"Un hombre que limita sus intereses limita su vida" (Vincent Price)

lunes, 29 de febrero de 2016

George Kennedy

Aunque otros blogs de cine quizá prefieran hablar hoy de los Oscars, yo –que no tengo especial interés por ningún premio de este tipo ni condicionan mi visionado de películas– voy a despedir el mes con un breve homenaje a uno de los secundarios más clásicos de Hollywood: George Kennedy nos dejó ayer a la envidiable edad de 91 años. Este neoyorkino nacido un 18 de febrero de 1925 comenzó su carrera televisiva algo tardíamente, en 1956, y la cinematográfica aún más tarde. Se especializó en papeles de tipo duro e intervino en cerca de dos centenares de producciones durante su longeva carrera, que se extendió hasta hace un par de años. En su amplísimo currículum, infinidad de clásicos: La leyenda del indomable, El vuelo del Fénix, Doce del patíbulo, El estrangulador de Boston, Canción de cuna para un cadáver, Aeropuerto, Terremoto o la que quizá era mi película favorita suya, Charada –era el último miembro vivo del reparto principal– son sólo una brevísima muestra de la carrera de casi seis décadas de este hombre que se acaba de oír al Olimpo de los dioses del Cine…

domingo, 21 de febrero de 2016

Anónimos populares: Woody Strode

Actor del Hollywood clásico de rostro tan inconfundible como complicado nombre original : nada menos que Woodrow Wilson Woolwine Strode. Nacido en California, EE.UU. un 25 de julio de 1914, fue deportista profesional y se distinguió en diferentes disciplinas a lo largo de toda su vida. Su impresionante altura (1,93) y su físico atlético le procuraron un hueco como extra en la Meca del Cine de los años 40, principalmente en películas de ambientación exótica, pero también en westerns (una breve aparición en La diligencia fue su primer largometraje). Con el tiempo y la experiencia le llegó la oportunidad de demostrar sus dotes más dramáticas, siendo recordado hoy día sobre todo por sus papeles en El sargento negro y Espartaco. No obstante, a lo largo de más de medio siglo Woody intervino en casi un centenar de películas y series, prodigándose sobre todo en el género vaquero, en el que participó, entre otras, en El hombre que mató a Liberty Valance, Hasta que llegó su hora, Dos cabalgan juntos o La colina de las botas. Se despidió del cine precisamente con un western: Rápida y mortal, falleciendo dos meses antes del estreno del film, un 31 de diciembre de 1994, a los 80 años.

En El sargento negro, uno de sus films más conocidos

martes, 16 de febrero de 2016

Adiós a Vanity

Imposible para quien ha sido adolescente en los años 80 y ha crecido viendo cine durante esa época olvidar la belleza de Vanity, nombre artístico de la cantante, actriz y modelo Denise Katrina Mathews. Apadrinada por el mismísimo Prince, triunfó musicalmente en los primeros 80 con el grupo Vanity 6 a la vez que iniciaba una carrera cinematográfica y televisiva que se alargó durante diecisiete años y que no fue especialmente destacable si exceptuamos, quizá, algunos de sus títulos más conocidos, como 52 vive o muere, El último dragón o Acción Jackson. Los excesos con las drogas le cobraron a la actriz un precio muy caro, y ella buscó la redención abrazando el cristianismo y abandonando las candilejas. Por desgracia, problemas renales se la llevaron ayer 15 de febrero, poco más de un mes después de haber cumplido los 57 años.

El caso de Vanity  me recuerda al de muchas otras actrices y modelos como la legendaria Bettie Page, mi admirada Debra Paget o, más recientemente, la playmate Erica Campbell quienes, después de explotar y aprovechar su belleza profesionalmente, decidieron dar un drástico giro a sus vidas y centrarse en la religión, renunciando práctica o totalmente a sus anteriores carreras. Es algo que siempre me llama la atención y que, como persona que no profesa ninguna creencia, me cuesta de entender, porque para mí no necesitaban redimirse ni habían hecho nada pecaminoso, pero es un fenómeno que se repite a menudo en ese mundillo... Llevo ya tiempo queriendo escribir algo sobre este curioso proceder, pero siempre lo voy alargando, así que, sirva este recuerdo a Vanity como posible prólogo.

domingo, 14 de febrero de 2016

Homenajes tardíos: Recordando a Louis Jourdan y a Lizabeth Scott

Hoy hace precisamente un año que nos dejó el actor francés Louis Jourdan, y el motivo de que escriba este artículo es sencillamente que no supe de su fallecimiento hasta finales de 2015. Si los medios de información se hicieron poco eco del acontecimiento o si, simplemente, de alguna forma se me escapó la noticia, no sabría decirlo, pero debido a que era un actor por el que sentía cierto aprecio, me siento obligado a al menos homenajearle tardíamente con este pequeño recordatorio.

Jourdan nació como Louis Robert Gendre un 19 de junio de 1921 en Bouches-du-Rhône, Marsella. Sus comienzos en el cine de su país se ven entorpecidos por el estallido de la II Guerra Mundial, siendo interrumpidos los respectivos rodajes de sus dos primeros films por el conflicto. Sorteando como puede las dificultades de la ocupación, e incluso colaborando con la resistencia francesa, Jourdan consigue labrarse una rápida e interesante carrera de diez títulos en su patria antes de que Hollywood le reclame.

Es, una vez más, el estudio de David O´Selznick, siempre a la caza de nuevos talentos europeos, el que recluta a Jourdan para que viaje a la Meca del Cine. Sus inicios en ella no pueden ser mejores, ya que debuta en EE.UU. de la mano del maestro Alfred Hitchcock con El proceso Paradine. Su aspecto apuesto y su acento le encaminan desde el principio hacia los papeles de galán romántico, algo que a él –que prefería considerarse un actor de carácter– nunca acabó de gustarle. En los siguientes años, alcanza la cima de su popularidad interviniendo en cintas de la talla de Carta a una desconocida o Madame Bovary, continuando en los cincuenta en papeles similares en películas de aventuras a menudo ambientadas en otras épocas como Ave del paraíso, La mujer pirata o, ya más adelante, en una nueva versión de El Conde de Montecristo. Siempre con algunas de las actrices más bellas de Hollywood como pareja artística, en 1956 actúa con la mismísima Grace Kelly en El cisne, una de las últimas películas de la futura princesa antes de fijar su residencia en Mónaco. En 1958 llega la que es sin duda una de sus películas más recordadas, Gigi, en la que vuelve a trabajar con Vincente Minnelli. Es también el narrador en dos largometrajes de Billy Wilder, Ariane e Irma, la dulce.

Durante los últimos 60 y casi toda la década de los 70, y como era habitual en muchos actores clásicos de cierta edad de su generación, encuentra refugio principalmente en la pequeña pantalla en series y, sobre todo, telefilms, pero curiosamente vuelve al cine en los 80, interviniendo en películas de de escasa repercusión si exceptuamos su participación en una de las entregas de James Bond, Octopussy. El año del cometa, en 1992, supone su despedida del 7º Arte. Retirado de su profesión, el actor nos dejó, como ya he adelantado al principio de este post, el día de San Valentín del pasado año, a la respetable edad de 93 años.

No quiero terminar este recuerdo sin mencionar la desaparición, también poco publicitada y por las mismas fechas, de otra actriz de la misma quinta que Jourdan: la estadounidense Lizabeth Scott (29-9-1922) nos dejaba catorce días antes que el intérprete francés más de cuatro décadas después de haber abandonado su profesión y con un solo año menos de edad que él. En los 40 y en los 50 se forjó una sólida carrera, participando en títulos como El extraño amor de Martha Ivers, Callejón sin salida, Ciudad en sombras, La hija del pecado o El soborno. Sus rasgos duros, sus imponentes ojos y su largo cabello rubio la convirtieron invariablemente en una de las femme fatales más habituales del cine de su época.

viernes, 12 de febrero de 2016

Completando filmografías: Grace Kelly

Con la adquisición de Los puentes de Toko-Ri y La angustia de vivir en una económica edición en DVD, completo por fin la tarea de ver toda la filmografía de la inolvidable Grace Kelly. No era una empresa difícil, ya que sólo participó en 11 largometrajes entre 1951 y 1956, pero lo cierto es que no fue hasta hace dos años, cuando leí la biografía de Donald Spoto (reseñada aquí) cuando me percaté de la brevedad de esa carrera en la gran pantalla. Es curioso, porque desde bien jovencito he conocido a Grace Kelly y he visto sus principales títulos (para mí: Solo ante el peligro, Mogambo y sus tres colaboraciones con Hitchcock, una de las cuales, La ventana indiscreta, hasta tuve el placer de ver en pantalla grande a mediados de los 80), pero no ha sido hasta este último año y medio cuando me he decidido a abordar el resto de sus trabajos: las seis cintas suyas que me quedaban por ver.

Creo que la filmografía de Grace Kelly es absolutamente fascinante porque prácticamente no tiene desperdicio. Quizá con la excepción de Catorce horas (en la que tiene un breve papel), Los puentes de Toko-Ri (básicamente un documental militar en el que tampoco aparece demasiado) y Fuego verde (unánimemente considerada su peor película, aunque a mí me pareció entretenida), todas sus demás intervenciones para la gran pantalla son obras magistrales en mayor o menor medida y clásicos del cine. En el breve período de un lustro (tan sólo en 1954 participó en cinco títulos), Grace se forjó una leyenda inolvidable entre las grandes estrellas del celuloide. Siempre, siempre, siempre me lamentaré de que abandonará el 7º Arte para entrar a formar parte de una casta, la aristocracia, que no cuenta precisamente con mi simpatía….

Filmografía para cine de Grace Kelly
-11  largometrajes (vistos 11)

1951 Catorce horas
1952 Solo ante el peligro
1953 Mogambo
1954 Crimen perfecto
1954 La ventana indiscreta
1954 Los puentes de Toko-Ri
1954 La angustia de vivir
1954 Fuego verde
1955 Atrapa a un ladrón
1956 El cisne
1956 Alta sociedad

Filmografía para TV de Grace Kelly
-38 episodios en series de TV y 1 telefilm (vistos 0)

Grace Kelly comenzó su carrera en televisión, participando en un total de 39 títulos para la pequeña pantalla entre 1950 y 1954. No he visto nada del trabajo televisivo de la actriz y tampoco estoy especialmente interesado por hacerlo. Mi devoción por Grace no llega a tal extremo de completismo, aunque tampoco descarto ver algunas de estas obras si tengo ocasión.



jueves, 11 de febrero de 2016

La angustia de vivir

La angustia de vivir (The Country Girl, George Seaton, 1954) era el único largometraje de Grace Kelly que aún no había visto. Cuenta la historia de un actor y cantante en horas bajas (Bing Crosby), alcoholizado tras un trágico suceso, y de su sufrida esposa (Grace Kelly), así como del intento de recuperar su carrera por parte de un director teatral (William Holden). Resulta curioso lo relativamente desconocido que es este film dentro de la filmografía de la actriz americana pese a que su papel en él le valió su único Oscar. Y es que, con premios o sin ellos,  es verdad que tanto ella como Crosby están absolutamente soberbios como los componentes del atormentado y difícil matrimonio que conforman en la cinta.

Está basada en la obra teatral de Clifford Odets y su adaptación al cine le supuso también a su director George Seaton el Oscar al mejor guion en el año de su estreno.

La próxima e inmediata entrada también estará dedicada a la actriz, precisamente con motivo de haber completado el visionado de su filmografía.

Pesadillas

Me reencuentro con Pesadillas por motivos similares a los que me llevaron a volver a ver hace unos meses Holocausto Radiactivo, Killdozer y Llegan sin avisar, conformando las cuatro cintas, aunque de manera no premeditada, una especie de ciclo “fantástico-nostálgico” con posible continuación. Se trata de largometrajes, dentro del citado género, de los que guardo algún recuerdo especial y básicamente sentimental que me ha llevado a rescatarlos del pasado.

Durante muchos años recordaba vagamente una película compuesta por varias historias de terror, una de las cuales trataba sobre un joven que se veía perseguido por el personaje de un videojuego. Recordaba que ese fragmento se titulaba El obispo… “de algo”, pero nada más. Al final, con una sencilla búsqueda en Google, di con este largometraje cuyo título había olvidado. Lo vi en uno de aquellos entrañables programas dobles en el antiguo Cine Avenida de mi pueblo –por supuesto, ya extinto–. La revisito más de tres décadas después, como ya he dicho motivado por la nostalgia de ese capítulo que me trae muy bonitos recuerdos de aquella época, especialmente porque fui un adicto a los recreativos y a las máquinas de marcianitos en aquella la década de mi adolescencia, un ambiente que refleja perfectamente esta segunda historia de las cuatro que componen Pesadillas. Las otras tres me resultan bastante menos interesantes y no reviven en mí ninguna sensación especial.

Dirigida por el televisivo Joseph Sargent en 1983, entre sus protagonistas más conocidos encontramos a Veronica Cartwright, Lance Henrikssen, a un jovencísimo Emilio Estevez (precisamente el actor principal del famoso segundo capítulo) y a Albert Hague, en aquella época muy popular gracias a la serie Fama