusta el género en el que está enclavado el film y las escasas ocasiones en las que los directores actuales recurren a él en los últimos tiempos. El reparto y lo poco que sé de su argumento (parece una variante de Solo ante el peligro) me resultan muy apetecibles, y realmente espero que este otoño la película no sólo llegue a las pantallas de EE.UU., sino también a las del resto del mundo simultáneamente.