"Un hombre que limita sus intereses limita su vida" (Vincent Price)

sábado, 29 de junio de 2013

El valle de Gwangi (Homenaje a Ray Harryhausen)

(Había preparado este artículo para celebrar lo que hubiera sido el 93 cumpleaños de Ray Harryhausen hoy 29 de junio. Tras su fallecimiento el pasado mayo, se convierte, por desgracia, en un homenaje póstumo).

Dos fechas
Es jueves 25 de agosto de 1994, las 11.30 de la mañana. Mi vídeo Hitachi está ya preparado para ponerse a grabar la cinta virgen que hay en su interior. En esa época estoy realizando la prestación social sustitutoria, pero ese día me he arriesgado sin dubitación a ser amonestado por no asistir al centro al que me han destinado para poder ver la película que emite TVE. Es un título con el que esperado mucho tiempo poder volver a reencontrarme, exactamente quince años: El valle de Gwangi, dirigido por Jim O´Connolly en 1969 pero tras cuya génesis se encuentra el legendario maestro de la animación Ray Harryhausen. Curiosamente, en ese mismo 1994, unos pocos meses antes, he tenido ocasión de conocer en persona al técnico de efectos especiales del que soy admirador desde hace tanto tiempo...


Mi historia de amor cinéfilo con este largometraje y con su creador se remonta al viernes 1 de enero de 1979. Mis recuerdos de aquella primera experiencia con el trabajo de Harryhausen son algo difusos, pero la fecha es exacta porque la he podido confirmar en varias fuentes. Imaginaos a un niño de 9 años absorto ante la televisión. Juraría que el hecho acaece en casa de mis abuelos; no es algo que pueda confirmar definitivamente pero creo que así fue. La televisión me parece que era en blanco y negro, razón por la cual durante muchos años creí que Gwangi se había rodado sin color. Es posiblemente la primera vez que la emite TVE, y seguramente la primera vez que muchos españoles tenemos ocasión de ver el film, puesto que no se estrenó en cine en nuestro país en su momento.

James Franciscus y Gila Golan, encandilados con el caballito Diablo
Y allí está ese niño –por supuesto, yo– embelesado por la historia de la cinta y por las criaturas que en ella aparecen. No sólo por el propio dinosaurio que le da título, sino también por el maravilloso caballito en miniatura que interviene en ella. Durante mucho tiempo, esta simpática criatura, así como el final de la película, fue lo que más recordé de ella. Ni siquiera tenía claro su título, que creía que era algo así como “El valle de Mowgli”. Evidentemente, no creo que prestara mucha atención al nombre de Ray Harryhausen en aquella primera ocasión en que presencié, disfruté y viví una obra suya.

Han pasado dos años. He crecido un poco y ya comienzo a interesarme más por el cine, por conocer los nombres de los actores, directores, técnicos y artistas que intervienen en las películas a las que tengo acceso. Y, cuando se estrena Furia de titanes, sí que asimilo para siempre el nombre del creador de sus efectos. Poco después veo también Jasón y los Argonautas, estrenada en España con casi veinte años de retraso, y tengo el recuerdo algo más difuso pero bastante probable de acudir al cine por esas fechas a ver además Simbad y el ojo del tigre. Ray Harryhausen tiene, para siempre, un fan más de entre su inmensa legión de ellos en el mundo. A lo largo de los siguientes años iré conociendo más y más detalles y anécdotas de su carrera y conseguiré ver otras películas, y esperaré con ansia el poder volver a ver la película que me lo descubrió, ese El valle de Gwangi cuyo segundo visionado llega por fin tres lustros después del primero. ¡Ni qué decir tiene que, en estos tiempos más modernos en los que no es tan difícil hacerse con una película, la tengo en DVD y puedo revisitarla cuando quiera!

Gwangi visita Cuenca y siembra el pánico en Almería

Dinosaurios y vaqueros
El valle de Gwangi fue la culminación de un empeño de Ray Harryhausen aplazado durante largo tiempo: retomar alguna de las antiguas ideas de su mentor Willis O’Brien y llevarla a la pantalla. En 1969 Ray pudo por fin ver cumplido ese sueño, aunque por desgracia su maestro había fallecido ya siete años antes. Durante la época en que trabajaron juntos, O’Brien le había hablado a Harryhausen de un proyecto suyo para el que también había dibujado algunos bocetos. La historia versaba sobre cowboys que perseguían dinosaurios y los cazaban a lazo. Posteriormente, este argumento fue desarrollado por William Blast con la colaboración de Julian More, y resultó en una especie de mezcla entre El mundo perdido de Conan Doyle y un remake de King Kong. La historia no era especialmente original, pero, ¿a quién le importaba, si podía disfrutar durante el film de un buen montón de criaturas harryhausenianas? Se reunió un equipo técnico y artístico liderado por el director estadounidense Jim O’Connolly, con producción una vez más del infalible Charles H. Schneer y con un reparto bastante anodino en el que destacaba el apuesto James Franciscus acompañado de la actriz polaca Gila Golan, que tuvo una efímera carrera cinematográfica entre 1965 y 1969 si exceptuamos una última intervención en un film de 1984. Entre los secundarios se encontraban el veterano actor estadounidense Richard Carlson, el británico Laurence Naismith, que ya había colaborado con el tándem Schneer/Harryhausen en Jasón y los Argonautas, el uruguayo Gustavo Rojo y Freda Jackson, que volvería a aparecer en Furia de titanes. El rodaje tuvo lugar, una vez más, en ese suelo español al que tan aficionado era Ray sobre todo por lo económico de trabajar en él. Es fácil reconocer en la cinta la plaza de toros de Almería, la catedral de Cuenca y la Ciudad Encantada de la misma provincia, entre otras localizaciones.


Gwangi supervisa el guión junto a Ray Harryhausen
The Valley of Gwangi, estrenada en el verano de 1969, fue un fracaso de taquilla. El mismo Harryhausen lo achacó siempre a la mala gestión de la distribuidora del film en EE.UU., una Warner Bros que acababa de cambiar de propietarios y no sólo no promocionó la película, sino que la endorsó en programas dobles con otras cintas de inferior calidad. Muchos fans del mago del stop-motion tampoco parecen tenerla en demasiada estima e incluso la consideran un trabajo “menor” de Ray. Para mí, sin embargo, Gwangi ha sido una película esencial y decisiva en mi vida y, sin considerarla entre las mejores de Harryhausen, sí que me gusta mucho y la disfruto cada vez que la revisito, y considero que tiene grandísimas escenas de animación. El mismo Steven Spielberg rindió homenaje a una de ellas –aquella en la que Gwangi se come a un pequeño dinosaurio– en Parque Jurásico. Y es que Ray Harryhausen, aún con la más modesta de sus películas, marcó a toda una generación de directores de cine fantástico y, por ende, al género en sí. ¿Quién lo pone en duda a estas alturas?

Enlaces de interés:
Magnífico reportaje gráfico de la web alemana http://www.western-locations-spain.com con fotografías comparativas de los lugares de rodaje de El valle de Gwangi en el momento de la producción y hace pocos años: http://colossa.blogspot.com.es/2011/12/gwangi-localizaciones.html

martes, 25 de junio de 2013

Nos dejó Richard Matheson

Todo un personaje esencial en el género fantástico –literario, cinematográfico, televisivo– nos dejó este domingo a los 87 años de edad tras una larga enfermedad: el escritor y guionista estadounidense Richard Matheson. Recordar su gran currículum a cinéfilos y bibliófilos parece innecesario, pues es autor de algunos de los más populares libros de ciencia ficción del siglo XX y de los más adaptados a las pantallas grande y pequeña. En cualquier caso os remito a este pequeño homenaje que le hice hace un par de años:

domingo, 23 de junio de 2013

L’annulaire

A la directora gala Diane Bertrand le tenemos que agradecer que descubriera para la gran pantalla a la deliciosa Olga Kurylenko: la ucraniana residía en Francia, donde comenzó su carrera como modelo, cuando en 2005 tuvo la oportunidad de interpretar su primer largometraje para cine, L’annulaire (“El anular”), basado en una novela de la japonesa Yoko Ogawa. Poco después llegarían Paris, je t’aime, donde yo personalmente descubrí a la actriz, y el salto a Hollywood y a la fama internacional, sobre todo tras convertirse en chica Bond en Quantum of Solace.

Película narrada con gran sensibilidad y que sabe aprovechar y explotar como quizá no lo ha hecho ninguna otra la sensualidad de su protagonista, nos cuenta la historia de Iris, una joven que comienza a trabajar como secretaria en una extraño laboratorio situado en una vieja finca en la que su director (Marc Barbé) confecciona y almacena “especímenes”, en realidad recuerdos y objetos preservados de los clientes que acuden a solicitar los servicios de este peculiar personaje.


Se trata de una especie de cuento fantástico en el que, curiosamente, para mí sobran el par de escenas de sexo que tiene y que pienso que rompen el encanto de la historia. Aunque me lo paso muy bien con películas como Centurión, Oblivion, o la entrega de James Bond antes citada, creo que este es con diferencia el mejor papel que he visto interpretar a Olga Kurylenko.

domingo, 16 de junio de 2013

Un viejo amigo

Es cierto que era un edificio, pero para mí, cuando el Cine Oma cerró sus puertas en 1997 y fue demolido algún tiempo después, fue como perder a un viejo amigo. Un amigo que había sido una constante en mi vida durante cerca de dos décadas, en donde había atesorado miles de experiencias fílmicas y que, junto con los otros cines clásicos de mi ciudad, había forjado mi amor por el 7º Arte. En él presencié muchas de las películas que se han convertido en esenciales en mi trayectoria cinéfila. Incluso recuerdo haber tenido el privilegio de poder ver en su pantalla títulos que ya entonces eran “antiguos” como Lo que el viento se llevó, Ben-Hur, Vértigo, Senderos de gloria o La ventana indiscreta, un lujazo que la ignorancia, la incultura y la simple necedad nos han negado en nuestros días.

Vivimos muy malos tiempos para el cine y para los cines. No quiero insistir en denunciar los grandísimos enemigos que estos locales tienen porque ya lo he hecho en repetidas ocasiones y me cansa. En mi ciudad tenemos la gran suerte y el lujo de contar todavía con cines, pues el Oma fue sustituido por un complejo multi-salas, Alucine,  que, sin poder ni deber compararse con los cines de otras épocas, satisface al menos nuestra adicción a ver películas en pantalla grande. Es el único local en casi 25 km a la redonda, aunque a veces me pregunto si los ciudadanos de mi localidad y de las de alrededor son conscientes de la gran suerte que tenemos al respecto, de que tenemos cines a un paseo desde casa y por precios tan bajos como 4 euros en el día del espectador. Somos una de las poquísimas urbes de la provincia de Valencia que dispone de programación cinematográfica fuera de la capital
 
Izq.: el Cine Oma en los primeros 90. Der.: la finca que ocupa su lugar en la actualidad

Os voy a confesar una cosa: tengo un sueño recurrente en el que el Cine Oma sigue “vivo”, o vuelve a reconstruirse. Sueño a menudo con eso, y es que lo echo mucho de menos; una parte de mi corazón se quedó en él para siempre, y pienso que, de no estar gobernados por merluzos ambiciosos y sin escrúpulos, el edificio se podía haber salvado tanto para proyectar películas como para muchos otros menesteres.

Siempre quise “explorar” aquel cine y sacar fotografías de su interior, sobre todo cuando ya se supo que su destino estaba sellado… No lo hice por vergüenza, pero afortunadamente mi paisano Víctor Peiró fue más atrevido que yo, y en su blog personal podéis ver el reportaje fotográfico que realizó al Cine Oma cuando sus puertas ya habían cerrado al público y su fin era inminente. Muchas gracias, Víctor, por estos recuerdos…

domingo, 9 de junio de 2013

¡Felicidades, Natalie!

Parece que fue ayer cuando una muchachita menuda de corta melena oscura nos encandiló a medio mundo en El profesional con su personaje de Mathilda, una niña despierta y atrevida que no tenía más capricho que convertirse en asesina y vengar así la muerte de su familia. Aquel fue el primer papel para cine interpretado por Natalie Portman y de eso hace casi ya dos décadas. Natalie, que cumple 32 años precisamente hoy, es en la actualidad una mujer casada madre de un niño que se ha convertido indiscutiblemente en una de las actrices más solventes y populares del cine actual con un buen montón de trabajos destacables a sus espaldas, un Oscar de Hollywood y un sinfín de seguidores entre los que se encuentra, por supuesto, un servidor… Pero os voy a confesar un secreto: ando algo enfadado con ella porque nos tiene un tanto olvidados a los fans: desde el estreno de Caballeros, princesas y otras bestias (sin lugar a dudas, lo peor de su filmografía) en julio de 2011, no nos ha permitido disfrutar de su presencia en la gran pantalla. Se lo perdono, por supuestísimo, porque sé que anda muy ocupada ejerciendo de mamá y porque, después de dos años de ausencia en los cines, en este 2013 nos va a obsequiar con tres trabajos suyos: dos películas con el controvertido Terence Malick (Knight of Cups y la inicialmente titulada Lawless, ambas sin fecha definida de estreno) y Thor: el mundo oscuro, su segunda intervención en la saga del superhéroe de la Marvel que podremos ver a principios de noviembre. Aunque, sin lugar a dudas, la película de Natalie Portman que más ganas tengo de ver es el western que produce y rueda en la actualidad y que no llegará hasta 2014, Jane Got a Gun. ¡Felicidades, Natalie, y no nos tengas tan desamparados!