"Un hombre que limita sus intereses limita su vida" (Vincent Price)

lunes, 13 de octubre de 2014

Space Station 76

A falta de adjetivos menos recurridos y más ingeniosos, curiosa y simpática demostración de que el género de la ciencia ficción se puede utilizar para rodar películas más originales y diferentes que aquellas a las que estamos más habituados –principalmente distopías y space operas–. En Space Station 76, el director estadounidense Jack Plotnick nos propone en clave de comedia dramática conocer parte de las vidas de los habitantes del ingenio espacial que da título a su primer largometraje. Desde el amargado capitán del lugar, homosexual con tendencias suicidas desde que le dejó su amante, hasta la nueva tripulante recién llegada para cubrir la labor de este último, pasando por una niña solitaria, los mal avenidos padres de esta o un divertidísimo psicólogo-robot. Lo más llamativo del film es, sin duda, su estética imitando las películas del género de los años 70. A este respecto, una de las notas más entrañables de la cinta es la aparición del mismísimo Keir Dullea, el inolvidable intérprete de 2001, una odisea del espacio. Aparte de este legendario actor, la mayoría del reparto me es prácticamente desconocido a excepción de sus dos protagonistas principales, un Luke Wilson mucho más curioso e interesante que en otros de sus trabajos que he visto y la siempre encantadora Liv Tyler.

sábado, 4 de octubre de 2014

Twin Peaks y sus chicas

Sherilyn Fenn en Twin Peaks
Un amigo mío mucho más joven que yo me comentó el otro día que estaba viendo Twin Peaks y enseguida me vinieron a la memoria un montón de recuerdos de cuando se estrenó esa serie en 1990. En España la emitió Tele 5 y fue todo un récord de audiencia. Recuerdo que iba a la universidad por entonces y que la hacían los jueves y viernes por la noche. Esperaba esos días con avidez y me enganché a la serie –un total de 30 capítulos en dos temporadas– creo que hasta el final.

Nunca he sentido el aguijonazo de volver a ver Twin Peaks. Es posible que ni me gustara hoy día –no soy precisamente fan de David Lynch–, así que, como con tantas otras cosas, prefiero quedarme con el recuerdo de aquella época lejana y feliz y, sobre todo –¡cómo no!– con el del irresistible elenco femenino que pululaba por el espacio televisivo: Madchen Amick –con la que me he vuelto a reencontrar recientemente en Longmire–, Lara Flynn Boyle, la mas madurita Peggy Lipton y, sobre todo, la deliciosa Sherilyn Fenn, que interpretaba a la tentadora y picarona Audrey Horne, un personaje en el que se entremezclaban claramente varios de los mitos femeninos cinematográficos del Hollywood de los 50 como Marilyn Monroe, Elizabeth Taylor o, por supuesto, Audrey Hepburn (curiosamente, la propia Laura Palmer/Sheryl Lee, no me llamaba tanto). Resulta algo chocante constatar que han pasado ya 23 años desde el final de la serie y que todas aquellas jóvenes (¡y yo mismo!) ya estamos en la cuarentena o incluso a punto de alcanzar –caso de la propia Sherilyn– el medio siglo. ¡Ah, traidora y vil nostalgia! ¡Quien pudiera volver a esos años dorados!

viernes, 3 de octubre de 2014

Maléfica

Película cuyo visionado en pantalla grande estuve sopesando durante las muchas semanas que se mantuvo en cartel. Al final me venció la incertidumbre, ya que apenas conocía datos aparte de haber visto el póster y de tener una ligerísima idea de su argumento. Una vez más, toca esperar a su aparición en DVD para acabar con la intriga de si hubiera valido la pena o no verla en cine. Y la respuesta es que… no hubiera estado mal. Me encuentro con un producto muy divertido, si bien no especialmente original: en Maléfica, el director Robert Stromberg nos propone conocer el clásico cuento de la bella durmiente desde una perspectiva diferente: desde la de la infame bruja malvada que maldice a la inocente joven. Durante el transcurso de la cinta aprenderemos, ni qué decir tiene, que ni esta señora es tan malévola, ni el bien y el mal son conceptos tan fáciles de acotar. Me ha sorprendido especialmente su protagonista Angelina Jolie en el rol que da título al film. Angelina me parece una mujer bellísima y una actriz capaz cuando se lo propone, pero absolutamente acomodada en el star system de Hollywood dentro de películas-cliché y papeles aburridos y mediocres, sobre todo cuando le da por hacer de heroína prepotente en películas como Wanted, Salt o la saga Tomb Raider. Aquí cambia drásticamente y para bien de tono y está irresistible en muchas de las escenas con sus diálogos socarrones y sarcásticos, especialmente en algunos de los que mantiene con su ayudante, el cuervo-hombre interpretado por Sam Riley.

La partícula de Dios

Más de tres años después de su aparición a nivel mundial llegaba efímeramente a los cines españoles, en estreno limitado, La partícula de Dios de Tony Krantz el pasado mes de abril, y yo la repesco ahora que aparece en formato doméstico. Se trata de un thriller entretenido con más que obvia influencia de los clichés del cine negro clásico en el que un (duro, por supuesto) detective privado debe buscar, por encargo de un boxeador ex-convicto, a una stripper con la que éste ha mantenido correspondencia sentimental en prisión. En la investigación acaban entremezclándose policías corruptos, diamantes robados, y hasta un científico de mente privilegiada y un excéntrico millonario que aportan al argumento del film –con el apoyo de una fotografía de aire casi onírico o fantástico– un elemento pseudo-místico. Un atractivo reparto de secundarios entre los que figuran Sam Elliot, Thomas Kretschmann, Delroy Lindo, Bill Duke o William Fitchner, así como el irresistible reclamo de Sienna Guillory consiguen compensarme el protagonismo de un actor que me parece tan  poco carismático e interesante como Antonio Banderas. Además, he visto la versión doblada y el malagueño gana bastante con una voz con mucha mejor dicción que la suya.